La amenaza de Estados Unidos de aplicar un 25% de aranceles a los países que compren petróleo a Venezuela no solo es una medida coercitiva ilegítima, sino que viola abiertamente los principios de la Carta de las Naciones Unidas (ONU) y las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Con esta acción, Washington demuestra, una vez más, su desprecio por el derecho internacional cuando sus intereses geopolíticos están en juego.
Artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas especifica en el numeral 1 y 2 establece el principio de igualdad soberana de los Estados, implicando que un país no puede imponer unilateralmente sanciones extraterritoriales que afecten las relaciones comerciales de otros Estados y prohíbe el uso de la fuerza económica contra la integridad territorial o independencia política de cualquier Estado.
Entonces las sanciones extraterritoriales pueden interpretarse como una coerción ilegitima, son unos delincuentes los Estados Unidos en cuanto al derecho internacional
Mientras también dentro de la Organización Mundial de Comercio (OMC) se incumple el Trato de la Nación Más Favorecida NMF es decir, los beneficios son para todos los miembros de esta organización y Venezuela forma parte de ella, la imponer esta amenaza de aranceles violan este principio
Estados Unidos viola el derecho internacional al imponer aranceles contra compradores de petróleo venezolano, el doble rasero del "orden basado en reglas" demuestran un claro fascismo económico:
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Extorsiona a empresas europeas, chinas e indias con aranceles del 25% si comercian con PDVSA.
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Protege a Chevron (a la que extendió licencias) mientras presiona a otras petroleras, revelando que su lucha no es contra el "régimen de Maduro", sino por el control del petróleo venezolano.
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Financia conflictos territoriales: ExxonMobil, aliada clave del Partido Republicano, impulsa la explotación ilegal del Esequibo, un territorio venezolano en disputa con Guyana desde 1966.
Es importante mencionar que estás medidas no es solo contra Venezuela. Es un ataque a la soberanía de todas las naciones que se atrevan a comerciar libremente, el mensaje es claro: "O se someten a nuestro unilateralismo, o enfrentarán represalias".
En Venezuela, ayer 26 de marzo
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El dólar paralelo superó los 102 bolívares, reflejando la desconfianza en los mercados.
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Apagones sospechosos (¿sabotaje eléctrico?) y rumores de un "bloqueo 2.0" generan incertidumbre.
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Sectores extremistas, como los liderados por María Corina Machado, celebran estas medidas, esperando que el colapso económico obligue al presidente Nicolás Maduro a renunciar.
Pero el verdadero peligro es el precedente que esto sienta: si EE. UU. puede imponer sanciones extraterritoriales sin consecuencias, ningún país estará a salvo de su maquinaria coercitiva.
Sin embargo, Estados Unidos ya no tiene el poder hegemónico de hace 30 años, pero sigue actuando con la arrogancia de quien cree que el mundo le pertenece.
La pregunta ahora es:
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¿Los países afectados se doblegarán ante el chantaje arancelario?
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¿O finalmente demandarán a EE. UU. en la OMC y aplicarán contramedidas?
Nada de esto sucederá. Pero una cosa es clara: el declive de Estados Unidos no será pacífico, y su estrategia es sembrar el caos antes de aceptar un mundo multipolar. Venezuela es solo el ensayo. El próximo objetivo podría ser cualquier otro país que se resista a someterse.
La dignidad de las naciones se medirá en su capacidad de resistir.
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