Recientemente, el general (r) García Carneiro, en un discurso que pronunció en la Plaza Bolívar de Caracas, sobre la gesta independentista del 19 de abril de 1810, se refirió entre otros temas, a “la importancia de la educación para rescatar la moral de la sociedad” afirmando que “mientras estos cambios educativos no ocurran, la revolución, no habrá terminado”.
Casi de inmediato, articulistas comprometidos con la cuarta república y el pasado neoliberal, se burlaron de sus palabras y llegaron al colmo de especular si no habría un plan desestabilizador, para enturbiar las próximas elecciones.. Este solo ejemplo de elucubraciones mentales, ignorancia o mala intención política, permite comprender mejor la importancia de los problemas que enfrentamos, o como afirman algunos analistas, que no es necesario visitar Venezuela u otro país de nuestra América, para conocer lo que pasa en esta nación, o las razones del por qué del cambio en el mapa político del continente, como acaba de ocurrir en Paraguay, con el triunfo del Obispo Fernando Lugo y la derrota del llamado “Coloradismo”.
Para la llamada gran prensa derechista dependiente y ligada a la SIP, no existe la crisis del capitalismo; la recesión económica de EEUU; la hambruna en Haití y otras naciones del mundo; la injusticia social que sufren alrededor de 250 millones en América Latina o el referendo inmoral de la CIA para impulsar la “Kosovización de Bolivia”. Esos medios de comunicación envenenan y engañan diariamente con sus mentiras y manipulaciones a los lectores y oyentes con su guerra mediática o de “Cuarta Generación” contra el Comandante Presidente Hugo Chávez, la revolución bolivariana, los planes de ALBA, o la necesaria unidad de Nuestra América, pero apoyan los siniestros planes del imperio para dividir la hermana nación boliviana y son cómplices de la guerra intervencionista de la administración Bush en Irak.
Basta conocer sólo los titulares de esos medios, o ver Globovisión, con sus abusivas e irrespetuosas encuestas prefabricadas en laboratorios de inteligencia, violando en forma flagrante la Constitución Nacional y las leyes sobre el espectro radioeléctrico, para entender mejor, que estamos obligados a fortalecer la disciplina y estar más alertas que nunca, porque la revolución no ha terminado.
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