La República Bolivariana de Venezuela se acerca a una encrucijada que determinará su devenir histórico en los próximos años. La elección del 28 de Julio nos obliga, como venezolanos y venezolanas conscientes, a fijar una posición respecto a lo que nos sucede y lo que aspiramos cambie radicalmente en función de avanzar en llevar a la práctica el ideal del Libertador Simón Bolívar: "el sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política".
La realidad del momento nos obliga a expresar lo que acontece, alineados a nuestros valores y cultura, pues se trata de abordar la misma soslayando, estados de ánimo, prejuicios, pasiones e indisposiciones por lo acontecido en los últimos años. Se trata de poner énfasis en los intereses nacionales y particularmente de todos los ciudadanos, pues estamos ante una elección de gran significado en medio de una gran confrontación mundial, donde está en juego el destino de nuestro país.
Vivimos en un mundo cada día más complejo y difícil de desentrañar para su comprensión. Un mundo donde cada día priman más los intereses de las grandes corporaciones, por encima de la vida humana. Un mundo en una constante disputa por la primacía económica y militar entre las grandes potencias en un brutal forcejeo por los mercados de materia prima y de consumo. Un mundo donde la verdad es cada vez más inexistente, donde se inventan informes para justificar guerras e invasiones. Un mundo donde se proclaman cruzadas contra el terrorismo, mientras se les financia y apertrecha militarmente. Un mundo que avanza cada día en la carrera hacia la guerra nuclear, que coloca a la humanidad a minutos de la destrucción total y la desaparición de la vida humana. Un mundo cada vez más desigual, donde el 1% de la población acumula el 75% de la riqueza existente. Un mundo donde los más ricos, traspasan centenares de miles de millones de dólares a paraísos fiscales. Un mundo donde cada día aumenta la destrucción de la naturaleza, con consecuencias terribles para todos los seres vivos.
Del mundo bipolar de la guerra fría pasamos al mundo unipolar y el fin de la historia, con los Estados Unidos, como único hegemón mundial. De la embriaguez unipolar despertamos un buen día con la crisis del 2008. Hoy el mundo se debate entre el hegemón y el surgimiento de otros bloques de poder que cada día reclaman con mayor fuerza su participación. La América del sur, por la falta de visión integradora en sus oligarquías y élites gobernantes, no figura en este juego de equilibrio de poderes.
Hoy en el mundo, las fuerzas del capital, las viejas potencias y las Naciones Emergentes, se enfrentan en una lucha por la multipolaridad, lo que no significa en favor de los pueblos y naciones, sino por la repartición de los mercados.
Sin duda, esa competencia por la multipolaridad, pudiera significar algo positivo para los pueblos explotados, anclados en el pasado, sujetos a la invasión de los capitales externos y para los que, como Venezuela, estamos entrampados en la dependencia del ingreso petrolero.
El Universo multipolar, podría significar un mejor escenario para los pueblos nuestros, mas no nuestra salvación.
Solo ofrecería, nuevas y más alternativas para negociar y relacionarnos, más no es una automática salida del estado de sujeción como economía dependiente que somos. Aunque nos abre otras alternativas, la lógica del capital y su tendencia al engullimiento de los beneficios seguirá campante.
Durante todos estos años de dura lucha contra las medidas coercitivas y unilaterales impuesta por el imperio globalista, en particular estadounidense, el pueblo venezolano no ha dejado de hacer sentir su voz, contra las políticas de terror de los sectores oligárquicos y sus grupos políticos, que hoy se presentan, nuevamente, a buscar el voto del pueblo que han golpeado salvajemente.
No les ha bastado a los oligarcas de la extrema derecha el magnicidio, el terrorismo, los intentos de invasión, las sanciones, la especulación y escasez programada, la guerra contra nuestra moneda, el financiamiento y entrega de armas a bandas paramilitares, el desconocimiento del estado de derecho, la negación de la Constitución de nuestra nación, entre otras acciones. Unido a lo anterior, debemos destacar la corrupción, la impunidad, la ineficacia y la ineficiencia en la gestión pública, que ha permeado a los más altos niveles de mando de la Administración Pública Nacional y que se han transmutado en graves daños económicos, éticos, sociales y políticos, a la sociedad venezolana.
Por lo anterior, la tarea del crecimiento y la recuperación económica, fundamentada en un proyecto estratégico, que impulse la soberanía productiva, implica al mismo tiempo, hallar una opción que impulse, oriente y consolide la transformación del estado y sobre todo represente y defienda nuestros intereses nacionales ante los intereses del capital foráneo.
De las opciones electorales en esta competencia polarizada, la que representa el señor Edmundo González Urrutia, su programa, apoyado por el gobierno de los EEUU, tiene como fundamento la privatización total del estado. Privatización de la salud, educación, pensiones, suministro de electricidad, agua, gas, telefonía e internet, aseo urbano, transporte público, playa y espacios públicos, canchas, estadios, cementerios, cárceles, entre otros. Un programa neoliberal, muy parecido, al que, en este momento, sufre el pueblo argentino bajo el régimen de Javier Miley, condenando al desempleo a millones de trabajadores.
Por otro lado, está la candidatura del presidente Nicolás Maduro, una parte importante de cuyas políticas, no han fortalecido, en lo esperado, el bienestar de los sectores populares, minimizando variados programas de bienestar social. Asimismo, la manera de abordar el tema salarial, ha implicado depositar sobre los hombros de los trabajadores una parte importante del peso de la crisis, debido en buena parte a la carencia e insuficiencia de instrumentos y medios económicos y financieros para frenar la inflación y amortiguar los efectos de la crisis nacional. Aunque, también es necesario reconocer, a lo largo del proceso, se ha intentado compensar la situación, incrementando el Ingreso real de los Trabajadores, Jubilados y Pensionados, a través de la asignación de variados Bonos y Compensaciones, lo que se ha conocido como Bonificación del salario, además del subsidio a los servicios públicos. Estas medidas, en el futuro inmediato deberían ser expresadas a través de nuestras leyes y contrataciones colectivas, de manera que se reflejen en mayores beneficios, como prestaciones sociales, vacaciones y aguinaldos.
Entendiendo que todos estos procesos están vinculados a la recuperación de la actividad económica y muy particularmente de la actividad petrolera.
Entre estas dos opciones: la opción privatizadora y liquidadora del estado, representada por Edmundo González Urrutia y la opción del presidente Nicolás Maduro, a pesar de los profundos elementos críticos que tenemos a su gestión, creemos que esta, representa una oportunidad con mayor validez para las grandes mayorías desfavorecidas.
Bajo estas consideraciones y entendiendo que abstenerse, o votar por una candidatura, como la de Urrutia, que privatizaría la vida pública nacional, provocando el despido de millones de trabajadores, para fortalecer los intereses de los grandes capitales del mundo, lo cual no representa una opción beneficiosa para el pueblo de Venezuela, optamos por apoyar, inequívocamente, la candidatura del Presidente Nicolás Maduro, en el entendido que representa la defensa de la soberanía e independencia patria. No dejamos de sostener las críticas, consideraciones y llamados a la rectificación que aquí hemos hecho, y que seguirán formando parte del motivo de nuestras luchas y reflexiones.
Suscribimos este documento:
Enrique León, Pablo Ramírez, Daniel Rodríguez, Carlos Patete, Henry Tachinamo. Ángel Quijada, Acisclo Hernández, Carlos Coa, Enrique Marcano, Carlos Ivima, Eligio Damas, Erasmo Marcano, Gustavo Indriago, Gustavo Ramos, Juan Guevara, Luz Mujica, Marco Martínez, Wilfredo Oviedo, Marisela Núñez, Miguel Pulgar, Orlando Zambrano, Wilmer Aguilar, Cesar Franco Rivero. Frank Guevara, Freddy Suarez. Jesús Galindo. Manuel Lopenza, Sandra Morillo Mendoza, Argenys Moreno, María Valentina Leonett. Richard Mata, Hendrys Figueroa, Tomas Cumana, Rafael Laucho, Simon Boada, Luis Montero Contreras, Freddy Gil, José Pulido, Néstor Ramos, Mauricio Mudarra, Claritza Figueredo, Ángela Reátegui Delgado, Wolgang Malavé, Douglas Hernández, Esperanza Rodríguez, Hugo Noguera, Carmen del Valle de Poso, Manuel Poso Alcalá, Daniel Milano, Mario Alejandro Quiñones, Yamileth León Solórzano.