Aquí estamos, esperando los desenlaces de situaciones lejanas y totalmente fuera de nuestro control y hasta de nuestro conocimiento, pues ni siquiera sabemos a ciencia cierta qué ocurre en esos rincones del mundo. Sin embargo lo que suceda en la Jamahiriya Árabe Libia Popular y Socialista repercutirá en el Medio Oriente, en la Opep y, por ende, en nuestro país.
Hay quienes quieren medir con el mismo metro lo que acontece en Libia, comparándolo con Irán y Venezuela, como si se tratara de circunstancias parecidas. Quizás lo único que nos identifique, aparte de la condición de países exportadores de petróleo, es que en ciertos aspectos tenemos los mismos enemigos. Somos los chicos malos decretados por los intereses de los conglomerados transnacionales, ávidos de echarle mano a nuestros recursos naturales.
También figuramos entre los ‘países rufianes’ que critican abiertamente las acciones de Israel, sobre todo cuando derrama plomo fundido en las cabezas de sus vecinos inermes, en las casas y edificios donde mujeres, niños y ancianos no tienen nada que los proteja contra las armas más sofisticadas del planeta, suministradas por la industria militar estadounidense.
Mientras tanto en Venezuela los enemigos jurados de la revolución bolivariana experimentan con sublevaciones de colores, como las que montaron en países de Europa Oriental, con franelas de manitas blancas y otros símbolos igualmente bolsiclones.
Lo malo es que a veces pegan una, pues, para sorpresa nuestra, el gobierno revolucionario salió a conversar con los disfrazados de huelguistas que supuestamente defendían presos políticos inexistentes. O sea que el gobierno nos quita la escalera y nos deja agarrados de la brocha sin decir ni ¡agua va!
Entonces ¿en qué quedamos? ¿Si no hay presos políticos qué carajos fue el ministro del Interior y Justicia a conversar con la comparsa de supuestos huelguistas?
Yo los hubiera dejado haciendo teatro en descampado a ver cuánto tiempo aguantaban. Era más divertido y, además, le daba material a los noticieros de Globovisión, que fungió como coordinadora de acciones subversivas.
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