La vida de los primeros cristianos: Libro de los Hechos de los Apóstoles, Capítulo 2.
Sobrevino temor a toda persona, y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas: vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Perseveraban unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
Todas las cosas en común: Libro de los Hechos de los Apóstoles, Capítulo 4.
La multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma. Ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Así que no había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el producto de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que significa «Hijo de consolación»), levita, natural de Chipre, vendió una heredad que tenía y trajo el producto de la venta y lo puso a los pies de los apóstoles.
Estos textos, son una muestra que el Cristianismo en sus orígenes solo pudo dar nacimiento al Socialismo desde una perspectiva comunitaria que prefigura los principios del Comunismo. Creo que deberíamos bajar un poco nuestro marcado anti cristianismo y profundizar cada vez más en la historia y redescubrir desde un verdadero acercamiento a la objetividad epistemológica, que nos debemos cada revolucionario y revolucionaria para descubrir el verdadero sentido de la historia y sus procesos sociales, culturales, políticos, entre otros.
La historia tiene varias vertientes, y muchas veces pasan hechos extraños, como los que algunos y algunas han pretendido llamar la derrota del Socialismo, debido a la caída de la Unión Soviética, o los más recientes, como la extraña alianza de los socialistas Allendistas chilenos, con los Socialcristianos con pasado golpista y Pro Pinochet.
El Cristianismo, tiene su origen en un hombre humilde y proletario, que se encarnó entre los más pobres. Muchas cosas han pasado, y muchas sin duda seguirán pasando, pero no podemos catalogar irresponsablemente al cristianismo, como fuente u origen del capitalismo salvaje, que fue calificado hasta por el Papa Juan Pablo II, como salvaje.
Nos pondríamos al mismo nivel de aquellos malos teóricos del capitalismo y del neoliberalismo, que pretenden justificar su sistema Capitalista inhumano, echándole mano a principios totalmente opuestos, sin ningún tipo de basamento lógico o científico.
A veces, nos da la impresión, que muchos y muchas somos fieles discípulos, sin querer o queriendo, de Keynes o de Adam Smith, alejándonos de manera clara de otros personajes más apropiados para nuestras discusiones revolucionarias, como Karl Marx, Camilo Torres y Fray Betto.
Mi invitación, es que orientemos nuestros escritos y nuestras opiniones, desde una buena investigación, basadas en antecedentes verdaderamente científicos y en bases epistemológicas firmes y contundentes. Hay que beber de las fuentes históricas para descubrir el verdadero génesis del cristianismo, que nace en las comunidades más pobres reseñadas en el Nuevo Testamento.
Hasta Fidel se expresó en una ocasión de manera responsable, al definirse públicamente como un cristiano desde un punto de vista social, ante la prensa internacional, después de una conversación con el Comandante Chávez. Vincular al Cristianismo con el poder establecido, con la Iglesia Jerarquía y con el imperio es un exabrupto histórico imperdonable.
Muchos cristianos y cristianas en el mundo, han dado sus vidas por la causa de la libertad y de la Justicia Social. Debemos asumir como ejemplo a dos personajes de fe importantes en la historia de la liberación de los pueblos. Dietrich Bonhoeffer, Mártir cristiano alemán que luchó en contra del Nazismo, Pastor y Teólogo Luterano que se enfrentó a Hitler desde la resistencia alemana y pagó con su vida su compromiso de libertad. El Otro personaje es Martín Luther King, pastor Bautista norteamericano, también Mártir, luchador por los Derechos Civiles de la gente Afroamericana en los Estados Unidos. Ambos son dignos seguidores de Jesús, al igual que mucha gente de las Comunidades Cristianas en America Latina y el mundo, que han dado sus vidas por la causa de los pobres.
Debemos superar los malos ejemplos históricos del cristianismo Jerárquico, y asumir una postura más consona con la historia. Esa historia que el Dr. Edgar Moros Ruano, Pastor Presbiteriano Venezolano y profesor en la Universidad de los Andes, y otros autores antes que él, nos invitan a leerla desde el reverso, desde los pobres. Tal como lo plantea Eduardo Galeano en su teoría del Mundo al Revés.
Leamos la historia del cristianismo, desde las Comunidades Populares Cristianas, que luchan desde una perspectiva verdaderamente Jesucristiana, revolucionaria y liberadora y con una clara opción por los pobres. El Socialismo del Siglo XXI, nos liberó, a los revolucionarios y revolucionarias, de aquellos viejos dogmas ideológicos o políticos, que han sido superados por la fuerza del devenir histórico de nuestros pueblos. La Revolución hoy en día tiene otros actores sociales que garantizan los cambios necesarios desde sus diferentes trincheras de luchas.
Hoy, nuestro compromiso es aferrarnos a los principios de Tolerancia, Respeto y Unidad, que pregona y sostiene la Revolución Bolivariana. Estos contribuyen a nuclear a variados y múltiples sectores revolucionarios y progresistas en nuestro país y en el continente, para la lucha por la construcción de ese Mundo Otro, imprescindible y necesario o Reino de Dios para nosotros y nosotras, las personas de fe.
¡Dios nos Bendiga!
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