Columna de Juan Martorano Edición 297

“Si no está en lista, no entra”. Terrible flagelo que pone en jaque a la Revolución

Esta nota se la debíamos desde hace por lo menos tres semanas, y está inspirada en una experiencia que vivimos algunos y algunas, pero no por ello no la tomemos para una necesaria reflexión que consideramos importante hacer.

Ocurrió durante el velatorio de un personaje que tuvo un impacto resonante en la Revolución Bolivariana y recientemente fallecido. Tal vez algunos sepan quién es y tal vez algunos no. Y las circunstancias y el destino permitieron que pudiera acercarme a su sepelio, por lo menos a la ceremonia privada y familiar junto a unos buenos y entrañables compañeros, y ahí compartimos por lo menos durante 4 horas y media, despidiendo al amigo y dándole el pésame a los familiares.

Resulta que luego llegó el momento de trasladar el cuerpo de nuestro amigo y camarada hacia un lugar público donde sería puesto en capilla ardiente, específicamente en la Asamblea Nacional. Nosotros íbamos por nuestros medios, pero una amiga que iba en una coaster entiendo habilitada por el servicio funerario para los familiares directos del amigo, como iba prácticamente vacía, nos convidó a que abordáramos la unidad y los acompañaramos, pero ahí fue donde comenzó la puerca a torcer el rabo.

Resulta que una especie de gendarme (¿necesario?) nos detuvo en seco, ya se había colado una de las compañeras, y de manera un tanto grosera nos indica que debemos esperar, ya que debe “revisar la lista” a ver si estábamos allí para poder abordar esa unidad. Inmediatamente nosotros nos dimos media vuelta, la compañera que se había logrado montar se bajó y con otro compañero que aun no se había ido, pero que tenía claro el escenario, nos acercó hasta la Asamblea Nacional para seguir en la despedida de nuestro amigo. Hasta el punto que llegamos primeros que la comitiva y el cortejo fúnebre que iba a ese lugar saliendo de la funeraria.

Además de confirmarse nuestro pronóstico de que la coaster iría casi vacía porque muchos de los familiares de nuestro amigo se fueron en sus propios vehículos, nos enteramos luego que una “familiar” de ese amigo fue la que le hizo señas al gendarme para que no nos dejarán montar. Pero es que llegando a la Asamblea Nacional vivimos la segunda parte del atropello.

La primera ventana para pasar la pasamos sin mayores problemas, ayudados de nuestras credenciales de servidores y servidoras públicos y públicas, pero ya cuando nos enfilábamos hacia la puerta este para entrar, hubo un funcionario de seguridad de la AN, éste si fue un poco más amable, pero igual nos indicaba y preguntó si estábamos en la lista para poder acceder, porque el acto de velatorio de nuestro amigo y personaje se realizaría con la presencia de altos personajes del Estado, incluyendo el ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, y que después que ellos terminarán, podíamos entrar sin ningún problemas.

Recuerdo que las periodistas Luisana Colomine y Teresa Ovalles, que eran parte de nuestra comitiva, le indicaron a este funcionario de seguridad: “En tiempos de Chávez las cosas no eran así. ¿Por qué tanto protocolo para dejar entrar al pueblo? “

Tal vez si hubiésemos perserverado en nuestro intento, el compañero nos hubiese dejado entrar, pero también se hubiese metido en problemas, porque, al final, no era su culpa y solamente estaba cumpliendo funciones.  

Pero el reclamo de Colomine y Ovalles retumbaba en nuestras cabezas y nos comprometimos a escribir unas líneas sobre este evento, cosa que estamos honrando el día de hoy.

Recordamos al inolvidable Comandante Hugo Chávez, cuando el 17 de enero de 2007 le acompañábamos en el acto de Juramentación  del Consejo Presidencial para la Reforma Constitucional y del Consejo Presidencial del Poder Comunal en la Sala Ríos Reina del Teatro Teresa Carreño (estuvimos físicamente y espiritualmente presentes en dicha actividad). Era miércoles, mitad de semana, y el inicio de las reflexiones iniciales del Comandante Chávez fueron propias y dignas de él.

Iniciaba Chávez sus reflexiones iniciales indicando a los que en ese momento estaban cumpliendo funciones de gobierno que una de las tareas fundamentales de una Revolución es el desmontaje del sistema de privilegios. Y este sistema muchas veces está presente en detalles y en prácticas que reproducimos y muchas veces no nos damos cuenta. La reflexión inicial de Chávez fue inspirada en un regaño a la gente de protocolo de ese acto que nuevamente le colocaban a él y a sus compañeros de presídium vasos con agua en detrimento de nosotros que estábamos allí presentes.

Señalaba en aquella oportunidad el inolvidable Comandante, aplicando las máximas de “El Ché” Guevara, su disposición de dar el ejemplo hasta donde su imperfecta condición humana. Fue algo tan aleccionador y contundente que por eso es que “Chávez es Chávez”.

Así como el tema del agua para el Presidente y sus acompañantes en el presídium del acto, ocurría en actos de calle donde lo colocaban a él y a sus acompañantes con techos y el pueblo trataban de alejarlo y llevando como decimos coloquialmente en nuestro país “más sol que una teja”. Chávez nunca se cansó en su pregón de que las viejas costumbres que sustentan el Estado Burgués tenemos que irlas desmontando, desde los más pequeños detalles, porque justamente allí es donde está el diablo.

Casualmente en aquella oportunidad Chávez planteó un tema casi olvidado: la fijación de un tope salarial para altos funcionarios del Estado venezolano. Recordamos de acuerdo a informaciones que nos llegaron, que en el Tribunal Supremo aplicaron la estrategia de rebajarse el salario, pero lo que dejaban de percibir lo bonificaron y lo seguían recibiendo, pero ahora bajos nuevos conceptos. Una manera de burlar la sana iniciativa del Presidente Chávez.

En estos tiempos de economía de guerra y que aún persisten los impactos de los misiles económicos caídos en la patria, he leído algunos compañeros y compañeras que se dicen “chavistas” y revolucionarios que ellos en sus “redes pueden poner lo que quieran”. Eso es relativamente cierto, pero el detalle está en que al momento en que uno se expone públicamente, habrá gente que te apoyará y gente que te criticará y hay que estar preparados para ello.

Pero además, el problema no es que te tomes la foto con la parrilla que te estás comiendo o las hallacas o cualquier otro alimento. El problema es la grosera ostentación de algunos en detrimento de la privación de muchos. Ese es el meollo del asunto, no de lo que quieres mostrar a través de las redes digitales.

Por ello es que, si bien en estos momentos Nicolás Maduro habla de 7 transformaciones, pienso que las mismas están inspiradas en los Cinco Motores Constituyentes planteados por Hugo Chávez en el año 2007: Reforma Constitucional, Ley Habilitante, Nueva Geometría del Poder, Explosión del Poder Comunal, pero existía un motor extremadamente importante, que creo que de todos los que se fundieron, ese era el más importante.

Es el motor “Moral y Luces. Algunos tuvimos la oportunidad de laborar en él y que buscábamos el combate a las viejas costumbres del sistema capitalista. Y en el que cada uno de nosotros y de nosotras se convirtiera en un verdadero motor para desmoronar estas viejas costumbres, estas viejas prácticas burguesas incrustadas no solo en el Estado sino en nuestra psique, en nuestra sociedad y en las instituciones.

Podemos comprender que el Presidente Maduro y las altas personalidades del Estado deben someterse a estrictas medidas de seguridad ante las amenazas que penden sobre ellos y ellas. Pero que esto no se convierta en excusa para comenzar a colocar barreras con el pueblo llano. Eso hay que tomarlo en cuenta.

Ahora se ha puesto de moda las listas (y no me refiero a la de Tascón precisamente). Listas para ver quién va a las marchas del chavismo por instituciones, listas para entrar a los actos, listas para el otorgamiento de beneficios. Listas, listas y más listas. Estas listas podríamos catalogarlas como “matavotos” como una vez escribió sobre este punto el maestro don Luis Britto García.

Prácticamente no existe una oposición con la cual debatir pero eso no quiere decir que el proceso no pudiera retrogradar y perderse si no tomamos los correctivos necesarios. Que los egos ni la soberbia se apoderen de nosotros. Que tengamos capacidad de revisar lo que haya que revisar, transformar lo que haya que transformar y corregir lo que haya que corregir.

Porque lo expresó Chávez hace 18 años, porque por más cambios políticos, económicos y sociales que nosotros hagamos, si no somos capaces de demoler las viejas costumbres, las odiosas diferencias de clase, los obscenos privilegios; si no hacemos y generamos una nueva cultura de la igualdad, solidaridad y hermandad, habríamos perdido el tiempo.

Si no cambiamos los modales, nunca cambiaremos el modelo, dice mi buen amigo Chalo Azuaje.

¡Pero nosotros no vamos a perder el tiempo!

¡Nosotros lo haremos!

¡Nosotros lo lograremos!

 



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Juan Martorano

Abogado, Defensor de Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiteros y Tutiteras Socialistas. Www.juanmartorano.blogspot.com , www.juanmartorano.wordpress.com , jmartoranoster@gmail.com, j_martorano@hotmail.com , juan_martoranocastillo@yahoo.com.ar , cuenta tuiter e instagram: @juanmartorano, cuenta facebook: Juan Martorano Castillo. Canal de Telegram: El Canal de Martorano.

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