Petróleo por la sangre de Muamar Gadafi

“En estos tiempos de dificultad económica, no debería ser pedir demasiado, a un país de la riqueza y recursos de Libia, que pague su parte de la cuenta” (Daniel Kawczynski)

Las mascaras se caen, ya Europa y los Estados Unidos comienzan a reclamar a Libia el precio de la “acción humanitaria” de la OTAN. La Sangre de Gadafi y de miles de de sus seguidores debe ser saldada con el petróleo libio, que fluirá libremente para la Europa occidental y los Estados Unidos. Derrotar y acabar con Gadafi era un paso necesario que anuncia premonitoriamente la invasión a Irán. Es por eso que se reafirma que ninguna acción militar de las potencias de occidente es espontanea o en defensa de las democracias árabes ni de ninguna parte del mundo.

La inminente desestabilización de la política y la encomia siria, obedece a los planes previos a la invasión a Irán. Por las fronteras iraquíes y turcas están entrando mercenarios árabes y latinoamericanos que están armando a sectores de oposición sirios y programando atentados contra las instituciones públicas de este país árabe. Por esas mismas fronteras turco-iraquí entraran las tropas y vuelos de la OTAN e israelíes desde el mediterráneo utilizando las costas y el territorio sirio.

Es asombroso ver como las grandes potencias occidentales se hacen de la vista gorda de aquellos regímenes árabes aliados, que en muchas décadas no han dado libertades democráticas a sus ciudadanos, pero que sin embargo atacan a Siria después de haber atacado a libia con los resultados que ya conocemos. Esta es una estrategia muy característica de las potencias imperialistas y colonialistas. Así hicieron con los regímenes militares en América latina en las décadas de los 50, 60 y 70 del siglo pasado.

Entre 600 los 1250 millones de libras esterlinas consistió la inversión del Reino Unido en el derrocamiento de Gadafi, sin contar la inversión que hizo cada país que participó en la operación contra el pueblo de Libia. La lógica capitalista estuvo presente en esta acción militar y genocida contra el gobierno de Gadafi, se invirtió en la muerte para sacar ganancias en exceso. El Consejo Nacional de Transición libio, está sirviendo en bandeja de plata a toda la nación siguiendo la premisa imperialista que la guerra es un negocio productivo.

Según el diputado conservador Daniel Kawczynski, presidente de la comisión parlamentaria británica sobre Libia, el Reino Unido debería ser el primero en beneficiarse para recuperar los millones de libras gastados en la intervención militar: “En estos tiempos de dificultad económica, no debería ser pedir demasiado, a un país de la riqueza y recursos de Libia, que pague parte de la cuenta”.

En estas nuevas cruzadas de las potencias occidentales, los lugares santos no son religiosos, son económicos. Se pelea por los recursos de los países que una vez fueron colonias europeas y que por un giro del destino poseen las grandes reservas de recursos naturales, tan necesarios para mantener el consumismo desmedido en los países desarrollados. También cuentan los países neocolonialistas en los países candidatos a invasiones, con el apoyo de grupos políticos, económicos y sociales que sin ningún sentimiento de lealtad o de patriotismo venden sus fidelidades por un puñado de monedas y beneficios económicos y sociales.

Recientemente, el viernes 6 de Enero 2012, decía Nuri Berruien, presidente de la Compañía Nacional de Petróleo de Libia, en Doha (Qatar): “Favoreceremos a nuestros amigos cuando otorguemos los contratos de explotación de las reservas de petróleo de Libia”. Al contrario con lo que supuestamente sucede con Venezuela y los países miembros de Petrocaribe, esto no causa ningún eco ni escándalos en las grandes trasnacionales de la información.

Comienzan a caerse las mascaras, se inicia el baile de los millones, Libia y su actual Consejo Nacional de Transición comenzaran el largo camino de la recolonización y repartición del territorio libio. La pérdida de la soberanía nacional como ha pasado en Irak y Afganistán será la característica de la Nueva Libia o quizás deberíamos llamarla Tripolitanita o Cirenaica como la había nombrado en tiempo del imperio romano el emperador Diocleciano.

Ahora el emperador es otro, Barack Obama, y también funciona como en tiempo de Diocleciano otra más poderosa y mortal tetrarquía, formada por los Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Alemania, la cual cuenta con un brazo armado como lo es la todopoderosa OTAN. A la fuerza están imponiendo un régimen militar-policial mundial y unipolar, en el cual solo se cumpla la voluntad de las grandes potencias noratlánticas.

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Obed Juan Vizcaíno Nájera


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