El día viernes 21, falleció en la ciudad de Coro, Estado Falcón, nuestro querido Víctor Rodríguez "Manito". Desde las trincheras de combate, quien no recuerda a este este valioso luchador, murió, como han muerto los verdaderos y dignos revolucionarios, sin patrimonio ostentoso, sin ocupar cargos políticos de dirigencia en ningún gobierno. Como el bien decía "la lucha por el pueblo, hay que darla con el pueblo mismo".
Se forjo al fragor en lo político y militar en las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN). Tubo sobre sus hombros la responsabilidad de coordinar las tareas de la retaguardia, tanto en el campo como en la ciudad. Alcanzo, gracias a su valentía y coraje, el honor de ser parte de la dirección del Partido de la Revolución Venezolana (PRV).
Junto a su camarada y amigo, el comandante Douglas Bravo siguieron la senda en el movimiento Tercer Camino- Ruptura.
En ese devenir histórico, marcado por la impronta insurreccional, participó en los movimientos cívico-militar del 04 de febrero y 27 de noviembre de 1992.
Sin ánimos de caer en un lugar común, me atrevo a aseverar, que "Manito", fue un ser de esos que solo uno suele conocer en obras épicas, con la marcada diferencia, que él, jamás se auto renombraría, para dar cuenta de sus acciones revolucionarias, no le era propio, ya que la humildad, la sencillez y el amor por el otro, expresado en su cotidianidad como humanista sinigual, no se lo permitiría.
Fueron tantos momentos de cuitas compartidas, de relatos históricos y aleccionadores que viví junto a él, que me cuesta aceptar su partida física.
Su accionar moral y ético, dejo huella imborrable en todos los que lo conocimos, su risa bonachona y su condición conciliadora, lo hacía necesario en muchos de los debates políticos en los que participábamos, que por veces subían de tono.
Su solidaridad incondicional, la viví en primera persona, en un momento álgido de mi salud, "Manito", siempre "Manito", al lado ayudando, dándote ánimo.
Su corazón era tan grande que su cuerpo le quedaba pequeño, yo se lo decía y se sonrojaba. No era mucho de halagos y reconocimientos. Pero se los merecía y en demasía
"Manito" junto a ti seguiremos clamando, "La lucha justa es, luchar hasta vencer".
Hasta la Victoria siempre amigo y camarada
Virginia King