El mundo cambia incesantemente,
"preceptos" y dogmas, se derrumban,
la ciencia avanza, la dialéctica obliga
hacer ajustes, pero hay como demasiada
gente, mucha más de la que uno desea,
atrapada en el pasado.
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¿Pero es cierto que esos procesos "revolucionarios" condujeron al socialismo? ¿Las revoluciones china de Mao y la cubana de Fidel, condujeron al socialismo?
Según Marx, el socialismo es una sociedad donde las fuerzas productivas alcanzan su mayor nivel de desarrollo. Esto significa, cambios profundos en la estructural, como las relaciones de producción, la socialización de los medios, para lo que se requiere que, los trabajadores se asuman como participantes y dirigentes; la repartición de los productos del trabajo de manera distinta al capitalismo, de modo que, después de cumplir con las obligaciones del aparato estatal, la estabilización y hasta el crecimiento demandado de la economía. Y al mismo tiempo, requiere y se traduce en cambios en las personas, los trabajadores que, deben formarse para cumplir cabalmente y en igualdad de condiciones en el trabajo, como mantenerse en actitud crítica, de auditor y manifestar sus pareceres por medios idóneos, hasta donde ello sea posible. Lo que implica cambios de carácter cultural. Entendiendo la igualdad entre los hombres y los trabajadores, no en un sentido determinado por la ley sino por las cualidades y hasta habilidades; lo que es lo mismo a su participación equitativa en el proceso productivo. Es decir, la igualdad, para mantener el equilibrio y la satisfacción, no depende de una norma coercitiva, de una decisión estatal, sino de un cambio cultural entre quienes conforman la sociedad que conlleve la aceptación de todos. No puede haber una norma coercitiva que haga del adolescente un adulto, esto, como la igualdad entre los hombres, es parte de un proceso de cambios y metas por superar.
De donde me emerge otra pregunta. ¿Es posible, pertinente y exitoso un cambio de esa naturaleza como resultado de un estallido, movimiento rápido y hasta brusco, una "revolución"?
La cultura tradicional del siglo XX demuestra que esos intentos, en forma y tiempo, han terminado en el fracaso. Las revoluciones rusa y cubana, definidas además como marxistas, destinadas a cambiar las "estructuras políticas y económicas" de carácter capitalista a socialista, fracasaron. La URSS se disolvió, y Rusia y los demás países integrantes de aquel como imperio, tomaron el camino del capitalismo, de modo que aquel "Estado Revolucionario", por lo menos resultó un fraude. Los alemanes del Este, terminaron derribando la vieja muralla y el Berlín "Comunista o socialista", se disolvió en el capitalista y por algo sucedió así y no al contrario. Los chinos se vieron obligados a torcer el rumbo y en eso llevan cerca de cuatro décadas.
El tema de la violencia y lo pacífico lo he tratado antes en otro trabajo, escrito recientemente, titulado "La violencia y el cambio". Pues esas palabras tienen significados no tan simples y no son fáciles de identificar, pues puede haber mucha violencia en un acto aparentemente pacífico, como al revés. Acordándome de Domingo Alberto Rangel, digo como él, el mayor acto de amor, el parto, que da origen a la relación entre una madre y su criatura, "es un acto violento"; pero se habla sólo del parto, pues la formación y maduración del feto se tarda, usualmente, 9 meses.
La llamada "Revolución Industrial", que implicó un cambio sustantivo dentro del incipiente modelo capitalista, se inició en la segunda mitad del siglo XIX, en Gran Bretaña, extendiéndose décadas después al resto de Europa hasta llegar a consolidarse entre 1820 y 1840. Pese, a lo sustantivo del cambio, como dijimos, tardó años en consolidarse e impulsar el modelo capitalista existente en Europa, sin que tuviese rango sustantivo la violencia, más allá de lo normal y propio de las relaciones entre humanos, donde lo coercitivo, lamentablemente, no deja de interceder, predominaron los cambios tecnológicos y científicos. Y estos influyeron en las relaciones de producción y en el crecimiento tecnológico y cultural de los trabajadores; ya estos no eran aquellos simples operarios de antes. Lo que hasta hizo posible que, de estos, con el tiempo, emergiesen empresarios, capitalistas.
Pese las incomodidades que pudiera causar, digo que percibo en el "lenguaje coloquial", de muchos "marxistas de oído", como decía José Ignacio Cabrujas, demasiada e inadecuada asociación del socialismo a la violencia.
Entonces, los cambios sociales, no están determinados por la acción de las armas y la violencia que estas implican, sino que, como al revés, estas pudieran ser apenas un pequeño ingrediente en el proceso para respaldar a aquellos con la fuerza coercitiva del Estado,
Podemos decir, además, que se llamó "Revolución Industrial", un proceso de transformación y hasta crecimiento tecnológico, en el sector productivo que hizo que, el modelo existente, el capitalismo, se fortaleciera, hasta ser capaz de producir capitales sobrantes en los países envueltos en ese proceso para exportarlos y, en general, mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, sin alterar las relaciones de producción. Y repito, fue por todo lo que significó y necesito, largo y nada apresurado, ni explosivo. Salvo las guerras derivadas del egoísmo que al capitalismo acompaña que, más por el cambio de modelo, han estado destinadas a asegurar y extender el control de los más poderosos.
De aquí que, en este caso, la definición de Revolución arriba dada, como que se trata "Cambio profundo, generalmente violento, en las estructuras políticas y socioeconómicas de una comunidad nacional", no es pertinente. Pues lo violento se suele asociar no sólo a la fuerza, ira, sino a la inmediatez. No obstante, a ese proceso, la llamada Revolución industrial, por la profundidad de los cambios que generó, pese el tiempo transcurrido para lograr los resultados de las investigaciones, llevarlas a la práctica y el número de ellas, cuando unas incluso sustituían a otras y lograr los resultados buscados, llevó tiempo y paciencia.
Para alguna gente, bastante, la palabra Revolución, es inherente a la definición del diccionario, en esencia la misma de la física y astronomía, donde la palabra significa inmediatez, y por tanto sustantivamente, sugiere la violencia, lo violento.
Para Marx, el cambio en última instancia, estaría dado cuando, "las fuerzas productivas" alcanzasen su mayor desarrollo o esplendor. Y en esto, está inmerso lo relativo a los valores estructurales y superestructurales, las relaciones de producción y el nivel cultural del componente humano. Y es dudoso, bastante, creer, que eso pudiera resultar de un acto violento, en el sentido que le da el diccionario y en frases como la anotada arriba de "Entendámoslo de una vez, no hay revolución pacífica".
La lucha por el cambio, eso que Marx llamó de clases, está envuelta, inmersa en un caldo de cultivo aderezado en abundancia de violencia; tanto que el aparato del Estado, es la expresión de eso con todas sus normas. Una violencia de años, permanente e insistente, de diferentes formas, donde la fuerza física o de las armas, es una insignificancia y un simple gesto de un momento. De manera que, decir que "La derecha jamás la consentirá", parece un llanto infantil. Pues el modelo existente, el que sea, pudiera ser el feudalismo, genera un combate, de una manera e intensidad u otra, permanente y donde el dominante construye todo a su favor para permanecer bajo el control y hasta profundizarlo. Decir eso es, como dicen en Cumaná, un cuento más de "María Castaña", por lo viejo.
La realidad de muchos, largos años, ha demostrado que el capitalismo, generador de grandes recursos tecnológicos, tiene muchas capacidades y recursos para mutar, adaptarse y hallar salidas a sus crisis cíclicas. Pero, además, sus mentores o gestores, están conscientes de las luchas que en el seno del modelo se dan y las diferentes expectativas. Y por esto, siempre están en la vanguardia, abriendo caminos, desbaratando escollos, buscando salidas y soluciones a sus crisis, mientras quienes le combaten están atorados en el pasado y apertrechados de armas y equipos periclitados como Don Francisco Quijano o Don Quijote de la Mancha. Sólo que Cervantes, bien lo sabía. Por algo dijo a Sancho, "vayamos a comer, pues para tener el control de las armas, hay que tener el control de las tripas".
Es obvio, casi infantil, decir que el socialismo o el nacimiento de unas relaciones nuevas, más humanas, no sólo es una meta de una vanguardia, unas clases, desde la aparición del capitalismo, sino que es un reclamo de la especie misma, para mantener el equilibrio del planeta. Pero los hechos, como ya dije, que a eso debieran conducir, no son asuntos de nuestros simples deseos y sueños, sino de un proceso, donde quienes, por razones filosóficas, racionales, eso esperan y hasta perciben, deberían diagnosticar con acierto para derivar de ello las tareas pertinentes. Y no ponerse a soñar con estallidos o que el número que anuncien en la lotería sea el mismo que compraron de antemano.