Editorial

Unir a las fuerzas auténticamente democráticas para derrotar al autoritarismo

Hay quienes dominan la práctica de «mirar para otro lado» con una maestría asombrosa. Particularmente en estos momentos aciagos en los que el país se debate entre el foso del autoritarismo o abrir paso a una nueva ─y no menos difícil─ situación en la que, con la lucha organizada y decidida, podamos recuperar los derechos que la cúpula corrupta del Gobierno de Nicolás Maduro le ha arrebatado a las familias trabajadoras.

A estas alturas, para nadie es un secreto que el principal aliado de la ofensiva sin cuartel que mantienen los empresarios y los patronos contra la clase trabajadora venezolana es el propio presidente Maduro. Sin embargo, algunos prefieren fingir con disimulo que no se han dado cuenta de que el Gobierno-PSUV se ha convertido en el más eficaz operador político del gran capital en Venezuela y que su misión es preservar a toda costa las ganancias de la burguesía y, desde luego, sus propios negocios.

A esos que voltean la cara les recordamos ─como escribió el poeta guatemalteco Otto René Castillo─ que un día «serán interrogados por el hombre sencillo de nuestro pueblo» sobre lo que hicieron «cuando los pobres sufrían, y se quemaba en ellos, gravemente, la ternura y la vida».

El Partido Comunista de Venezuela (PCV) ha dado un paso al frente. Los hombres y mujeres de esta organización han decidido unir fuerzas con todos aquellos que vean en la Constitución una ruta para superar esta etapa terrible.

Unidad de las fuerzas auténticamente democráticas para hacer frente a la deriva reaccionaria. Unidad para confrontar al autócrata cool que baila coreografías para volverse «viral» y graba pódcast con influencers, mientras persigue y encarcela a activistas políticos, sociales y sindicales por todo el país. Para detener al hombre que, entre oraciones y rituales en tarima, reduce impuestos a los empresarios y permite a Chevron saquear al país hasta 2050. Para decirle no al que invoca «baños de sangre» y alzamientos militares si el resultado electoral no le es favorable; al que quiere convencer al mundo de que la destrucción del salario, la pulverización de las prestaciones sociales y el desmontaje de las convenciones colectivas son políticas «socialistas».

Hay que derrotar a Nicolás Maduro y abrir cauce a la reinstitucionalización del país. La permanencia de la cúpula corrupta del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en el poder es un obstáculo para la restitución de los derechos consagrados en la Constitución; mientras permanezca enquistada allí, luchar será un delito en Venezuela. Y es esta dramática situación la que exige la construcción de una alianza político-electoral más allá de la izquierda.

Pero no se trata de una alianza de cualquier tipo; no estamos hablando de «salir de Maduro como sea». Mucho se ha escrito sobre cómo debería ser una transición en Venezuela. Para el PCV hay al menos 10 cosas que deben ser asumidas sin dilación por un Gobierno que aspire a reconstruir el país: 1. Revertir la política de destrucción del ingreso; 2. cuantificar y reconocer la deuda del Estado con los trabajadores activos y jubilados; 3. restablecer las convenciones colectivas de trabajo; 4. avanzar hacia un sistema de seguridad social integral, universal, público y solidario; 5. recuperar los servicios públicos básicos; 6. conceder libertad plena a los trabajadores presos por luchar o por realizar denuncias; 7. reenganchar a los trabajadores despedidos de manera ilegal e injustificada; 8. restituir y respetar la autonomía de las organizaciones políticas, sociales y sindicales; 9. derogar el Memorando-Circular 2792 y el nefasto Instructivo de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre) y 10. restablecer la legalidad en las organizaciones con fines políticos intervenidas judicialmente.

En estas demandas hemos coincidido con el candidato presidencial Enrique Márquez, con quien firmamos unas bases programáticas para un Gobierno de Emergencia y Unidad Nacional. Como el país sabe, el emblemático Gallo Rojo está secuestrado por órdenes de Nicolás Maduro. De tal modo que el llamado de la genuina militancia comunista para este 28 de julio es a votar en la tarjeta electoral de Centrados en la Gente.

¡Sí podemos devolverle la dignidad al pueblo trabajador venezolano!



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