Medidas neoliberales
La burocracia del Partido Comunista cubano ha implementado una serie de medidas económicas que, bajo el pretexto de enfrentar los efectos del bloqueo económico, están llevando al país hacia una restauración capitalista. Este proceso se manifiesta en una combinación de ajustes económicos y decisiones políticas neoliberales que alejan a Cuba de los principios socialistas.
En lugar de girar hacia la izquierda basándose en el control proletario de la economía, las reformas impulsadas de la burocracia estalinista gira hacia la derecha con políticas alineadas con la lógica capitalista, que privilegia la acumulación de capital y abre espacios para la intervención de capital extranjero y la formación de una clase burguesa cubana. Esta transición encubierta, además de introducir profundas desigualdades en el acceso a bienes y servicios, amenaza con cimentar las condiciones para una plena restauración capitalista en el país.
Aumento de Precios en Servicios Esenciales
A partir del 1 de enero de 2024, el gobierno cubano implementó un notable incremento en los precios de servicios esenciales que impactan directamente en las condiciones de vida de la clase trabajadora y los sectores más vulnerables. Estas medidas incluyen el aumento del precio de la electricidad en un 150% en promedio, 200% en el costo del agua y el precio del gas en un 180%.
Para los marxistas los servicios esenciales como la energía, el agua y el gas son necesidades básicas que deberían ser socializadas y accesibles a toda la población sin barreras económicas. El aumento de precios, sin embargo, refleja una tendencia hacia la mercantilización de estos recursos y responde a una lógica de mercado que busca equilibrar el presupuesto estatal a expensas de la población. Esta práctica es característica de los ajustes neoliberales como los de Javier Milei argentina, donde los servicios básicos se convierten en mercancías que generan ingresos para el Estado y las empresas privadas.
Este aumento representa una desviación del socialismo, donde estos servicios deberían estar garantizados y protegidos como derechos fundamentales. La subida de precios impuesta en Cuba genera una carga económica adicional para los trabajadores, que son quienes más dependen de los subsidios y precios accesibles para sobrevivir. Al aplicar esta política, el gobierno cubano adopta una postura que carga los costos de la crisis sobre los hombros de los trabajadores, mientras mantiene intactos los intereses de la burocracia estatal.
Incremento en los Precios de los Combustibles
Junto a los aumentos en los servicios esenciales, el precio de los combustibles también ha experimentado un notable incremento como la gasolina en un 120% y del diésel en un 130%.
Estos aumentos elevan el costo de vida y afectan negativamente a la producción y al transporte, encareciendo bienes y servicios en toda la economía. En un modelo verdaderamente socialista, el Estado debería asegurar el acceso a estos recursos estratégicos a precios reducidos, garantizando su disponibilidad para satisfacer las necesidades colectivas, en lugar de convertirlos en una fuente de ingresos fiscales. Sin embargo, la lógica detrás de estos aumentos revela una prioridad hacia la estabilidad fiscal, típica de un enfoque capitalista en el que la economía se organiza en función de maximizar la eficiencia financiera del Estado.
Eliminación del Subsidio Universal en Alimentos
Otro golpe directo a la clase trabajadora fue la eliminación del subsidio universal en alimentos. En su lugar, los precios de los productos alimenticios ahora varían en función de los ingresos de cada persona, con un incremento promedio del 100% en productos básicos. Esto introduce un sistema de segmentación igual a la dinámica del mercado, en el cual el acceso a bienes esenciales depende del poder adquisitivo de cada individuo.
La eliminación de los subsidios universales y la adopción de un modelo de precios segmentados representan un retroceso en los derechos de la clase trabajadora. La lógica de segmentación adoptada por el gobierno cubano reproduce una estratificación social que contradice el objetivo de eliminar las clases y reducir las desigualdades.
La eliminación de este subsidio universal se justifica oficialmente en aras de "optimizar" la economía estatal, pero en la práctica, esta medida aumenta las dificultades de acceso a los productos básicos para los trabajadores de bajos ingresos. Esto profundiza la desigualdad y acerca al país a un modelo capitalista en el cual el acceso a alimentos se convierte en un privilegio de quienes pueden pagarlo.
Reformas en el Sector Empresarial
Las recientes reformas en el sector empresarial muestran una clara apertura a la inversión extranjera y una flexibilización de las regulaciones para las pequeñas y medianas empresas. Estas medidas permiten la entrada de capital privado en áreas de la economía que antes estaban bajo el control del Estado. Este tipo de apertura es un indicativo de que la burocracia cubana se está moviendo hacia un modelo económico en el que el capital extranjero y el emprendimiento privado desempeñan un papel central.
La inversión extranjera introduce relaciones de explotación propias del capitalismo, ya que el capital busca maximizar sus beneficios mediante la extracción de valor de la fuerza de trabajo. Con esta apertura, Cuba abre las puertas a la creación de una burguesía nacional que controle los medios de producción en colaboración con el capital extranjero. Este fenómeno ya ha sido observado en países como China y Vietnam, donde la mezcla de capital extranjero y estatal ha permitido el surgimiento de clases burguesas que controlan sectores clave de la economía.
Ajustes en el Sistema de Pensiones
El ajuste en el sistema de pensiones también forma parte de las reformas impulsadas por la burocracia como el incremento en la edad de jubilación y la modificación en los montos de las pensiones.
Estas modificaciones reflejan una intención de reducir la carga financiera del sistema de seguridad social, lo cual perjudica principalmente a la clase trabajadora. Cualquier ajuste que limite los derechos de los trabajadores en el ámbito de la jubilación representa un retroceso. En lugar de avanzar hacia un sistema que garantice una vejez digna, estos cambios obligan a los trabajadores a extender su vida laboral y a depender de una pensión reducida, replicando así un patrón de precarización típico de los estados capitalistas.
Reformas Fiscales
Las nuevas reformas fiscales introducidas por el gobierno cubano incluyen nuevos impuestos sobre ciertos bienes y servicios.
Reestructuración de los impuestos existentes para aumentar la recaudación.
Estas reformas están orientadas a incrementar los ingresos del Estado mediante impuestos que, en última instancia, recaen sobre la clase trabajadora y los sectores más empobrecidos. La función de los impuestos en un sistema socialista debería ser redistributiva, gravando las grandes acumulaciones de riqueza y utilizando esos recursos para mejorar las condiciones de vida de las masas. Sin embargo, la estructura de impuestos impuesta en Cuba no sigue este principio, sino que se orienta a garantizar la solvencia fiscal del Estado, sacrificando el bienestar popular en el proceso.
Reducción de la Masa Salarial en el Sector Público
Por último, el gobierno cubano ha llevado a cabo una reducción de la masa salarial en el sector público, aplicando medidas neoliberales.
Están revisando las estructuras laborales para identificar y eliminar plazas no esenciales, es decir más desempleo.
Estas políticas son características de los ajustes neoliberales que buscan reducir el gasto público y maximizar la eficiencia estatal en función de criterios económicos, no sociales. Esta reducción de empleo en el sector público contradice el principio de garantizar trabajo estable y salarios dignos para toda la clase trabajadora. En cambio, el gobierno cubano está aplicando una política neoliberal, que despoja de sus medios de subsistencia a muchos trabajadores y limita las oportunidades de empleo en el sector estatal.
Consecuencias Sociales y Políticas de las Reformas
Las medidas implementadas por la burocracia cubana han tenido un impacto directo en las condiciones de vida de la población, en especial de los sectores más pobres. Desde el aumento de precios en servicios básicos y combustibles, hasta la eliminación de subsidios universales y la reducción de la masa salarial en el sector público, cada ajuste carga el costo de la crisis económica sobre los hombros de la clase trabajadora y las masas populares. Estas políticas reproducen un patrón de desigualdad característico del capitalismo, en el cual el acceso a recursos esenciales se vuelve un privilegio en lugar de un derecho.
Además, estas reformas han erosionado la base social de apoyo al gobierno. Si bien el partido aún controla el aparato estatal, el distanciamiento entre la burocracia y las masas es cada vez más evidente, esto conducirá a más protestas populares. La reducción de beneficios y el aumento del costo de vida generan descontento en sectores de la población que históricamente han defendido el proyecto revolucionario cubano. Sin embargo, al implementar estas medidas, el gobierno parece más interesado en preservar la estabilidad fiscal y mantener el control que en asegurar una economía orientada a satisfacer las necesidades de la clase trabajadora.
La Apertura al Capital Extranjero: Hacia una Nueva Burguesía Cubana
Una de las señales más claras de la transición hacia una economía capitalista en Cuba es la creciente apertura a la inversión extranjera. Bajo las reformas del sector empresarial, el capital extranjero tiene ahora mayor acceso al mercado cubano, lo que podría llevar a la creación de una burguesía nacional vinculada a los intereses internacionales. En este contexto, la burocracia está promoviendo un modelo híbrido en el que el Estado conserva el control de sectores estratégicos, mientras permite la acumulación de capital privado en áreas que anteriormente eran de propiedad pública.
Esta dinámica recuerda a la transición de países como China y Vietnam, donde la introducción de capital extranjero y la promoción de empresas privadas generaron una burguesía local que coexiste con la burocracia estatal. En lugar de proteger los logros revolucionarios y avanzar hacia una verdadera sociedad sin clases, estas políticas crean las condiciones para el desarrollo de relaciones de producción capitalistas en la isla.
La Burocracia: Agente de la Restauración Capitalista
Para comprender cómo el partido comunista cubano ha llegado a este punto, es necesario analizar la naturaleza de la burocracia. La burocracia en un Estado obrero degenerado actúa en defensa de sus propios intereses de casta, buscando mantener su posición de privilegio y poder. En el caso cubano, la burocracia se ha consolidado como una élite que controla los medios de producción y la administración del Estado, gestionando la economía no en función de los intereses de la clase trabajadora, sino en función de la preservación de su poder.
Al igual que en la Unión Soviética y en otros Estados obreros degenerados, la burocracia cubana enfrenta una crisis económica que pone en riesgo su estabilidad. Ante esta situación, ha optado por adoptar políticas de mercado y abrir el país al capital extranjero, tratando de resolver la crisis fiscal sin perder su posición. Sin embargo, en lugar de proteger el carácter socialista de la economía, estas reformas aceleran la restauración capitalista al permitir la acumulación de capital privado y establecer una dependencia cada vez mayor respecto al mercado global.
El Futuro de Cuba ¿Un Nuevo Capitalismo de Estado?
El conjunto de reformas implementadas en Cuba apunta a un proceso de transición hacia un capitalismo de Estado, en el cual la burocracia estatal se convierte en el principal gestor de un sistema basado en la acumulación de capital y la explotación laboral. Al conservar el control de los sectores estratégicos mientras permite la expansión del capital privado, la burocracia establece una economía en la que coexisten elementos capitalistas y estatales, similar al modelo chino.
De esta manera la transición hacia un capitalismo de Estado en Cuba, representa un paso hacia la completa restauración capitalista al permitir la acumulación de capital privado bajo la supervisión de una burocracia, que actúa en función de sus propios intereses.
Por una Revolución Política
Frente a este proceso de restauración capitalista, la única alternativa viable es la revolución política. Debe ser un cambio radical que desafíe la autoridad de la burocracia y permita a la clase trabajadora cubana tomar el control de los medios de producción y del estado. La revolución política se plantea como un proceso en el que el proletariado, organizado de manera independiente, destituye a la burocracia del poder y establezca una verdadera democracia obrera, en la cual las decisiones económicas respondan a las necesidades colectivas de las masas y no a los intereses de una élite privilegiada.
La lucha por el socialismo en Cuba implica una transformación profunda que elimine el control burocrático y establezca un sistema basado en la gestión obrera y la planificación democrática. La revolución política se trata de una restauración y profundización de los ideales socialistas traicionados por la burocracia. Solo a través de la organización independiente de la clase trabajadora y la realización de esta revolución política será posible detener la restauración capitalista y reconstruir el proyecto revolucionario en función de los intereses de las masas.
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