Socialismo y Revolución. ¿Qué es una vaina y la otra? ¿Ambos términos o categorías no se contradicen? (I)

El mundo cambia incesantemente, hasta

"preceptos" y dogmas, se derrumban;

la ciencia avanza, la dialéctica obliga

hacer ajustes, pero hay como demasiada

gente, mucha más de la que uno desea,

atrapada en el pasado.

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Ahora mismo, al abrir mi correo, hallo una nota que, al parecer no fue dirigida a mí en particular sino a varios, donde su autor sentencia, como con solemne autoridad, "Entendámoslo de una vez, no hay revolución pacífica. La derecha jamás la consentirá. Le importa un carajo que esa revolución tenga apoyo electoral masivo".

Esa sentencia contundente y pedregosa, de "no hay revolución pacífica", en buena medida la entiendo, pues hasta las ventiladores, en cada revolución, despliegan tanta fuerza y en veces ruido, que sirven para darle sustento.

Es decir, quien eso dice, portavoz de una concepción estandarizada y muy extendida, según la cual entre quienes aspiran que la sociedad cambie del capitalismo a socialismo, por "una revolución", al margen que eso no pareciera ser tan fácil, expedito y menos está sujeta a la decisión de una vanguardia, por muy heroica que ella sea y hasta tenga no sólo respaldo electoral en abundancia, como lo tuvo Chávez, sino también sobrado apoyo militar, piensa que la opción tiene que ser violenta, rápida y cruenta. Es decir, la revolución, el movimiento, debe ser rápido y con todos los atributos de lo violento. Por supuesto, no hay una descripción de cómo habría de ser eso exactamente; si se lo atribuyen a Marx, estarían mintiendo descarada o inocentemente, pero estarían mintiendo.

Aparte que se cree que, socialismo y revolución van aparejados, también se acompaña de la idea que esto es solo asunto de tomar el poder y conservarlo sin importar hacia dónde eso conduzca. Basta que los audaces, que, por un gesto inusitado, violento tomen el poder, se definan socialistas, para que al Estado y la sociedad toda se le defina y asuma como tal y ya el mandado está hecho.

Y pareciera ser, también, que sólo se trata de un quitarles las vainas a unos, con aquella expresión de "dejar la mesa limpia", para dársela a otros, sin preocuparse que estos aprendan a manejar y hasta administrar aquello y no se limiten a sólo consumir lo que hay, hasta acabar con todo. Pues parecieran pensar valedero, lo que aquella canción antillana cantó, "El trabajo lo hizo Dios como castigo" y al socialismo, como aquella isla ideal, donde todo se hallaba con sólo estirar la mano. Basta decir estamos en socialismo y a nuestro alrededor aparece aquello ideal donde sólo basta aprehender lo necesitado y hasta ansiado.

No les incomoda que ese concepto de "Revolución, transformación y cambio", aluda a esas cuevas de bachacos que revientan, sus componentes vivos se desparraman y se tragan, hormigueando, todo aquello que se le atraviese, sin crear nada, sino dejar un basurero. Lo que es lo mismo que, una vanguardia, le quite las cosas a quien las tiene, se apropie de ellas, en nombre del Estado y también haga lo mismo, acabar con lo existente; sólo que, en este caso, la vanguardia cuida que algo le quede, como para agarrar y vivir como cree debe hacerlo. De donde sería valedero calificar a Robin Hood, como un revolucionario y socialista de los progenitores.

Y se habla de "Revoluciones", que no fueron sino acciones militares donde parte de una vanguardia, compuesta por soñadores con el socialismo, entusiasmó a otra, la que pudo, le ofreció planes, hasta intentó ponerlos en marcha y en la idea que Revolución y Socialismo significan poner en práctica, por mandato del poder que ejercían, controlando el Estado, el modelo que ellos imaginaban como ideal, destruyendo o desorganizando lo existente y soñando que todo se engendraría, por la "gracia de Dios", hasta ordenado y armónico, bajo los dictados de la buena fe, sin tomar en cuenta para nada a quienes deben, los pertinentes constructores y las condiciones imperantes en la sociedad. Tenían su lego armado en un plano y las piezas de aquel en una bolsa, entonces sólo era asunto de colocar cada pieza de acuerdo al plano.

Y aquel proceder, bajo un diagnóstico y hasta fe, para nada acogido o sustentado en el mundo real, que condujo al fracaso, le siguen llamando revolución socialista y hasta admirando a aquellos audaces. Y a esos proyectos guerrilleros fracasados y a quienes los llevaron a cabo, los definen, no como de jóvenes soñadores, hasta heroicos, desprendidos, abnegados, sino como triunfantes, acertados y dignos de tomarse como guías para la acción que demanda la realidad.

Se habla de la "Revolución Federal", cuyo fracaso se explica sólo en el asesinato, hasta ahora no resuelto de Zamora; porque hay hasta distintas versiones, una que, el balazo vino de un lado y otra de llegó de allá; y los "revolucionarios federalistas" que sucedieron a Zamora, principalmente Falcón, pese terminaron ganando la guerra, dejaron en el archivo ofertas y hasta planes, si es que alguno verdadero tuvieron, pues sólo se habla de "tierras y hombres libres". La "Revolución de octubre", la rusa de 1917 para destituir el zarismo ruso y construir el socialismo, es un tema por demás conocido, como que se derrumbó, cual mueble viejo carcomido por polillas.

La de Venezuela, en 1945, para tumbar al gobierno de Medina, que, para ser justo, venía desmontando el gomecismo, pero a paso lento, mientras en la sociedad toda, incluyendo en el ejército, se habían producido cambios que demandaban, entre otras cosas, unas nuevas relaciones y derechos, terminó en mansa paz y dejando todo como estaba, a los destinados al beneficio de ellas, tal como antes estuvieron y hasta mejor.

Entonces se suele asociar la palabra "Revolución", cuando hablamos de la sociedad y el poder, con todo lo que esto significa, al soñado paso del "capitalismo al socialismo", pese que la palabra misma, implica un acto violento y como tal por demás breve, como un estallido o el paso de un estado a otro en muy poco tiempo. Cómo si sólo se tratase de hervir agua. De producirse algún día de verdad esa transición, como sucedió del feudalismo al capitalismo, no sería adecuado llamarla "Revolución", porque el tiempo que demanda, como lo está haciendo, es largo y ajeno a un estallido o una vuelta rápida sobre un eje; sería más bien un transcurrir lento y manso, por lo menos tal como transcurre la vida. El manualismo soviético, en contradicción con Marx, impuso el calificativo de reformismo para darle validez a la conducta improvisada del modelo de apropiación estatal de la propiedad, que si se puede y pudo hacer de un zarpazo, con la llamada "Revolución bolchevique".

La historia tradicional enseña que la "Revolución Rusa" de 1917, derrocó al zarismo, un régimen monárquico y hasta patriarcal y dio origen a un proceso que llevó a una sociedad estatista que llamaron socialista. Esto genera confusiones, como que algunos creen que, la llegada al gobierno, para dar la sensación de cambio, obliga a atentar contra lo existente de manera inmediata, como si se tratase de cambiar el orden de los muebles de una casa, lo que lleva a muchos apurados y atorados a cometer desafueros y desaciertos, como eliminar algo sin tener como sustituirlo, siendo ese algo sustantivo para la subsistencia. Los rusos, como los cubanos, muchos años más tarde, la propiedad se la otorgaron al Estado, cambiaron las relaciones de producción sin tener nada sustantivo, creado, en que fundamentarse, lo que a aquellas sustituyeran con pertinencia para mantener, el orden del trabajo, producción de riqueza y se hundieron, como alguien que intenta sentarse creyendo hay un mueble que servirá de asiento a su trasero y se halla con la nada. Por eso inventaron el estatismo, algo tan improductivo y tramposo como poner a perro o zamuro a cuidar carne o soñar que el "caballo engorde sin el ojo del amo que lo cuide". La vuelta a lo que los cubanos llaman "el cuentapropismo", es un como tardío reconocimiento de los errores cometidos. Aunque en verdad, reconocer errores es acertado y conveniente. Y luego inventaron lo de transición para justificarse, pero una que se transformó en eterna.

Merece un comentario particular lo de, "Le importa un carajo que esa revolución tenga apoyo electoral masivo", cuando el autor de la frase, se refiere al universo que llama de la "la derecha". Es obvio que se refiere al apoyo que la multitud pudiera darle a los audaces que asumen el poder, manejo del Estado, por cualquier vía y hasta las propuestas que estos pudieran hacer e intentar poner en práctica. Pasamos por alto que, apoyar algo, no es sólo declararse a favor, votar por ello y hasta aplaudirlo, sino que lo fundamental es estar en condiciones, nivel cultural y con ejercicio de derechos para patentizar su apoyo, que no puede ser sólo el de aplaudir y hasta aportar votos, sino determinar la dirección y rumbo.

Pero en esto hay algo curioso, es frecuente que, en distintos medios, quienes le hacen oposición a ultranza al gobierno venezolano, le califican como socialista y atribuyen a esto, al supuesto modelo, los motivos de las dificultades que agobian a los venezolanos. Por supuesto, es esa una matriz que se usa como artimaña para hacer una doble descalificación, al gobierno y al modelo que, según Marx, sólo será posible cuando se alcance en la sociedad "el más alto desarrollo de las fuerzas productivas" y esto, como venimos diciendo, es un proceso que implica, entre otras, una transformación cultural, donde los hombres aprendan a convivir como en una gran familia, lo que no se logra mediante un brinco ni un estallido y menos con una "revolución".



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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