¿Vale la pena destruir el capitalismo? Un análisis ético sobre la revolución y la dignidad humana

Abstract

El debate sobre la justificación ética de la revolución marxista contra el capitalismo gira en torno a una pregunta central: ¿Puede la destrucción de un sistema opresor garantizar la dignidad humana, o el proceso revolucionario mismo puede socavarla? Este artículo analiza las tensiones entre la crítica marxista al capitalismo como sistema alienante y los riesgos de reproducir la violencia estructural en nombre de la liberación. A través del pensamiento de Marx, Fromm, Zizek y Dussel, y ejemplos como la URSS, el zapatismo, Bolivia y China, se concluye que la viabilidad de un proyecto postcapitalista depende de su capacidad para integrar medios éticos con fines emancipatorios, sin repetir los errores de los siglos XIX y XX.

Palabras clave: Marxismo, ética revolucionaria, dignidad humana, teoría crítica, capitalismo, violencia política.

El capitalismo ha sido denunciado por la teoría crítica como un sistema no solo económico, sino también simbólico, cultural e ideológico, que produce sujetos alienados y reproduce la dominación en nombre del progreso [1,2]. Horkheimer y Adorno señalaron que la razón ilustrada, convertida en razón instrumental, ha sido subsumida por la lógica del capital, convirtiendo incluso a la emancipación en mercancía [3]. Desde esta óptica, la pregunta por la destrucción del capitalismo no es simplemente una disyuntiva técnica, sino una contradicción dialéctica: ¿puede una revolución que emplee medios violentos garantizar una sociedad verdaderamente humana? ¿O acaso toda transformación auténtica debe mantener la dignidad humana como principio irrenunciable?

1. La deshumanización bajo el capitalismo

Karl Marx argumentó que el sistema capitalista convierte al trabajador en un "apéndice de la máquina", negando su esencia creativa y social [4]. En el proceso de acumulación, el sujeto se ve subordinado a relaciones de producción que le son ajenas, lo que produce alienación no solo económica, sino ontológica. Para Erich Fromm, esta dinámica genera una "enajenación existencial", en la que el individuo pierde autonomía, arraigo y sentido de sí mismo [5]. El fetichismo de la mercancía, que Marx ya denunciaba, ha sido amplificado en la sociedad de la información, donde incluso las relaciones humanas se mediatizan por algoritmos, plataformas y datos [6].

Ejemplos contemporáneos refuerzan esta tesis: en China, el sistema de "crédito social" digitaliza el control sobre los ciudadanos; en Estados Unidos, los algoritmos de Silicon Valley reproducen sesgos raciales y de clase bajo una fachada de eficiencia [7]. En América Latina, la mercantilización de los servicios básicos —educación, salud, agua— y el extractivismo digital (caso Brasil) refuerzan la dependencia y vulnerabilidad de los sectores populares [8].

2. El dilema ético de la revolución: ¿Fines o medios?

Lenin defendió la necesidad de una "violencia revolucionaria" para destruir el Estado burgués [9], sosteniendo que ningún orden opresor cederá sin lucha. Sin embargo, Rosa Luxemburgo advirtió que los métodos autoritarios pueden llevar a una nueva forma de dominación [10]. La historia parece darle la razón: el Gulag soviético, la represión en la Revolución Cultural China, y los regímenes de partido único muestran cómo la revolución, sin ética, puede replicar el autoritarismo que busca abolir [11].

Desde la teoría crítica, la pregunta clave es dialéctica: ¿cómo impedir que el medio se devore al fin? ¿Es posible una transformación radical que no reproduzca los mecanismos de alienación? Walter Benjamin proponía "detener la historia", romper la linealidad progresista del capitalismo y abrir un espacio mesiánico para la justicia [12].

3. Alternativas: ¿Revolución sin deshumanización?

Existen experiencias que desafían el binarismo entre violencia revolucionaria y sometimiento pasivo. El zapatismo en Chiapas promueve formas de autogestión y autonomía indígena, con base en el respeto mutuo y la participación directa, rechazando tanto el Estado como la lógica capitalista [13]. En Bolivia, el modelo del Vivir Bien plantea una ruptura con la modernidad capitalista desde las cosmovisiones andinas, donde la dignidad no es individualista, sino comunitaria y ecológica [14].

En Chile, la vía democrática al socialismo de Salvador Allende intentó una transformación estructural sin violencia, pero fue frustrada por el golpe militar y el intervencionismo extranjero [15]. La experiencia cubana, aunque exitosa en salud y educación, ha sido criticada por reproducir prácticas autoritarias y centralismo excesivo [16].

John Holloway propone "cambiar el mundo sin tomar el poder", es decir, fomentar prácticas emancipatorias desde abajo que no repliquen la estructura jerárquica del poder estatal [17]. Enrique Dussel, por su parte, plantea una ética de la liberación que pone en el centro a las víctimas y oprimidos, como criterio ético-político para construir alternativas que no sacrifiquen al ser humano en nombre de una abstracción ideológica [18].

La superación del capitalismo no puede justificar la reproducción de sus peores rasgos: cosificación, violencia estructural, instrumentalización de la vida. Como señala Zizek, "un comunismo que no aprende de los errores del siglo XX está condenado a repetirlos" [19]. La revolución no debe entenderse como el cambio de unos dominadores por otros, sino como una transformación radical que preserve la dignidad humana como valor fundacional. La praxis revolucionaria debe asumir su propio límite ético: el ser humano no puede ser medio para ningún fin, ni siquiera el más noble.

Referencias

  1. Horkheimer M. Crítica de la razón instrumental. Trotta; 1969.

  2. Marcuse H. El hombre unidimensional. Ariel; 1964.

  3. Adorno TW, Horkheimer M. Dialéctica de la Ilustración. Trotta; 1947.

  4. Marx K. El Capital. Siglo XXI Editores; 1867.

  5. Fromm E. Marx y su concepto del hombre. FCE; 1961.

  6. Zuboff S. La era del capitalismo de la vigilancia. Paidós; 2019.

  7. Morozov E. El desengaño de internet. Clave Intelectual; 2012.

  8. Paz RA. Colonialismo digital en América Latina. Revista Crítica; 2022.

  9. Lenin VI. El Estado y la revolución. Akal; 1917.

  10. Luxemburgo R. La revolución rusa. 1918.

  11. Solzhenitsyn A. Archipiélago Gulag. Tusquets; 1973.

  12. Benjamin W. Tesis sobre la filosofía de la historia. 1940.

  13. Marcos (EZLN). Ya Basta!. 1994.

  14. Gudynas E. Buen Vivir: Germinando alternativas al desarrollo. CEPAL; 2011.

  15. Harnecker M. Allende y la experiencia chilena. Siglo XXI; 1974.

  16. Mesa-Lago C. Cuba en la era de Raúl Castro. Iberoamericana; 2012.

  17. Holloway J. Cambiar el mundo sin tomar el poder. El Viejo Topo; 2002.

  18. Dussel E. Ética de la liberación en la edad de la globalización y la exclusión. Trotta; 1998.

  19. Zizek S. El sublime objeto de la ideología. Siglo XXI; 1989.

 

rafaelpaz@gmail.com



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