Diálogo y estrategias de paz: ¿de USA o de la oligarquía colombiana?

La América Latina, hoy y mañana, deberá  volver; inexorablemente a la prédica y al pensamiento de Simón Bolívar. Somos una sola nación. Constituimos una patria, desde el Rio Bravo en el Norte hasta los acantilados del Cabo de Hornos en la punta de América del Sur. Somos una sola nación dividida en veinte provincias, y una sola nación que se salvará o perecerá unida. Que hará la historia o será abandonada por la historia unida. Porque no tiene otra alternativa (Domingo Alberto Rangel, 1997)   

En esta séptima  entrega, se suministra una cronología que resume los principales eventos relacionados con la actividad insurgente y contrainsurgente, así como los  acuerdos humanitarios en Colombia en el primer período presidencial del Sr. Álvaro Uribe Vélez. Será en la VIII entrega, cuando se cuenten los acontecimientos correspondientes al segundo período presidencial del citado personaje.

   Los acuerdos,   eventos y análisis interpretativos  sobre las conversaciones de Paz en el gobierno presidido por  Juan M. Santos, con la la colaboración de USA,   serán presentados  en las  entregas IX al X. 

En  cuanto los orígenes,  causas de la insurgencia, su trayectoria  y las estrategias de USA en este tipo de proceso, se sugiere   leer las entregas I al  VI. En todo caso debe quedar claro, que han existido centenares de comunicaciones confidenciales entre los representantes del Pentágono, la CIA, la DEA,  el FBI y los gobiernos de Colombia y su fuerza armada, que hasta ahora,  prácticamente se desconocen a pesar de ser la esencia de la injerencia del modelo imperial en Colombia y en gran parte de América Latina y el Caribe.

Una introducción necesaria

Es evidente que en las décadas que van desde los años 50 a 90, se desarrolló una lucha con escasa tregua, entre las fuerzas insurgentes y los defensores del régimen neo feudal  y  capitalista predominante en Colombia.

Todos los gobernantes, sin excepción, provenientes de universidades conservadoras  y  partidos de la derecha, en santa alianza permanente con   transnacionales poseídas por USA y sus aliados, se encargaron de custodiar sus intereses económicos, y facilitar a la oligarquía colombiana su más próspero enriquecimiento, y a su vez reforzar  el despojo de la propiedad territorial a millones de campesinos. Sin embargo, a partir del año 2002, el gobierno colombiano redobla sus políticas y estrategias contra la  insurgencia y se declara abiertamente pronorteamericano e instaura una represión sin precedentes en la historia de ese país, donde el Plan Colombia y el Plan Patriota, ambos ideados desde USA,  juegan un papel estelar en la lucha a muerte por acabar con la resistencia tanto armada como la  pacífica, orientada por el pensamiento de izquierda, todo bajo la gerencia de lo que algunos han  llamado el principal  lacayo de los capos del norte.

Veamos una breve reseña del ex presidente para unos, y subalterno del imperio (USA), para otros:

Nació en Medellín (1952), hijo de Alberto Uribe Sierra (terrateniente)  y Laura Vélez Uribe,  graduado de abogado,  tuvo una formación eminentemente reaccionaria, clerical y anticomunista, la cual reforzó con sus estudios en   USA e Inglaterra. En sus primeros 30 años, Álvaro Uribe V.  actuó como empresario,  y también se desempeñó en cargos públicos de nivel medio.

Es a partir del año 1982, donde comienza en forma su carrera política, accediendo a ser concejal, alcalde, senador y  gobernador de Antioquia, ciclo que coronó con su cuestionado ascenso a la presidencia de la República en el año 2002 (presuntamente financiado con dineros del narcotráfico, entre varios, la empresa Uniapuestas), mandato que terminó en el año 2010, envuelto en un manto de una oscura aureola. Antes, durante y después de su ejercicio presidencial, ha profesado una firme creencia en el neoliberalismo, siendo aliado en todo momento de las transnacionales y de las políticas de libre mercado, las privatizaciones y una conducta laboral favorable a los intereses del gran capital.

Cuando fue  candidato a la presidencia,   Uribe, actuó como un férreo crítico de la zona de distensión y de los diálogos.

Amparado en una relativa y cuestionada popularidad, su principal propuesta, fue la política de seguridad democrática, dirigida a  combatir frontalmente a los grupos de izquierda, denominados por él como  violentos, ideario que se fue concretando a partir del 07.08.2002,  fecha en que  tomó posesión como presidente de Colombia.

 

La vida pública de este político, que algunos califican de siniestra, merece ser conocida tanto por sus seguidores como por sus adversarios, toda vez que todavía a finales del año 2012, sigue interviniendo como una especie de vocero bajo la sombra de USA, de grupos políticos, económicos y militares de dudosa reputación. Para una ampliación de las andanzas políticas y represivas  de  este discutido personaje, se recomienda leer:  Biografía no autorizada de Álvaro Uribe- El señor de las Sombras (Josef Contreras y Fernando Garavito-2002), El Narcotraficante No. 82 (Sergio Camargo-2008) así como otras semblanzas que lo retratan con diversos y ambiguos perfiles que van desde ser un formal adversario del narcotráfico y la insurgencia, hasta ubicarlo como asociado al Cartel de Medellín y lo más nefasto de la extrema derecha latinoamericana.

A  continuación  se  suministra la supra  Cronología, correspondiente a los años 2002 al 2006, período que corresponde a los primeros cuatro años de mandato de   Álvaro Uribe Vélez, y en el cual se produjeron los siguientes acontecimientos:

  • Ofensiva militar y paramilitar sin precedentes,  Amparada en la Política de Seguridad Democrática y el Plan Colombia, contra las guerrillas y zonas campesinas, quedando un saldo de muertos, heridos, presos,   desaparecidos y desplazados de gran magnitud. Un hecho concreto, de esta política de exterminio se produjo mediante la ejecución de  la Operación Orión, la cual consistió en tomar por la fuerza la Comuna 13 San Javier, de la ciudad de Medellín, donde mediante una alianza entre las fuerzas militares y paramilitares, asesinaron a más de una docena de guerrilleros urbanos, quedaron más de 180 heridos, 250 apresados, y cerca de 75 desaparecidos. Los sectores empresariales y los políticos de la derecha aplaudieron la exitosa ofensiva, toda vez que les permitía mayor libertad para sus operaciones mercantiles y electoreras.  Según gran parte de los habitantes de estos barrios o favelas de Medellín, esta acción lo que hizo fue enlutar a la mayoría de su población y hacerla todavía más pobre.   Según los partes del gobierno, las FARC-EP, El ELN y los Comandos Armados del Pueblo (C.A.P.), fueron prácticamente aniquilados, por lo que fueron  condecorados y elogiados desde Washington (Del 16 al 20 de octubre de 2002)  
  • Se planteó un intercambio de prisioneros, para lo cual la FARC-EP, propuso el despeje de los municipios de Pradera y Florida por un lapso de 45 días. En dicho intercambio la guerrilla solicitó incluir al comandante  Simón Trinidad y la combatiente (a) Sonia, quienes habían sido entregados a USA por Uribe, bajo la acusación presuntamente  no comprobada,  de ser  cómplices del narcotráfico. La contrapartida sería la liberación de tres contratistas norteamericanos que habían caído en poder de las guerrillas. Todavía Trinidad y Sonia siguen presos en USA (febrero 2003).
  •  
  • El gobierno, posiblemente,  bajo la asesoría de USA, asignó al general Reynaldo Castellanos, comandante de la  Quinta División del Ejército Nacional de Colombia, para desarticular los planes de las FARC-EP.  Dicho General  tuvo a su mando a más   de 30 mil hombres para cubrir un área de operaciones cercana a los 70.000 km². Esta ofensiva  se denominó Operación Libertad Uno, llevando como vanguardia la Unidad de   Fuerza de Despliegue Rápido (más de 3.000 soldados) y se efectuó con el fin de impedir la influencia de las FARC en el departamento de Cundinamarca, desmantelando los campamentos base, las redes de apoyo y asesinar a sus dirigentes. La colaboración  de una porción importante de  montañeses a las FARC-EP, puso en serias dificultades al avance militar y paramilitar (el inicio de estas operaciones fue en la primera semana de julio de 2003)  
  • La Brigada Móbil No. 3, de las Fuerzas del ejército arriba citadas, una vez rodeado el campamento guerrillero,  fusiló al comandante Rumba cerca de una vereda llamada Quitasol, Municipio Topaipí (15.09.2003)
  • Se produjo el asesinado del jefe de las FARC-EP en Cundinamarca, Marco Aurelio Buendía,  una vez que el ejército logró vencer la resistencia que hicieron los guerrilleros y un sector importante de campesinos ( octubre de 2003)
  • Se sostuvieron diálogos en función de la paz, en Cuba, con facilitación de México (años 2004 y 2005)
  • En el Urabá (Antioquia), Hubo fuertes enfrentamientos entre las FARC-EP y los militares, lo que consechó  importantes bajas por ambos bandos (febrero de 2005)
  • Organizaciones populares,  denunciaron olas masivas de desplazados, como consecuencia de la ofensiva represiva del ejército y los paramilitares, así como la aparición de gigantescas fosas comunes, presuntamente  consecuencia de la estratégica  desplegada  por el  Ejército-USA-Colombia,  donde el principal elemento de guerra eran los denominados Falsos positivos (que consistían en hacer aparecer gente inocente  asesinada,  y a partír de estos hechos macabrados, los militares y paramilitares cobraban premios en US $ (Esta política, según la oposición al gobierno,   se aplicó en casi toda el período de mandato de Uribe)
  • Diversas organizaciones políticas y populares denuncian que las bases militares instaladas por USA  en Colombia (la función de cada base estadounidense es para comandar, controlar o apoyar operaciones tácticas o de entrenamiento),  actualmente  llegan a siete (7), mientras que el Plan Colombia y el Plan Patriota financiados con miles de millones de dólares por USA, refuerzan la logística cívico-militar-paramilitar contra los insurgentes. Es esta la razón fundamental por la cual se considera que la represión en Colombia está integrada por los militares norteamericanos que forman parte de las bases de instaladas en Colombia por USA, con el apoyo del gobierno neocolonial colombiano y las fuerzas paramilitares que hacen el trabajo sucio que por ley le es difícil hacerlo directamente por parte del ejército colombiano (durante todo el mandato de Uribe, las bases se han ido perfeccionando y ampliando, mediante contratos privados firmados en US $.
  • Consecuencia de la política de injerencia de del trio USA-gobierno-paramilitares, fue  traído clandestinamente a Venezuela un contingente de 152 paramilitares colombianos, los cuales fueron instalados  en la zona rural del HATILLO (a menos de 25 km del palacio presidencial de Venezuela), con el propósito de asesinar al presidente Chávez y crear un estado de conmoción en el país y de esta forma estimular la intervención de USA, utilizando sus fuerzas militares instaladas en Colombia. Cuando ya les quedaba muy pocas horas para dar el criminal  zarpazo, los paramilitares fueron descubiertos y se les frustró el magnicidio que tenían planificado, el cual se ejecutaría  en la ciudad de Maracaibo (marzo-abril 2004) 

La presunta vinculación del Sr. Uribe en este caso, lo expresó con claridad El General venezolano, Miguel Rodriguez Torres (Director del SEBIN): Después de tantos años de experiencia en un servicio  de inteligencia, estoy convencido de que Uribe Vélez sabía lo que estaba pasando, ¿Por qué? Porque son conocidas las relaciones de Uribe Vélez y Mancuso, y yo no creo que Salvatore Mancuso se atreviese hacer una operación de esa naturaleza o por lo menos a participar desde afuera, en una operación como esa, sin el consentimiento de su jefe que era Álvaro Uribe. Yo sí creo que ese caballero lo sabía (La Invasión Paramilitar, Operación Daktari,  p. 34). Similar posición adoptó el citado servidor público, en el programa de T.V. del periodista José Vicente Rangel con fecha 06.05.2012.     

  • Las relaciones de Colombia  con Venezuela fueron contradictorias, signadas por el  incremento de las exportaciones hacia este último país (Ver estadísticas del INE) pero a su vez buscaban generar serios inconvenientes en la frontera venezolana, así como seguir la política injerencista  de USA.  Esta situación quedó totalmente despejada con las declaraciones que dio Álvaro Uribe V. dos años después de terminado su mandato, donde expresó: No invadí a Venezuela porque no tuve tiempo.. (Agosto 2012)

¿Sobre esta base nos preguntamos: ¿Quién es el verdadero enemigo de Venezuela, el trio de poder ultra derechista ya nombrado o los grupos insurgentes de la izquierda colombiana?

  • El gobierno colombiano actuó desde un comienzo, hasta su fin,  con mano dura,  haciendo inaceptable las propuestas de despeje de los insurgentes y solicitando que estos abandonasen sus planteamientos  ideológicos revolucionarios para democratizar la propiedad de la tierra, mejorar las condiciones de vida de los trabajadores,  los derechos humanos,  la libre expresión del pensamiento, la soberanía e independencia nacional y otras reivindicaciones populares. So pretexto que son bandoleros, se les ha venido solicitando que abandonen sus convicciones políticas y la razón de ser de su lucha.

En síntesis, en este primer gobierno, Uribe, manifestó en todo momento su oposición  a llegar a negociaciones con los grupos insurgentes, por el contrario su equipo de civiles y militares con mentalidad sanguinaria se encargaron de estimular el paramilitarismo y la represión legal e ilegal en la búsqueda a toda costa de destruir tanto a las fuerzas guerrilleras, como a las pequeñas propiedades campesinas, a su vez que acorralaron a los obreros, estudiantes e intelectuales que le presentaban oposición a sus políticas neoliberales y apátridas.

Tómese en cuenta que los aliados del gobierno instaurado por la oligarquía colombiana son  los paramilitares, los cuales han sido ampliamente retratados:

Para hablar de la ley de Justicia y Paz, hay que hablar un poco del fenómeno del paramilitarismo. Este surge en Colombia muy ligado al narcotráfico entre finales de los 70 y principios de los 80, donde grandes barones, terratenientes y personas de la burguesía consideraban amenazados sus bienes y sus riquezas, por el accionar de los grupos insurgentes. Es así como se comienzan a generar fenómenos de autodefensas como mecanismos para contrarrestar el accionar insurgente. Esto debido al fracaso total del Estado colombiano en procurar la derrota militar de la insurgencia, pues en el desarrollo de un conflicto de mas de 40 años, no ha habido resultados en el plano militar, y se ideó el mecanismo de establecer y crear estos grupos paraestatales para poder realizar un trabajo mucho más frontal y radical contra la insurgencia. Resulta que este accionar, que no tiene control porque no hace parte del Estado, empezó a realizar un trabajo sucio en contra de las comunidades y las poblaciones donde había presencia insurgente. Es así que la confrontación se dio no sólo contra la insurgencia, sino también y fundamentalmente contra la población donde había influencia y/o presencia insurgente. Esto conllevo un deterioro absoluto en los derechos humanos y fundamentales de vastos sectores de la población colombiana, porque por el accionar de los paramilitares empezaron a haber crímenes de lesa humanidad sin precedente en el conflicto colombiano. Es así como en vastas regiones se cometieron masacres a pobladores que no tenían un vínculo directo con la insurgencia, sino que su pecado era habitar en regiones donde había algún tipo de influencia guerrillera. Los crímenes se cometieron de diferentes maneras, no solamente asesinatos, torturas, desapariciones, desplazamientos forzados, secuestros; crímenes de lesa humanidad de todo tipo que agudizaron el conflicto colombiano. Adicionalmente los grupos paramilitares, en algunas zonas, operaban en connivencia con grupos de militares y policiales estatales. Estos grupos tienen mucho respaldo de sectores de la burguesía, de terratenientes, de sectores ganaderos e industriales (..) En Colombia, la Ley de Justicia y Paz, sólo permite el perdón de los crímenes paramilitares (Franck Gaudichaud y Rocio Gajardo. Rebelión, 22.06.2006)

 En consecuencia, examinar con cuidado las tácticas y estrategias del imperio y de sus títeres en Latinoamérica, es un deber y derecho que todos los patriotas del continente debemos fortalecer. Lo que está en juego es la soberanía, la independencia y con ello el resguardo de todas y cada de las convicciones y aspiraciones por un mundo mejor. Sin  dejar de reconocer que los movimientos insurgentes han cometido omisiones, errores, torpezas y hasta ingenuidades,  esto no invalida que los pueblos del mundo se alisten al lado de la justicia social, colaborando para que se corrija lo que proceda, en función de una paz fundamentada en el amor al prójimo y en una distribución equitativa e igualitaria de la riqueza. Parafraseando a Cristo, pudiésemos decir: ¿Quién que actúe en política, está libre o exento de arrojar la primera piedra..? ¿Tendrán algún día, los pobres de la tierra y los amigos de estos, derecho a  subir al cielo..?

Nota: sobre la injerencia en Venezuela por el trio supra citado, se recomienda leer La Invasión Paramilitar-Operación Daktari escrito por Luis Britto García y Miguel A. Pérez Pirela. Edición del Correo del Orinoco. Caracas, mayo, 2012. 

yovic01@gmail.com



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Yolí J. Núñez O.


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