El depuesto presidente Touré es un amigo de Venezuela y de la democracia

Lo que se perdió en Mali

Al-Qaeda entre Mali, Libia, Mauritania, Níger, Chad y Argelia no es un descubrimiento. Una de sus células secuestró cooperantes europeos en el 2010. Otras actuaron en la guerra de Libia y otras expulsadas de Argelia. Esto llevó a la reciente conquista y restauración de la ley islámica en el Norte de Mali.

Un grupo tuareg junto a Al-Qaeda conquistaron hoy el desierto maliano y Tumbuctú.

Tumbuctú fue la Alejandría musulmana del Norte África. La Jerusalén musulmana de África. Una ciudad mítica, de escuelas coránicas (madrazas) y hermosas mezquitas, dominadas por el color de la tierra y los laberintos de barro. Al-Qaeda llegó hasta allí para partir a Mali en dos.

Allí se puede fundar una sociedad islámica tuareg con influencia desde el Saharaui hasta Somalia, integrando el islam yijaidista, entre los Hermanos Musulmanes, los salafistas, o la dictadura islámica del Sudan.

Un nuevo eje estratégico y militar. No religioso. No es romántico. No es un renacimiento de la pureza musulmana, la paz, la convivencia intercultural y la compasión como lo fue la antigua Tumbuctú, una de las 9 maravillas del mundo.

¿Por qué no? Porque el Norte maliano tiene importantes yacimientos de petróleo. Es una toma económica. Tiene intereses de guerra. El petróleo no es un cofre de oro, es el juego del capitalismo. El petróleo, como el coltán, hace ricos a los que lo extraen, aleja el poder ciudadano, contamina el planeta, sirve para comprar armas y crea ejes de influencia.

El relato parece elegante si se piensa que los Tuareg han reconquistado la histórica ciudad santa, han expulsado el poder de los negros (tradicionalmente esclavos de los musulmanes), reinstalan la sharría y reconstruyen las madrazas. Pero es menos elegante: es Al-Qaeda con petróleo. Es regresar a las tradiciones del siglo V con la geopolítica del siglo XXI.

El depuesto presidente Touré es un amigo de Venezuela y de la democracia. Mali fue la sede del Foro Social de la Alimentación y en Nyéléni se lanzó la declaración sobre soberanía alimentaria.

Touré fue derrocado por no proteger la frontera controlada por Al-Qaeda. “Paradójicamente” el golpe provocó la desasistencia de la frontera y que Al-Qaeda tomara Tumbuctú.

¿Sobreviendrá una gran guerra en Mali, un espejo de los grandes intereses económicos por el control del petróleo? ¿Una guerra religiosa donde la retoma de Tumbuctú excuse el control de los yacimientos? ¿Una nueva nación que vende petróleo y esconde un plan de re-islamización teocrática de África? ¿Cuál es el destino de los próximos presidentes modernos y progresistas de África como Touré, hoy derrocado por Al-Qaeda?.

Venezuela tiene un papel crucial en todo esto. Pero tiene que aprender a decidir: entre el proyecto yijaidista, escuela de las peores derechas religiosas en el mundo islámico y los pocos presidentes progresistas del mundo.



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Daniel Castro Aniyar


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