No es sólo la derrota total del Madurismo. Lo central es luchar por el poder popular para construir un Estado y una sociedad nuevos

En Venezuela, el consenso democrático, sobre el cual se sostiene todo sistema politico, se ha derrumbado. O sea, el madurismo mantiene hoy el gobierno usando las herramientas de la tiranía. La evidencia más contundente  de lo que decimos es la destrucción del voto como el órgano fundamental de la democracia participativa y protagónica, el mismo, ya no sirve, en el marco del régimen tiránico madurista, para decidir democráticamente los destinos de Venezuela. Y tal derrumbamiento del sistema político se deriva principalmente en la desastrosa administracion y antidemocrática naturaleza del gobierno madurista mismo. El mecanismo de dominación de esta fracción contrarrevolucionaria se está sostiendo básicamente en la mentira y en la  implantación del miedo en la población, pero sobre todo por la irresponsable ausencia de una fuerza política revolucionaria, porque como decía el Che Guevara: “La revolución no es una manzana que cae cuando está podrida. La tienes que hacer caer.

 El apoyo mayoritario, que el madurismo precisa para gobernar se esfumo hace tiempo, o quizás nunca lo tuvo, porque lo malgasto, cuando traicionó a Chávez al pueblo chavista y a la revolución bolivariana, para favorecer a los más ricos y abandonando mucho más a los empobrecidos. Solamente los tontos, y el cinismo de los intelectuales tarifados, desconectados de la realidad cotidiana del pueblo venezolano, se atreven a negar la realidad, ocultarla y justificar la agresión de la que está siendo objeto la inmensa mayoría de empobrecidos por parte del madurismo con la aplicación  de las políticas neoliberales acordadas y diseñadas con fedecámaras y las transnacionales capitalistas para favorecer al 0,00001% de los explotadores, y así despojar a la mayoria de los venezolanos de su condicion de ser los verdaderos dueños de la República Bolivariana de Venezuela. 

Es por eso que el asunto esencial de la revolución popular venezolana consiste en el problema de la propiedad y no en otra cosa. Por lo tanto, el pueblo venezolano no puede renunciar al derecho a hacer su propia revolución con base a un programa que destruya al estado burgués capitalista y en  su lugar, edificar un estado revolucionario y por consiguiente una nueva sociedad comunal en la que todos los medios de producción estratégicos y más importantes pasen a convertirse efectivamente en propiedad social, controlados y administrados por el poder popular. 

La revolucion que tarde o temprano surgirá de la actual crisis política está obligada, si en realidad quiere ser una autentica revolución popular, a construir un modelo de demoracia directa, que frene la destrucción y el despojo de la propiedad común, que libere a la sociedad venezolana del acorralamiento en que la tienen sometida las corporaciones capitalistas, que elimine la mediación burocrática y corrupta de los partidos politicos, que acabe con el burocratismo y que destruya de raíz las causas principales que generan la violencia estructural que produce el régimen burgués. Si la potencial rebelión popular que amenaza con darse en Venezuela no se transforma en una revolución de la conciencia y materialmente no destruye el actual regimen opresor, sería otra estafa más al pueblo venezolano. Es por eso, que las clases trabajadoras no deben seguir haciendo esfuerzos ajenos a la consolidación de una fuerza social material revolucionaria. 

El pueblo venezolano requiere alcanzar la suficiente conciencia y fortaleza politico-organizativa para ponerse al frente de la dirección de su propia revolución, y oponerse a dejar en manos de las clases pequeñoburguesas y reformistas y menos de la ultraderecha la conducción de cualquier proceso de cambios. En esta ocasión cachicamo no  trabaja pá Lapa. 

La próxima revolución en Venezuela tiene inexorablemente que ser dirigida por el pueblo,  para así poderle dar un sentido radicalmente distinto a la vida, o sea una vida llena de vida buena y placentera que destruya las causas de todas las injusticias que oprimen al pueblo venezolano,  si no fuera así entonces lo que se haga será en vano, no sera una revolución verdadera.

 


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Arnaldo Aguilar Dorta


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