Los cinismos sádicos se juntan en cualquier extremo. Un vocero del Consejo Nacional de Transición, Mahmoud Jibril y obediente ciego de los dictámenes de la OTAN, declaró que Gadhafi había muerto como consecuencia de fuego cruzado entre rebeldes y partidarios del muerto. Cínico y vulgarmente cínico, porque no se puede mostrar ninnguna imagen de fuego cruzado estando Gadhafi herido y con vida en poder de los islámicos servidores fieles del imperialismo. No existen esas imágenes y ya no les cuadra fabricarlas porque no pueden engañar a nadie. Por su parte, el vocero del Departamento de Estado estadounidense (Mark Toner) fue a otro extremo de cinismo sádico. Luego de ver las imágenes para gozarse y brindar por el asesinato de Gadhafi, sale a exigirle –en nombre del terrorista Estado que preside el señor Obama- al CNT que aclare, de forma urgente y transparente, lo de la muerte del derrocado gobernante libio. Descarado si todos saben que el CNT hace al pie de la letra lo que le dictan los imperialistas. De todas maneras la lógica política o histórica indica que muchos de los rebeldes que actualmente le agarran obediencia a los imperialistas, mañana será sus verdaderos enemigos. ¡Que no se olviden de eso! El fantasma de Gadhafi rondará por muchísimas cabezas libias hoy aliadas a la OTAN. También es cinismo e hipocresía que ahora venga el canciller de Rusia (Sergei Lavrov) a solcitar una invcestigación sobre la muerte de Gadhafi cuando el Estado Ruso (como miembro del Consejo Permanente de Seguridad de la ONU con derecho a veto) escómplice del intervencionismo militar de la OTAN en los asuntos internos de Libia. ¿Qué haría el Estado Ruso si los Estados imperialistas del Occidente decidieran invadir a Rusia? ¿No solicitaría solidaridad de todos los gobiernos que se declaran antiimperialistas? ¿Entonces por qué Rusia y China no se restearon con el pueblo libio invadido por la OTAN? Los gobiernos de Rusia y China, como los Estados imperialistas del Occidente, también creen que la salsa que es buena para el pavo es mala para la pava.
El asesinato de Gadhafi siempre fue prioridad de la intervención militar de la OTAN en Libia. Lo confirma, para desenmascarar el cinismo de los voceros de la OTAN, el mismo hecho de anunciar por concluida su intervención militar en Libia tan pronto le dieron muerte a Gadhafi luego de capturarlo con vida. Había que asesinarlo, porque dejarlo con vida el mundo podía enterarse de todas las acciones criminales y de todos los acuerdos en que participaron diversos gobiernos, fundamentalmente europeos y el estadounidense, y que fueron de conocimiento del líder árabe que resultó un buen aliado –desde cierto tiempo hacia acá- de Estados imperialistas hasta caer en desgracia y ya no considerarlo –por éstos- como un servidor incondicional a los intereses económicos de sus detractores. Después de recibirlo con abrazos y besos y tratarlo como huesped de honor por parte de gobiernos imperialistas que ansiaban tratados económicos para aprovecharse de la riqueza libia a precio de gallina flaca luego, tan pronto se produjeron manifestaciones de protestas antigubernamentales en países árabes o islámicos, Gadhafi cayó en desgracia y casi todos los imperialistas se complotaron para derrocarlo. Y no sólo lo lograron sino que lo asesiaron.
El Consejo Nacional de Transición sí garantiza un reparto de la riqueza libia a los Estados imperialistas tomando en cuenta que el de Estados Unidos debe llevarse la mejor tajada mientras para la sociedad tribial libia dejarán las migajas para aliviar su hambre y su sed pero tedrán que recordar, obligatoriamente y en poco tiempo, que –independiente de la forma drástica o autocrática en que gobernó Gadhafi- ningún Estado que gobierne bajo las directrices de los imperialistas creará un régimen económicosocial que favorezca, en primera instancia, a los tribus que coforman el pueblo libio. Ya se enterará el mundo de sus contradicciones y luchas costosas en vidas humanas y mucho pueblo libio ansiará la era de Gadhafi pero ya imposible de hacerse realidad.
Hemos dicho, en oportunidades anteriores, que Gadhafi no era santo preferido de nuestra devoción pero nuna seríamos capaces de negarle sus méritos históricos que llevaron a crear condiciones socioeconómicas mucho más favorables para el pueblo libio que las mantenidas por otros gobiernos antes de su mandato. Hemos apreciado, sí, con mucha admiración a líderes árabes como el palestino George Habac quien, lamentablemente, jamás ha ejercido función de gobierno, porque su visión de mundo va mucho más allá de esos que creen transformar una sociedad independiente de las leyes del mercado mundial o de las condiciones internacionales establecidas por el capitalismo salvaje. El socialismo, está harto demostrado, es internacional aunque la transición del capitalismo al socialismo sea nacional.
El asesinato de Gadhafi tiene lectura detrás de los hechos que condujeron al mismo. Las bandas de rebeldes, auspiciadas y subsidiadas por la OTAN, demostraron toda la criminalidad en cada una de sus acciones anarquizadas, desorganizadas, plenas de ira no pocas veces con mucha irracionalidad pero orientadas por quienes ansían hacerse los dueños de la riqueza libia. Muchas tendencias se mezclaron en las filas rebeldes, extremos políticos que antes se consideraron incompatibles, visiones religiosas que algunos o muchos catalogaban como inconciliables, movimientos políticos que van desde derecha a izquierda o de izquierda a derecha sin dejar de abrazarse con cualquier postura que tenga el centrismo como su epicentro de pensamiento social. Todas alimentadas por Estados imperialistas. Estos no pueden permitir que la situación política de tensión y de agravamiento de las contradicciones de clases que se suscitan en el Medio Oriente se transforme en un caldo de cultivo para el estallido de revoluciones que se declaren socialistas. Los indignados en el mundo, aunque no tengan los mismos objetivos que los pueblos árabes en rebeldía ni los mismos métodos de lucha política, es una consecuencia del despertar político e ideológico que se ha creado en esa región aunque no huelan a revolución proletaria.
La forma salaveje en que asesinaron a Gadhafi no sólo fue festejada por los Estados imperialistas sino que es, igualmente, una alerta para que otros mandatarios se miren en ese espejo. Mejor dicho: el mensaje va directo para gobernantes como Chávez, Evo, Correa y Ortega por atreverse siempre a condenar las políticas y, especialmente, bélicas del gobierno de Estados Unidos y de tener la primera responsabilidad en los genocidios que produce en el mundo a través, fundamentalmente, del terrorismo de Estado. Por ello es mil veces cínico y ridículo que ahora vengan con la hipocresía de que se investigue la forma en que fue muerto el otrora líder fuerte de Libia. Nunca escondió el imperialismo estadounidense su inmenso deseo de asesinar a Fidel y el no haber podido lograrlo, luego de muchísimos intentos fallidos, no le ha permitido esconder jamás su frustración política y criminal. Por eso derrochan alegría cuando algún líder antiimperialista cae abatido bien por las armas directas de los mercenarios del imperialismo o bien por las armas de población civil rebelada y armada por las grandes potencias capitalistas, como ha sido el caso del asesinato de Gadhafi.
Nosotros no sólo condenamos el asesinato de Gadhafi, quien estaba prisionero con vida en manos de los mal llamados rebeldes revolucionartios libios, sino que, igualmente, nos sumamos a quienes acusan a los gobiernos terroristas de Estados Unidos, Francia e Inglaterra de ser los grandes responsables de la crisis, la violencia y los miles de miles de muertos que se han producido a raíz de la intervención militar de la OTAN en Libia. Y, al mismo tiempo, condenamos y rechazamos el mediatismo y la burla con que muchos políticos y medios de comunicación trataron la captura y el asesinato de Gadhafi quien luego fue expuesto, de forma miserable sobre una colchoneta, para que islámicos le tomen fotos y muchos de los cuales dando gritos de “Alá es grande” festejaron, como si nunca más habrá explotación y opresión de clase social en Libia, la muerte de quien antes, cuando gobernó, mejoró considerablemente las condiciones socioeconómicas del pueblo libio.
No nos cansaremos de decir que un gran culpable de lo que está aconteciendo en el mundo y que favorece las políticas intervencionistas del imperialismo esel proletariado, especialmente, de las naciones desarrolladas del capitalismo que se niegan, por una u otra razón, a cumplir con su misión emancipadora de la humanidad. Sin embargo, todos los árabes o islámicos que se burlaron del asesinato y cadáver de Gadhafi –como éste mismo- tendrán que rendirle cuentas a Alá.