Actualmente es el mejor tiempo en que la integración de países –para defender sus intereses ante las políticas de rapiña del imperialismo- debe asumir estrategias y tácticas comunes, hacer valer el internacionalismo de sus políticas y enfrentar los desafíos como una fuerza unida por lazos irrompibles e indivisibles. La política es mucho más de hechos que de dichos. El socialismo es cosa de una visión planetaria si se pretende derrocar la visión nacionalista y pragmática del imperialismo. Para éste la patria son sus intereses económicos de monopolios y punto. Para la Revolución socialista los intereses son los de la felicidad humana y punto. Y ésta requiere de políticas coherentes y unificadas más de integración internacional que de bloque regional y temporal.
El ALBA es, sin duda, un paso hacia la integración pero no es la integración propiamente dicha de naciones aunque sostengan guiarse por el pensamiento antiimperialista e internacionalista del Libertador Bolívar. Falta todavía la integración que venga dada por esa concepción de redención social que lleva en su entraña el proletariado dispuesto a romper con los hitos fronterizos y hacer valer el ejercicio de su principio de internacionalismo revolucionario. Existen en los países del ALBA algunos gérmenes al respecto pero no suficiente todavía como para pensar y actuar –que sería lo ideal- como un solo cuerpo y un solo cerebro en lucha y en consecución del gran sueño del género humano: el dominio del reino de la libertad sobre el reino de la necesidad. En verdad, eso está muy lejano aún pero e el deber luchar por hacerlo realidad más tarde o más temprano.
Sin embargo, no pocas veces, se dan condiciones objetivas para decidir y aplicar políticas internacionales que reflejarían el avance y fortalecimiento de la integración de naciones por la defensa de su derecho a la autodeterminación y de sus fundamentales intereses socioeconómicos. El mundo está pendiente y, especialmente, Latinoamérica de lo que acontezca en la Embajada de Ecuador en Londres por la respuesta del gobierno inglés de no reconocer el derecho de asilo otorgado por el gobierno ecuatoriano a Assange y por la amenaza de ser allanada y violada la soberanía ecuatoriana que representa su Embajada de acuerdo a los reglamentos y tratados internacionales.
Si la amenaza del gobierno inglés pasa del dicho al hecho la respuesta de, por lo menos de los países que integran el ALBA debe –igualmente- pasar del dicho al hecho. Si fuese tomada y violada la Embajada de Ecuador en Londres, se presentaría una situación ideal para dar una prueba contundente y fehaciente de que vamos en camino de una verdadera integración, al menos, de las naciones bolivarianas si pasamos del dicho al hecho.
¿Qué proponemos entonces a los gobiernos de los países del ALBA si es violada la soberanía ecuatoriana en Londres con el allanamiento a su Embajada? Lo siguiente: 1.- Que todas las empresas, industrias y monopolios que tengan identificación inglesa en todos los territorios demarcado por el ALBA, sean expropiados sin contemplación y sin indemnización de ninguna naturaleza, salvo aquellas o aquellos cuyos dueños declaren abierta y públicamente que condenan y rechazan la política inglesa de violación a la soberanía ecuatoriana. 2.- Que sea paralizado de inmediato toda comercialización de mercancías, tanto de exportación como de importación, con empresas inglesas y con el Estado inglés. Y 3.- romper, al mismo tiempo, relaciones diplomáticas con Inglaterra más no con organizaciones, gremios, sectores populares y personas del pueblo inglés que no compartan la política intervencionista del gobierno inglés en los asuntos internos de otras naciones.
Sencillamente: sin radicalismo ni darnos de que somos más revolucionarios o internacionalistas que otros y sin estar pretendiendo decirles a los gobiernos de los países que conforman el ALBA lo que deben hacer, eso es lo que les proponemos. Por lo demás, ello no significa que tengan obligación de aceptarlo. El EPA no es Estado ni Gobierno ni tampoco goza de influencia en esferas de poder en ningún lugar de este planeta. Sencillamente: creemos en el socialismo y apoyamos al Alba y sus gobiernos en la defensa de los intereses de sus pueblos y, por otro lado, condenamos y ansiamos la derrota y desaparición del capitalismo. Es todo, pero entendemos que cada caso o cada hecho tienen su momento histórico.