Luego de algunas apreciaciones apuradas y no pocas veces apasionadas que deja la oportunidad negada tantas veces en el pasado lejano y reciente,asumimos que esta revolucion, mas alla de buscar funcionarios para que ocupen los cargos dejados por otros en el cumplimiento de su temporalidad gubernamental, se hace urgentemente necesario recurrir a los principios universales de la conducta de un revolucionario, que sea guia y ejemplo del nuevo sujeto responsable de los asuntos publicos.
Con esa
idea y con los aportes dejados por el conversatorio, me puse a revisar
algunos papeles viejos , que recordaba habia escrito en una ocasión
y que fueron publicados por la página web Aporrea.Org en su oportunidad.
Hoy despues de la jornada de elección de las precandidaturas, por cierto bien alegre y nutrida, pero no lo suficiente,no escapo ella a la vieja práctica de hacer campaña, me refiero a vicios adecos – copeyanos heredados y que todavia subyacen en el comportamiento de algunos y algunas;deteniendome en esas cosas no poco perceptibles, me voy a permitir reeditar ese articulo, incluso con muy pocas modificaciones, por que la razon que me motivó a escribirlo en aquel momento es identicamente igual a la de ahora, salvo que no estaba en el marco de un proceso eleccionario. El articulo en cuestión es como sigue.
Observando la conducta de algunos y algunas, no solamente de la nueva oleada de “revolucionarios y revolucionarias” , sino de otros sujetos no muy nuevos en la lucha política; muchos de ellos y ellas en altas o medianas responsabilidades de gobierno;mostrando conductas reñida abiertamente con los principios de un revolucionario o revolucionaria, según sea el caso.
No es que la
revolución sea así, ni tampoco echemos manos de argumentos como problemas
propios de la transición; tampoco nos hagamos eco de los análisis
en los señalamientos de que el gobierno y el proyecto revolucionario
han fracasado. Mucho cuidado con esto. El problema es mas complejo y
el reto mayor para los revolucionarios y revolucionarias. Por ello siempre
hemos insistido en la cruzada y la tarea ideológica diaria que tiene
que acompañar a esta revolución, para que el pueblo pueda visualizar,
entender y defender los tiempos y vaivenes del proceso. Implica entonces,
para los revolucionarios en sus géneros, proveer los mecanismos educativos
formativos e informativos que permitan ver los logros, aciertos, errores
y problemas intrínsecos a la misma revolución y a su dirigencia.
Los procesos entran en conflictos consigo mismo y exigen rectificación y profundización, cuando se producen estas situaciones por demás delicadas (no he dicho peligrosas),afloran por una parte la inconformidad de las masas ante la insatisfacción de sus necesidades o expectativas, lo que debe conducir a una evaluación de las acciones, planes y programas que se hayan implementado para la superación de los problemas.
Por otra
parte son las constantes practicas burocráticas, la arrogancia, el
personalismo y las actitudes disonantes con este proyecto
de quienes ejecutan responsabilidades de dirección en estructuras de
partido, movimientos o instituciones, esto debería conllevar a que
los sujetos, políticamente hablando, se miren para adentro; porque
a decir de Ali Primera “ el pueblo es sabio y paciente” y el mismo
(ese pueblo) en su proceso de maduración político e ideológico como
sujeto constructor y pensante, va generando las condiciones de rectificación
y profundización. Ello ocurre independientemente de la voluntad de
dirigente alguno. La sabiduría popular en la mayoría de las veces,
nos indica como aspira que sea su futuro y se esfuerza en este presente
para que ello se concrete.
Por todo
esto que hemos venido reflexionando y siendo consecuente con la propuesta
de profundizar en el debate ideológico, desarrollado en otros
escritos, necesario es entonces, ahora mas que nunca, aferrarse a los
principios y valores revolucionarios.
En esta
historia reciente algunos y algunas ( por suerte unos pocos y pocas)
no han escapado a la tentación e influencias que ejerce el dinero y
el poder como maquina demoledora de la lógica capitalista, en la nueva
vida que adquirieron; la arrogancia y la pedantería afloran hoy donde
antes se exhibían dotes de humildad. Tener presente a Frei Betto en
una conversación imaginaria con el Che,donde señalaba,” Bendice
también a los que se cansaron, se aburguesaron o hicieron de
la lucha una profesión en beneficio propio”.
Por eso
insistimos, los revolucionarios y revolucionarias debemos estar regidos
por muchos principios; los básicos: la humildad
para combatir la soberbia, el egoísmo, la vanidad, la arrogancia y
la injusticia, la solidaridad
para luchar en contra de la cultura individualista que la
gran mayoría de las veces nos convierte en traidores y traidoras para
coronar posiciones que satisfagan nuestro intereses, fidelidad
a nuestro pueblo (única razón de nuestra existencia) y a nuestro ideal
revolucionario, para mantener la moral y valorar nuestro proceder cotidiano,
capacidad de desprendimiento y sacrificio
para que podamos decir la revolución brillará y vivirá tan intensamente
en la medida en que nuestros aportes sean tan intensos como nuestra
entrega; una entrega que sea palpable y visible en nuestro estilo de
vida cotidiano.
Un revolucionario
o quien presuma de ello, tiene que tener presente estas mínimas exigencias,
de no ser así, aunque se vista de seda - digo- aunque se ponga franela
y boina roja y grite bien fuerte ¡viva Chávez!,uh, ah chávez no es
va, no podrá ser sujeto conductor de una revolución.
Bueno finalmente
expreso que estos principios no los he inventado yo, ya muchos lo practicaron
y murieron por ellos, hoy muchos también los mantienen y levantan como
único privilegio; solo lo que hacemos es recordarlos para que no sean
olvidados por algunos y para que sean guía y camino para otros.