A 17 años del 4 de Febrero, entrevista inédita con el comandante Jesús Miguel Ortíz Contreras

ªPara no ser còmplices, preferimos luchar"

Jesús Miguel Ortíz Contreras fue uno de los cinco comandantes que el 4 de febrero de 1992 encabezó en Venezuela la insurgencia militar contra un sistema de gobierno, cuyas bases habían sido definidas en el Pacto de Punto Fijo y que había perdido legitimación popular por el alto grado de descomposición moral en la esfera gubernamental, por la gran corrupción, por la implantación salvaje del paquete económico neoliberal, por la manipulación del poder judicial, por la incapacidad del sistema para dar felicidad al pueblo.

   La madrugada de la insurgencia de estos militares que integraron el Movimiento Bolivariano 200, el teniente coronel Ortíz Contreras tenía como misión –según sus propias palabras- controlar los puntos neurálgicos en Maracay; aunque era el comandante del Batallón de Cazadores Genaro Vázquez, en el oriente del país, se encontraba junto a algunos de sus hombres en Maracay. Debía controlar el Cuartel Páez.

   Poco se ha conocido sobre él y en ello influyó su temprana muerte ocurrida en un accidente automovilístico en Francia (año 1995), donde estaba cumpliendo misión gubernamental dado su desempeño en el Programa Alimentario Materno Infantil (PAMI) al cual ingresó junto al comandante Francisco Arias Cárdenas tras recibir un indulto del presidente Rafael Caldera.

   El Presidente Hugo Chávez en el libro “Habla el Comandante” ha afirmado que Ortíz Contreras militarmente fue un hombre de primera línea, estudioso, con curriculum para comandar el primer batallón del Ejército del país: el Batallón Bolívar, en Fuerte Tiuna; sin embargo nunca se lo dieron y cuando le asignan comando lo mandan primero para Chaguaramal; es decir no respetaron su trayectoria.

   En un Aló Presidente el Comandante Chávez leyó el extracto de una carta que Ortíz le envió desde el cuartel San Carlos en mayo del 92 (él se encontraba en Yare) en la que le dice:”Hermano  yo al igual que tú me siento muy angustiado por todo lo que está aconteciendo, y sobre todo por la incertidumbre por la cual pasamos como grupo humano, pero estoy seguro que ello no ha de durar toda la vida y que si bien es cierto que por momentos pareciera que el huracán nos arrastra en tempestades de dificultades; somos hombres hechos para las dificultades, como Bolívar”. En esa ocasión el Presidente Chávez también le describió como un “hombre de un humor y una filosofía personal extraordinarios” y de sus palabras deduzco que Ortíz Contreras se pronunciaba a favor de la unidad entre los comandantes para enfrentar la cizaña del enemigo.

   Esta breve entrevista es la transcripción de una conversación telefónica  sostenida con el comandante Ortíz Contreras los primeros meses de 1992, mientras estuvo preso en el Cuartel San Carlos junto a los comandantes Hugo Chávez, Francisco Arias Cárdenas, Joel Acosta Chirinos y Jesús Urdaneta Hernández, cuya grabación aún existe para sustentar el rigor histórico de lo aquí expuesto. Para la fecha se mantenía el cese de las garantías constitucionales entre ellas la libertad de expresión, había razones para temer por la vida de los comandantes quienes se cuidaban de cualquier infiltración que lograse develar sus contactos en la vida civil o militar al tiempo que estaban urgidos de asumir el liderazgo ante una población que cada día quería saber más del MBR-200, de sus planes para gobernar el país y que ya veía en ellos una esperanza de cambio.

   La conversación con Ortíz Contreras se dio casi que fortuitamente pues en realidad los esfuerzos periodísticos de quien escribe estaban dirigidos hacia el comandante Hugo Chávez, a quien había hecho llegar un saludo a través del comandante Hugo Trejo, líder del movimiento militar que el 1 de enero de 1959 insurgió contra Marcos Pérez Jiménez. A Trejo lo conocí en la coyuntura del 4 de febrero de 1992 pero él me dio su confianza cuando supo que estaba vinculada con el subteniente Rafael Octavio Martorelli, con quien compartió el sentimiento revolucionario que se gestaba en los cuarteles venezolanos y que, en el caso de Octavio, condujo a varios militares hacia la lucha armada.

   Una gran aliada de esta entrevista fue Mahuampi de Ortíz la esposa de Jesús Miguel (hoy en la carrera diplomática, embajadora de Venezuela ante Marruecos) quien se ofreció como canal entre los comandantes y yo. Ellos habían logrado recibir (y habían escondido) un celular que sólo encendían en horas ya acordadas con quienes hablarían para que el ring no los delatase; así se comunicaban con familiares, con abogados, con dirigentes políticos… en fín con gente que desde distintos sectores de la sociedad civil nos organizábamos para apoyarlos pero lo hacían de manera restringida para no correr el riesgo de que se supiese que tenían ese aparato y se los decomisasen en alguna requisa.

   La entrevista, realizada hace diez y siete años, comienza indagando la reacción de este hombre ante la derrota militar del 4 de febrero  reconocida por el comandante Hugo Chávez ante el país con las siguientes palabras: “Este mensaje bolivariano va dirigido a los valientes soldados que se encuentran en el Regimiento de Paracaidistas de Aragua y en la Brigada Blindada de Valencia. Compañeros: Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital. Es decir, nosotros, acá en Caracas, no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor. Así que oigan mi palabra. Oigan al comandante Chávez, quien les lanza este mensaje para que, por favor, reflexionen y depongan las armas porque ya, en verdad, los objetivos que nos hemos trazado a nivel nacional es imposible que los logremos. Compañeros: Oigan este mensaje solidario. Les agradezco su lealtad, les agradezco su valentía, su desprendimiento, y yo, ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano. Muchas gracias”. 

   -¿Qué podría contarnos?

   Que quiere que le cuente, estoy como Andrés Eloy Blanco… los deditos de mi mano. (Se escucha su risa)

   -Cuénteme ¿cómo participó usted en esta operación?

Yo estuve en Maracay, circunscrito básicamente allí a respaldar la operación militar que realmente se estaba haciendo aquí en Caracas, atendía los puntos neurálgicos allá en Maracay (la toma de la región capital estuvo bajo la responsabilidad del comandante Hugo Chávez Frías, quien dirigió las acciones desde el Museo Histórico Militar de La Planicie, y del comandante Joel Acosta Chirinos, quien estuvo al frente de las operaciones en la base aérea Generalísimo Francisco de Miranda, en La Carlota).

   ¿Oyó el mensaje por televisión de Hugo?

   Sí, como no

   -¿Cuál fue la reacción que usted tuvo? ¿Qué sintió?

   Bueno, siempre que se planifica una acción, por supuesto, uno siempre ve con optimismo al triunfo ¿no? Pero… yo entendí que, bueno, no se había logrado el objetivo que nos habíamos propuesto y que  estaba todo perdido tal cual como lo señaló … pero tengo mucha fe en este pueblo.

   Vale la pena señalar que ya existe registro sobre cómo fueron esas horas terribles para los comandantes en las que Hugo Chávez, como líder del movimiento, tuvo que tomar grandes decisiones para abrir un camino que le luego condujese a la victoria. El también lo cuenta en el libro ya mencionado: La madrugada del 4 de febrero, cuando ya sabía que no tomarían Miraflores, había logrado comunicarse con Ortíz Contreras con quien evaluó la posibilidad de la rendición.

   -¿Cuáles son las razones por las que usted se sumó a ese movimiento?

   Bueno, las razones que tienen todos los venezolanos comunes y corrientes, ver la ineficiencia de esto que hasta ahora ha sido denominada democracia. Basta con ver como la corrupción campea, como la inseguridad está latente en cada una de las actividades del venezolano, ver como la justicia lamentablemente está secuestrada, ver cómo hay una ausencia de liderazgo, como hay una (no se entiende) el costo de la vida es la vida es muy caro, inclusive para…

   Está muy clara la situación, nos habíamos convertido en cómplices de todo lo que aquí pasaba, yo pienso que había dos alternativas o irse o luchar y preferimos luchar.

   -En Maracay cuál fue la reacción de la gente… ¿hubo estudiantes que se sumaron?

   No, porque nosotros mantuvimos una operación dentro del estricto orden militar. No se convocó a la población porque pensamos que podíamos triunfar solamente con el aparato militar y que después se haría una convocatoria; pero inicialmente nos mantuvimos dentro del ámbito militar, nada más.

La explicación de Ortíz Contreras está circunscrita a Maracay, pues en Valencia, donde estaban al frente los capitanes del movimiento, sí se incorporaron los estudiantes. Es oportuno citar al presidente Hugo Chávez en ocasión de la conmemoración del 15 aniversario del 4 de febrero, durante la celebración de un desfile cívico militar y la lectura de los nombres de los caídos en esa fecha dijo “hubo una omisión que quiero saldar, cuatro estudiantes venezolanos murieron aquel día en las calles de Valencia, la del Socorro, Valencia de las Naranjas. Quiero rendir tributo a todos, estudiantes, bachilleres, estudiantes de la Universidad de Carabobo: José Zerpa Miota, Columba Álvarez, Gilberto Peña y Ángel Ruiz. Muchachos estudiantes, luchadores y soñadores, que se fueron con aquel toque de diana revolucionario,el 4 de febrero.

-Pero después que ustedes se entregaron hubo fuertes reacciones, incluso la universidad fue allanada.

…Lo pueden medir ahorita; hay mucha, muchísima, receptividad hacia nosotros pienso yo que es por la misma actitud que nosotros asumimos de respeto y de consideración para con todos; tanto para con nuestros compañeros de armas que aún no estando dentro del movimiento nosotros le respetamos todas las consideraciones y, aparte de eso, no  agredimos a nadie…ni a la población civil; por el contrario siempre fue por ellos que iniciamos este movimiento.

-¿Cómo están todos allá? ¿Cómo los tratan (en el Cuartel San Carlos)?

   ¿Cómo?

   -¿Cómo los tratan?

   Bien, o sea decir que nos han tratado mal no;  nos han tratado bien... por supuesto muchas cosas hemos tenido que acudir a exigirlas por eso mismo: porque hemos sido hombres de ideales como hay muchos venezolanos, como respeto a la Constitución, a las garantías individuales, el derecho a la comunicación, el derecho al trato que nos merecemos porque no somos ningunos criminales ¿verdad? y todo lo hemos luchado y obtenido dentro del ámbito militar. Si tenemos problemitas acá de hacinamiento, que las instalaciones no están acordes para el alojamiento, pero esperamos que esto se solucione pronto.

   -Usted me podría comunicar con el señor Chávez.

   -Como no, un momentico ¿Si?

   Muchas gracias

   -Un placer

   -Un placer y que esté muy bien.

   Esta conversación continuó en un encuentro posterior sostenido en el cuartel San Carlos y de cuyo diálogo quedó registro hemerográfico en el diario El Globo. Después hablé con él una vez en la sede del Programa Alimentario Materno Infantil, sería la última vez…La muerte le esperaba en Francia.

   Cada 4 de febrero a su memoria se le rinde homenaje, así como al valor de todos quienes participaron en esa acción que abriría un nuevo amanecer para Venezuela. Pienso que hasta el último día luchó por esa opción.

martorelly@gmail.com



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