La actitud antidemocrática y dictatorial del gobierno de Maduro al inhabilitar a la precandidata María Corina Machado, indican su temor ante la aceptación masiva de esta líder opositora. La fuerza arrolladora de María Corina Machado es contundente, la ciudadanía quiere un cambio para Venezuela y Maduro al igual que el presidente de Nicaragua Daniel Ortega, saca del juego a sus adversarios políticos.
El evento electoral a realizarse el próximo 22 de octubre es una fase transicional para ir a la elección del próximo presidente de Venezuela en el año 2024. El gobierno trata de confundir a la ciudadanía dispuesta a un cambio en el país. Se trata de transformar una situación política y económica fracasada que condujo a la nación venezolana en poco tiempo, a más de un siglo de atraso.
La polarización política en nuestro país, se convirtió en un escenario de odios, Venezuela vive desde hace 23 años un ambiente de violencia.
Esa realidad está unida a las amenazas, represión del Estado a los opositores, inhabilitaciones, descalificación y presos políticos. La narrativa de enfrentamientos y guerra que promovió Chávez y fue continuada por Maduro, se une al triste cuadro salarial de los trabajadores venezolanos.
Por esas razones, Venezuela es una nación dónde se acabó la independencia de los poderes públicos y no hay alternabilidad en el poder, instaurandose una dictadura institucional.
Las elecciones primarias para la selección de una candidatura presidencial de oposición, tiene una trascendencia incalculable, pues allí se va a demostrar la fuerza social a la que le teme el gobierno. Lamentablemente, le han dado un golpe electoral a la oposición al inhabilitar a María Corina Machado. Con esta acción fascista del gobierno de Maduro, la salida electoral al actual caos del país se hace cada vez más difícil.