QUE  PAREN  ESTA  CALESITA

QUE YO ME QUIERO BAJAR.

QUIERO SEGUIR SIENDO YO MISMA

Y QUE NADIE USURPE MI LUGAR.

QUIERO TOMAR DECISIONES PROPIAS

AUNQUE PUEDA FRACASAR.

MI CEREBRO TIENE VIDA

QUIERO USARLO Y RAZONAR.

Ante la inocultable turbulencia que ya sacude al siglo XXI, y frente el océano de dudas que aguijonean mi mente, en incesante búsqueda de la verdad y rumbo cierto, es por lo que  muy humildemente acudo al reverendo  patriarca general, con la esperanza que me ayude a desasnar sobre la toma de decisiones y su significado político y militar en el escenario que se vive. También debo adelantar que en el batallón donde milito, hay bastante interés por abrir el debate con inclusión de esta interesante temática.

De manera elemental, se entiende que todo conocimiento y pensamiento conduce a formar una conciencia sobre determinado problema o grupo de estos. El reto, no radica tanto en esta primera fase, sino en que hacer cuando con certitud o apariencia  tenemos conciencia de algo y nos proponemos actuar para alcanzar objetivos y metas, guiados por alguna misión y visión individual o colectiva. Entre esta fase y la primera anunciada anteriormente, surge de manera permanente, conciente o inconciente, la toma de decisiones para actuar o al menos para aceptar o rechazar lo que otros han decidido.

Demás, está decir, que toda decisión relacionada con la política y lo militar tiene sus causas y sus efectos, estos últimos, pudiésemos considerarlos de varios tipos: Excelentes, positivos, negativos, pésimos,  gatopardianos y otros de índole intermedia. En todo caso, se debería suponer que los resultados de una decisión  serán victoriosos, exitosos, ganadores, cooperadores, solidarios y cualquier otra epíteto que no implique signos de derrota o algo parecido. Cuando en política o en el campo militar, los resultados de una o mas decisiones contienen síntomas de contradicción con los principios que se profesan y con los objetivos y metas que se quieren alcanzar, se podría correr el riesgo que la organización o el líder que las tomó comience a ser afectado por el famoso Principio de Peter o sencillamente, el pragmatismo se impone ante los valores e  ideología revolucionaria, lo que es posible en cualquier parte del mundo. Es ante esta última posibilidad, que debemos estar alertas, para contribuir a evitar que en un momento dado esta situación afecte los destacamentos revolucionarios y a sus propios conductores.

Es importante recordar, que sin generación efectiva de condiciones subjetivas y objetivas en función de triunfar en lo que nos proponemos, es muy difícil tomar decisiones que conduzcan en esa dirección, de allí que se hace indispensable diagnosticar, controlar y evaluar constantemente las situaciones que nos pudiesen impulsar a decidir algo, de otra manera, lo más probable es que los resultados alcanzados, en el mejor de los casos, se parezcan a los del leyendario Pirro. Conocer la situación, el escenario, la oportunidad histórica, el adversario y a nosotros mismos, es en gran parte la clave para lograr grandes victorias.

En el caso de la propuesta de cambio revolucionario venezolano, vale considerar los diversos estamentos de gobierno y/o poder que existen en nuestra sociedad y que de una u otra forma se encargan de decidir: gobierno a nivel de instituciones oficiales (Civiles o militares) partidos que apoyan al proceso de cambio revolucionario, juntas comunales, y otras organizaciones populares. Es con  la participación real de estos factores, donde surgen nuestras dudas. Todo parece estar claro, que ante la existencia de diversas corrientes ideológicas y de gestión pública en el seno de este proceso político, nos hace suponer que también pudiesen haber diversos grados de aceptación en la participación de la gente en la toma decisiones, relacionadas con la lucha por la sociedad socialista que se quiere construir.  

Ante la diversidad de opiniones y apreciaciones que existen en nuestro movimiento, sería saludable conocer el pensamiento de mi estimado compatriota General Muller, habida conciencia, que las preguntas que siguen no son consecuencia de opiniones o acciones del camarada, por lo que en absoluto deben verse como un juicio  de valor, toda vez, que las  interrogantes o afirmaciones, han sido recogidas en la calle, del diario VEA  y en conversaciones con militantes del PSUV y del PPT. También se deja constancia, que lo que se desea es escuchar y/o leer algunas reflexiones sobre lo que sigue, sin que en ningún momento se insinúe alguna obligación, sino más bien una colaboración estrictamente informal-voluntaria  para con el proceso revolucionario:

¿Es cierto que el PSUV debería convertirse en el estado mayor y la vanguardia del proceso revolucionario, así como guía y unificador de las clases populares? 

¿Desconoce nuestro  pueblo, porque y para que, se toman decisiones en el alto gobierno? ¿Es importante para el proceso revolucionario que el pueblo tenga ese conocimiento?

¿Cuáles son las causas que pudiesen obligar a los líderes a tomar decisiones sin consultar al pueblo  o  a  los  comandos? ¿Cuáles tipos de temas pudiesen ser objeto de este tratamiento? 

¿Debe ser pro activo el PSUV en materia de toma de decisiones o debe limitarse a escuchar y acatar las decisiones del alto gobierno? ¿Debe esta organización permitir que los altos funcionarios del gobierno revolucionario participen colectivamente en la toma de decisiones o dejarles que sean estos los que tomen sus decisiones con total independencia del colectivo organizado del PSUV?

¿Es buena señal de disciplina partidista y revolucionaria, que las decisiones sobre los grandes problemas nacionales las tome el PSUV después que el alto gobierno haya decidido determinado rumbo a seguir? ¿Cómo conciliar la innegable fuerza y validez de las decisiones de los líderes con relación a la participación efectiva del colectivo de la revolución en la toma de decisiones de alto contenido político y estratégico? 

¿Cuál sería la vía para evitar que la alta dirigencia del PSUV y/o el comando supremo de la revolución se vean en la necesidad u obligación de disentir privada o públicamente de las decisiones tomadas por uno o más líderes del proceso o del gobierno revolucionario?

¿En cuales problemas de alta relevancia para el país, según su modo de pensar, sólo el Presidente de la República o el Consejo de Ministros pueden tomar decisiones sin consultar al PSUV y/o al alto mando de la revolución?

¿Cuáles son las consecuencias y resultados que se esperan de la toma de decisiones por parte de los líderes del proceso de cambio revolucionario?

¿Qué papel pudiese jugar el PSUV Y/O sus organizaciones aliadas en la designación o ascenso de los altos representantes de los poderes nacionales? ¿Qué papel debería jugar el PSUV, cuando se trate de indultar, perdonar, condecorar o premiar a presuntos traidores del movimiento revolucionario o de la patria?  ¿Debe ser esto sólo una decisión presidencial o cabe la posibilidad que también se consulte a amplios sectores revolucionarios a la hora de tomar este tipo de decisiones?

 ¿Qué papel pudiese jugar la instalación de un verdadero sistema de evaluación del desempeño en función de escoger a los mejores gerentes, directores y resto del personal de confianza? ¿Tendría algo que ver la ideología y el comportamiento militante y honesto con la participación en la gestión gubernamental? O ¿Los funcionarios de la Administración Pública deben ser políticamente neutros?  

¿Por qué se insiste sólo en la participación del pueblo en la constitución, organización y operatividad de los consejos comunales, pero aparentemente  se omite su participación en temas macros tales como: finanzas públicas, seguridad y defensa, tributación, inversión extranjera, vivienda, seguridad, alimentación, política comunicacional y otros asuntos que afectan a toda la población venezolana? ¿Cómo conciliar los principios de la democracia participativa y revolucionaria con una toma de decisiones donde no siempre sea el consejo de ministros que decida primero? ¿Es lo más recomendable que los militantes del PSUV se limiten a escuchar o discutir lo que ya ha sido aprobado en las altas esferas del gobierno?

¿Qué es más conveniente al proceso revolucionario, decir la verdad sobre los acontecimientos o resultados obtenidos o en aras de una paz franciscana ocultar aquellas críticas independientemente de quien se las ha hecho acreedor?

¿Sería saludable que antes que se tomasen decisiones que pudiesen generar descontento en las bases de las organizaciones revolucionarias, se hiciesen sondeos de opinión, encuestas y similares? ¿Cuál realmente sería el papel del PSUV y las fuerzas revolucionarias aliadas en el proceso de la toma de decisiones sobre los grandes problemas nacionales, regionales y locales?

¿Para que han servido o pudiesen servir los informes sobre resultados de la gestión contralora o auditora en la administración pública? ¿Realmente han contribuido con las decisiones tomadas en materia de nombramiento, ascenso  o destitución de importantes funcionarios públicos? ¿Deben las contralorías u oficinas de Auditoria estar al servicio de quien administra o de los administrados o gobernados? ¿Qué tan confiable puede ser una decisión ministerial tomada sobre la base de un informe generado por un compadre o amigo personal? ¿Cómo se puede combatir la corrupción en organismos donde quien ejerce cargos contralores ha sido designado omitiendo las leyes de la República?  

Por último, sería de nuestro agrado que la respuesta a estas interrogantes fuese pública, toda vez que de esta manera otros compatriotas pudiesen compartir estas interesantes lecciones, adicional, una exposición tipo taller a los integrantes del batallón 67, sería una vía complementaria para enriquecer nuestros conocimientos, todo esto sin menoscabo que otros destacados compatriotas, nos honren con su presencia y nos permitan escuchar sus reflexiones. Apreciado General, gracias, en avance.

(Yovic01@cantv.net)