¨El desacuerdo entre los sueños y la realidad no produce

daño alguno, siempre que la persona que sueña crea

seriamente en su sueño, se fije atentamente en la vida,

compare sus observaciones con sus castillos en

el aire y, en general, trabaje escrupulosamente

en la realización de sus fantasías. Cuando

existe contacto entre los sueños

 y la vida, todo va bien ¨. 

Camarada, he sentido la necesidad de escribirte estas cortas líneas debido a tu referencia a la anterior cita de Lenin tomada del escritor ruso Písarev en el libro ¿Qué hacer? Los que se han planteado fabricar sueños revolucionarios, entre ellos los que se han preocupado por conocer las elaboraciones de Marx, se diferencian de los demás porque son unos obsesivos en verificar siempre si tienen un cable en tierra, si están pegados a la realidad, es decir:  “se fijen atentamente en la vida”. No todos se plantean sueños tan elevados y pocos logran cubrir una parte de su realización… por eso  la vaina es más profunda y complicada. Lenin era un observador cuidadoso de la realidad y contaba con herramientas legadas de la experiencia cercana de un hombre que se dedicó a estudiar las injustas formas de sociedades, principalmente, la actual y que en algún momento de síntesis llegó a denominar como un todo: la prehistoria de la Humanidad.  Toparse con Marx, como le sucedió a Lenin, con sus elaboraciones e investigaciones le permitía en el debate colectivo orientar y afinar las caracterizaciones del momento en que vivía. Es decir, aproximarse a descubrir la direccionalidad del movimiento de la realidad, acercarse a prever por donde venían los tiros. Lenin fue educado en la militancia socialdemócrata de la Segunda Internacional, que nació de la ruptura de la Primera (la única a la que apostó y contribuyó Marx a crear junto a los anarquistas, vale la pena acotar que este señor militó toda su vida en la construcción de un partido internacional, no se andaba por las ramas porque conocía a fondo el funcionamiento del capitalismo y sus dueños en aquella época, que como siempre han tenido un centro político de dirección y un aparato organizativo mundial bien aceitado) debido a las enseñanzas de La Comuna, porque esa primera experiencia revolucionaria se perdió y llevó a Marx a diferenciarse de los anarquistas en el problema de la Transición Revolucionaria, la necesidad de un Estado de Clase que desde su fundación debe comenzar su extinción y que derivaba en un tipo de Régimen que el denominó como Dictadura del Proletariado. Él vivió esa experiencia muy de cerca y se dedicó a estudiar minuciosamente el Estado y sus tipos, los Regímenes y sus tipos, los Gobiernos y sus tipos. Por supuesto, Lenin se educó en la Segunda Internacional fundada por Engels y un coñazo de lumbreras… Kautsky y Rosa Luxemburgo, entre muchos: a todos les fue trasmitida de primera mano la experiencia de la Primera. Algo que no ha pasado con muchas generaciones y que fuimos educados en las distorsiones y falsificaciones de gente allegada a Lenin, principalmente Stalin. Esta es una de las razones de que nos encontremos donde estamos, me refiero a la confusión y dispersión que existe en el campo revolucionario mundial. Lenin en lo personal era una figura excepcional, pero si no se codea con Plejanov, el partido socialdemócrata Ruso y la Segunda Internacional, hubiera pasado a la historia como un común mortal más. Igual hubiera pasado con Trostky, si Lenin no lo rescata del destierro en Siberia y lo lleva a Europa a educarse en la militancia internacional no hubiera conseguido el camino que lo condujo al reencuentro recurrente con él en el proceso hacia la Revolución Bolchevique. Esto te lo digo porque en medio de este despelote histórico mucha gente se ha perdido, debido a que no han tenido la suerte de encontrarse con alguien o un colectivo que les traspase la experiencia más o menos real de toda esta subjetividad que empieza a ser objetiva, después de un coñazo de años de deformaciones de las experiencias de transición de carácter socialista. Y no de SOCIALISMO que es una categoría mundial, imposible de hacer en un solo país. Esto lo entendían muy bien Lenin y Trostky, quienes coincidían con sus diferencias y distancias en el tiempo, en el problema de la direccionalidad política, es decir, de los hombres y mujeres con cualidades revolucionarias en roles de dirección orgánica colectiva. Quienes al igual que Marx y Engels tenían como síntesis de actuación: movilizar a la clase y a los pueblos explotados contra el capitalismo, sus consecuencias y al mismo tiempo teniendo como norte construir la organización Internacional para tomar el cielo por asalto. Como podrás apreciar, estamos hablando de personajes, entre muchísimos otros de distintas naciones, que contribuyeron en un mismo marco orgánico y en momento histórico a realizar el trabajo escrupuloso de construir sus sueños libertarios, de redención de la Humanidad. Tenían clarísimo los esfuerzos heroicos de los pueblos y su capacidad de desprendimiento en las luchas, sabían que esas multitudes eran las protagonistas principales de las revoluciones, que lo habían hecho miles de veces, pero que carecían de un factor esencial para hacerlas permanentes: la dirección revolucionaria, la necesidad de una organización internacional para sacar a la Humanidad de su persistente crisis. 

Voy a finalizar este escrito invitándote a hacer un ejercicio de abstracción e imaginación sobre las grandes dificultades que tuvieron estos hombres y mujeres para concretar sus sueños, más problemático aún para la orgánica de Bolívar que se pierde en fantasía, porque estoy convencido que eso no se logra con sectarismo ni conductas autoproclamatorias. Allí prevaleció una realidad objetiva, una crisis del poder constituido y un encadenamiento histórico de luchas donde las individualidades mejor preparadas en la concreción de sus sueños (continuidad de otros con sueños similares) estuvieron a la altura de la disposición de cambio de los pueblos. Esta combinación perfecta: situación objetiva, pueblos explotados movilizados y dirección, todas revolucionarias, no es la regla de la lucha de clases. Pero tampoco es un hecho del azar. Situaciones y multitudes revolucionarias han abundado, lo que no ha habido es trabajo escrupuloso para construir la direccionalidad revolucionaria y esto es un problema, principalmente político, de organización de la vanguardia pegada a las franjas explotadas más dispuestas a cambiarlo todo, de calidad, tiempo, esfuerzo, perseverancia y de cuadros abnegados recopiladores y portadores de la continuidad del armamento teórico revolucionario. En este trabajo colectivo de suma de distintas cualidades individuales y colectivas creo que es donde se prepara primero y luego se potencian, miden y concretan los más generosos sueños libertarios.

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*Lenin, al igual Trostky, contribuyeron a la fundación de la III Internacional. Sus sueños junto a los dirigentes revolucionarios de distintos países en aquel momento iban dirigidos a concretar la Revolución Mundial. La Revolución Rusa fue un paso en esa tarea: todo decreto, ley, resolución, declaración, acuerdo diplomático o acción de gobierno nacional, fue concebido y orientado para animar y preparar, con el ejemplo, a los trabajadores y explotados del mundo en ese sueño de liberación de la Humanidad: contra el Capitalismo, sus dueños y toda su pesadilla alienante. Eran unos soñadores internacionalistas, que militaban con la realidad y una voluntad de hierro para hacerlos realizables, por eso, posteriormente Trostky continuó la tarea: contribuyó a la fundación de la IV Internacional cuando previo la inminente degeneración burocrática de la dirección de gobierno de la URSS y el proceso de falsificación histórica e influencia distorsionada que estaba provocando en las vanguardias de izquierda del mundo y que actualmente le sigue haciendo daño a la tarea estratégica de direccionar los procesos revolucionarios hacia el Socialismo.