A los migrantes, pobres y miserables, sólo les han dejado un camino: juntarse y hacer revoluciones en sus países

1. Todas las revoluciones: la francesa, la mexicana, incluso la rusa, china, cubana o nicaragüense, fueron revoluciones burguesas, es decir, terminaron al servicio del capital, a pesar de lo mucho que han dicho o escrito sus partidarios. Después de esas revoluciones –en el interior de esos países- siguieron existiendo las clases sociales, lucha de clases, pocos millonarios y el 80 por ciento de pobres. Los nuevos dirigentes –en vez de repartir toda la riqueza entre los trabajadores- por la fuerza de las circunstancias, se quedaron con el poder prometiendo que todo sería "más adelante". Les dirían: "aprendan, luego ustedes dirigirán". Así desde 1789.

2. Lo que sucedió es que esas revoluciones se dieron en medio del capitalismo mundial y sus tareas eran muy limitadas pues combatían los restos de la sociedad monárquica y semifeudal. Las próximas revoluciones buscarían enterrar al capitalismo decadente para caminar hacia la igualdad. ¿Creen acaso los miserables migrantes en un Trump, Sheinbaum, en gobiernos europeos que dicen querer a los migrantes pero hacen todo para expulsarlos por ser su clase enemiga? Por ello lo único que veo ante el evidente odio de todos los gobernantes a los pobres, es agrupares con el resto de las clases oprimidas para hacer revoluciones.

3. Pienso muchas veces que a las revoluciones no les faltará dinero para sus luchas, como a los opositores revolucionarios de los años sesenta y setenta que de nuestras bolsas sacábamos hasta para volantes y periódicos. Por cierto, Sheinbaum (anunció ayer) lanzará una ley para que los medios de información no publiquen propaganda extranjera; sin embargo, le faltaría otra ley que encarcele a gobiernos por subsidiar a prensa, radio y TV mexicanos. Nada de esto sucedería en las nuevas revoluciones si fueran realmente de masas y la vigilancia sobre sus dirigentes fuera grande. Pero además se buscará una sociedad no capitalista.

4. En el capitalismo durante más de 500 ha dominado quien tiene más capital. Enterrado ese sistema del dinero, se buscará construir una sociedad igualitaria en todas las órdenes de la vida; en la que a nadie falte –trabajando todos en condiciones y edad para hacerlo- buena alimentación, servicios de salud, educación, buen hogar, transporte, deportes y diversiones. Todo sin manejo de dinero o economía de mercado. Falta mucho que pensar, sobre todo del exterior que todavía siga viviendo con fronteras capitalistas. Parece una loca utopía, pero ayuda a pensar.



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Pedro Echeverría


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