Después de haber hecho un breve recorrido por la Colombia de los años 50 hasta nuestros días, hemos llegado a la conclusión que estamos ante un problema de alta complejidad geopolítica y geoestratégica, donde fuerzas antagónicas principales, luchan por la hegemonía del poder y cuya expresión más visible es la existencia de una guerra interna de vieja data, que vulnera de manera profunda la aspiración de bienestar y de paz con dignidad que todo pueblo le gustaría disfrutar.
Las raíces del citado problema, las conseguimos en la existencia de unas clases sociales minoritarias, muy poderosas económicamente, poseedoras y controladoras del sistema educativo, de los medios de comunicación, del ejército, la policía y en general dueñas hasta ahora de las instituciones del Estado burgués, las cuales desde épocas remotas, están asociadas con el imperio norteamericano y en conjunto, vienen explotando, oprimiendo y excluyendo a las mayoritarias, que lo único que poseen es su fuerza de trabajo. Adicional, por encima de las vicisitudes de la guerra, existen elementos ideológicos controversiales que estimulan el distanciamiento entre las partes beligerantes.
Ante semejante desigualdad, un sector importante del pueblo trabajador del campo y la ciudad, se organizaron desde hace más de 50 años en guerrillas, constituyendo un poder paralelo de una gran magnitud que amenaza con tomar el poder. La existencia de un ejército popular es una realidad tangible que ha servido para frenar (parciamente) la entrega del país a potencias extranjeras y evitar que la oligarquía se apropie de lo más mínimo del territorio colombiano.
Preliminarmente podemos señalar que el problema a resolver es la guerra y el objetivo o resultado a lograr debería ser una paz con dignidad y bienestar.
¿Cómo solventar ese problema llamado guerra?
En principio, la vía de las armas, no ha dado los resultados positivos esperados para ninguno de los dos bandos, por el contrario se han sacrificado seres humanos de diversas bandos y jerarquías. Pero, ¿Es que acaso una paz prisionera de la injusticia, la exclusión social, el hambre, el desempleo, la desigualdad, la represión, la pérdida de soberanía e independencia, no es más dañina que una guerra de liberación?
La otra vía de solución, es la negociación dialogada, la cual se ha intentado en varias oportunidades y hasta ahora tampoco ha dado frutos satisfactorios. Sin embargo, ahora nos vamos a referir a las negociones dialogadas que actualmente han comenzado a andar, con la propuesta hecha pública del 27.08.12, por parte del Presidente de Colombia, Juan M. Santos y su aceptación preliminar por parte de las FARC-EP. La Mesa de Negociaciones, se concretó en Oslo, en octubre de 2012.
Antes de entrar a examinar algunos hechos concretos sobre la supra citada Mesa, vale considerar varias condiciones que pudiesen hacerse presentes para que dos bandos en una guerra decidan negociar:
- Que una de las partes se sienta con extremada ventaja y sin que se le haya declarado triunfante, caso en el cual, lo queeste buscaría es una rendición elegante de parte del adversario más débil. También pudiese ser que quien proponga la capitulación es este último, a fin de que no siga el derramamiento de sangre y/o la acumulación de más pérdidas materiales.
- Que ambas bandos estén conscientes de su fortaleza, por lo que desean llegar a un acuerdo donde no haya vencidos ni vencedores (negociación entre iguales). En este caso, se entiende, que ninguno de los dos quedaría a merced del otro. La distribución de hombres, tierras y poder político-militar se haría en igualdad de condiciones y resultados (cada uno reconoce el poder del otro). Lo contrario estaría indicando que alguien de los dos no supo negociar y cedió su poder a un igual lo tanto está cediendo su poder a un igual ¿negociación de bellacos vs tontos útiles?
- Que una una de las partes se declara vencedora, pero utiliza un tratado o convenio para precisar su victoria honorífica y material. En este caso el vencido, puede ser despojado de todos sus bienes o pudiese ser participe minoritario en el reparto de tierras, s bienes o cargos, lo que pudiese ser visto como un "premio de consolación"
En general, hay diversas opciones que pueden darse para entablar negociaciones causadas por un conflicto político, económico, social y militar. Lo que si es evidente, es que las fuerzas populares que se encuentren representadas en esas negociaciones, deben evaluar muy bien la situación y prevenir resultados que a la larga solo expresen un desgaste en vidas y recursos materiales que solo pudiesen servir para validar el sistema de la burguesía y de los invasores del norte, tal como sucedió con los acuerdos de paz de San Salvador (1992) y los de Guatemala (1996)
En consecuencia, nos preguntamos: ¿porque después de tanto sacrificio y derramamiento de sangre, en la mayoría de los países de Centro América, el hambre, la pobreza, la exclusión social y la falta de libertad de expresión, ahora están más acentuados? ¿Es cierto que después que los guerrilleros se desmovilizaron y entregaron las armas, la derecha incumplió los acuerdos y reforzó su poder político y militar, mientras que la mayoría de los ex guerrilleros eran asesinados y marginados de los puestos claves del poder? ¿Habrá algún ejemplo que exhibir en Colombia?
Con esta supra breve acotación, los invitamos a continuar analizando la situación en el vecino país:
Durante toda la segunda mitad del siglo XX y lo que va del siglo XXI, se enfrentan por la vía de la guerra y la vía mediática, dos grandes contrincantes que no ceden en los aspectos fundamentales del histórico conflicto.
Por una parte, una decena de presidentes asociados a la oligarquía Colombiana, a las políticas dictadas desde Washington, a las medidas de agresión anticomunistas de los grupos paramilitares colombianos, no han podido darle solución al conflicto.
Recientemente y por motivos que todavía no se tienen claros, el gobierno de J.M. Santos, con la venia del norte, ha dado a conocer el "Acuerdo General para la Terminación del Conflicto" y del cual se extraen algunos párrafos:
Hemos alcanzado un acuerdo con la guerrilla, tras seis meses de encuentros exploratorios en la Habana (..) dije que un proceso para terminar el conflicto en mi gobierno sólo sería posible si este sigue tres principios: aprender de los errores y acciones del pasado para no crear falsas expectativas; lograr efectivamente el fin del conflicto -no su prolongación-, y no ceder un solo milímetro de territorio nacional (..) Esas reuniones exploratorias han terminado con la firma de un acuerdo entre el gobierno nacional y n las FARC que establece un procedimiento-una hoja de ruta-para llegar a un acuerdo final que termine, de una vez por todas, esta violencia entre hijos de una misma nación (..) En ellas se construyó una visión compartida del conflicto y se acordaron el propósito, la agenda y las reglas del juego de un proceso que debe ser serio, digno, realista y eficaz (27.08.2012)
Del mismo documento, se cita lo que sigue:
Este acuerdo es diferente porque no tiene despejes de territorio, no hay cese de operaciones militares, las conversaciones se llevarán a cabo fuera de Colombia, no tendrán tiempo ilimitado, se medirán en meses no en años y la duración está sujeta a que se revisen los avances cada cierto tiempo (..) El proceso está dividido en tres fases: la exploratoria, sesiones de trabajo reservadas y directas (sin interrupciones y sin intermediarios) y la tercera es la implementación simultánea de todo lo acordado, con las correspondientes garantías y mecanismos de verificación y participación ciudadana (Del texto del discurso citado)
¿Por qué si se habla tanto de "paz" no hay despeje de territorio y cese de operaciones militares? ¿Por qué la participación ciudadana comenzaría después que el proceso de la búsqueda de paz prácticamente haya terminado? ¿Es que el modelo de exclusión relativo a la toma de decisiones por parte del pueblo continuaría vigente después de llegar a algún acuerdo importante?
Continúa J. M. Santos
Este acuerdo es diferente a los anteriores porque contiene una agenda realista sobre cinco puntos concretos: El Desarrollo Rural; Garantías para el ejercicio de la oposición política y participación ciudadana; fin mismo del conflicto, que implica dejación de las armas y la integración de las FARC a l a vida civil; El narcotráfico y el quinto y último punto, sería los derechos de las víctimas, eso significa también emprender un ejercicio del esclarecimiento de la verdad porque no solo las víctimas, sino todos los colombianos, tenemos derecho a saber que pasó, y quienes fueron los responsables (Del texto del discurso)
Nos gustaría que alguien desasnara al menos, sobre las siguientes interrogantes: ¿Sinceramente la oligarquía colombiana, en alianza fraterna con USA y los paramilitares, garantizarán el pleno ejercicio de los derechos ciudadanos a los guerrilleros y facilitarán una redistribución equitativa e igualitaria de la tierra, en detrimento de las transnacionales que actualmente poseen la mayoría de estas? ¿Quién garantiza que después de abandonar las armas, los guerrilleros no sean ejecutados por la espalda como ha ocurrido en Centro América y en la propia Colombia en épocas anteriores? ¿Reconocerán los terratenientes y las transnacionales su responsabilidad en el despojo de tierras y masacres a los campesinos colombianos durante más de 100 años? ¿Cuál sería la responsabilidad de los jefes militares y policiales con relación a las víctimas de la violencia? ¿Estará en capacidad y conciencia preparado el sistema judicial para juzgar y sancionar a los verdaderos culpables y cómplices de tanta injusticia social que ha prevalecido en Colombia en los últimos 100 años?
¿Por qué puntos tan importantes como los hidrocarburos, la minería y las relaciones laborales, quedaron excluidos de la agenda?
Siguiendo más adelante en su discurso, Santos afirmó: "El gobierno no hará concesiones de ningún tipo en el terreno militar. Las operaciones militares -ministro Pinzón, general Navas, señores comandantes- continuarán con la misma intensidad"
¿Es muy difícil entender las intenciones del presidente colombiano? ¿La estrategia de paz planteada por J. M. Santos, son de USA o son de la oligarquía? Serán: ¿A dios rogando y con el mazo dando?
En cuanto a la II parte, es decir, la Mesa de Conversaciones instalada en Hurdal- Noruega (17.10.2012) el representante del gobierno colombiano, Humberto la Calle, resaltó la confidencialidad de la reunión e hizo énfasis en algunas de las posiciones adoptadas por J.M. Santos a finales de agosto y la necesidad de no salirse de la agenda aprobada inicialmente por las partes, toda vez que lo planteado por las FARC-EP, son temas que tendrían cabida después que se produzca la desmovilización y se desarmen los grupos insurgentes y estos se integren a la vida cívica.
Otro asunto tratado por los voceros del gobierno, fue el tema de las víctimas, las que consideran producto de la acción de la FARC-EP, por lo que solicitaron que esa organización asuma la responsabilidad que le corresponde.
Recordemos que mientras en la Mesa del diálogo los oponentes se tratan con relativa diplomacia, afuera, uno de los más conspicuos amigos de la oligarquía colombiana, vocifera sin cesar "Mueran los asesinos y terroristas de la FARC, con quien no se debería negociar.." ¿Será por casualidad que el espíritu Uribe Vélez, sea el causante de tan fieros alaridos? ¿Una doble "A" genialmente cocinada por la ultraderecha colombiana..?
Con relación a la II parte de las negociaciones, preliminarmente ya comentada (Hurdal-Noruega), Iván Márquez, ratificó la posición de las FARC-EP, en el sentido de que hay diversas contradicciones políticas, económicas y sociales que deben ser ventiladas, buscando con ello clarificar los debates en aras de alcanzar soluciones lo más apegadas a la realidad histórica.
En esta oportunidad, Márquez planteó la necesidad del cese de hostilidades mientras dura el proceso de paz, así como también se refirió a la restitución de las tierras arrebatadas a los campesinos e indígenas por los terratenientes. Consideró que sin transformación de la estructura del Estado, y la instauración de nuevo modelo político, es prácticamente imposible hablar de paz. Insistió en que el proceso en marcha, requiere la participación de todas las organizaciones políticas y sociales, incluyendo a los desplazados.
Días siguientes, las FARC-EP, divulgaron un documento, fechado el 19 de octubre de 2012, cuya síntesis de contenido es la que sigue:
- El proceso de paz requiere de la inclusión del pueblo y sus organizaciones sociales, por ser el principal actor y beneficiario del mismo (..) e rechaza la paz "exprés", pues esta premura conduciría a una frustración no deseable por nadie. La convivencia debe ser edificada sobre bases pétreas e inamovibles y donde se logre una profunda desmilitarización del Estado, con reformas socioeconómicas radicales.
- Denunciaron el estado de pobreza, desempleo e intervención foránea en que se encuentra sumergida Colombia, mientras los terratenientes y empresarios, cada día acumulan más fortunas. El índice de Gini así lo demuestra.
- La terrofagia, el negocio de los transgénicos, el narcotráfico, la criminalidad del capital financiero, las privatizaciones forzadas y otros vicios típicos del capitalismo y el neoliberalismo, han estimulado e institucionalizado la represión sangrienta en el campo y en la ciudad. Un centenar de empresarios y terratenientes ha expropiado a la mayoría de la población colombiana (varios de estos fueron citados con nombres y apellidos en el documento)
- Se denuncian varias empresas petroleras, mineras, hídricas, eléctricas y ferrocarrileras, que hacen negocios que benefician solo a sus intereses, mientras que sus trabajadores y pobladores están en muy mala situación económica, carentes de servicios públicos y viviendo en condiciones de marginalidad.
- La mayoría de los contratos con las grandes empresas privadas son por mucho tiempo y afectan los intereses de la nación "la prosperidad no es de Colombia, sino de las transnacionales que exportan desde nuestro país (..) Desde el punto de vista económico, para una transnacional es más fácil saquear las riquezas naturales del país, sin la resistencia popular y guerrillera.
- La guerra es insostenible para el Estado: el gasto militar es uno de los más altos del mundo; por el Plan Colombia recibe más de 700 millones de dólares al años; más de 90 mil soldados son utilizados para cuidar la infraestructura y las ganancias de las transnacionales.
- Hacen un llamado al ejército colombiano para que actúe con dignidad y decoro en defensa de los intereses de la patria. No mas sumisión a Washington y al Comando Sur.
- El alzamiento armado contra la opresión es un derecho universal que asiste a todos los pueblos del mundo que ha sido consagrado en el preámbulo de la declaración de los derechos humanos aprobada por la ONU en 1948. No somos causa sino respuesta a la violencia del Estado burgués quien deberá someterse a la justicia por los crímenes cometidos, por lo que debe reparar a las víctimas.
- Convocan a decenas de instituciones sindicales, culturales y populares en general "para que llenen de esperanza este intento de solución diplomática del conflicto"
- Nos anima la convicción de que nuestro puerto es la paz, pero no la paz de los vencidos, sino la paz con justicia social. Se equivocan los que embriagados de triunfalismo hablan del fin de la guerrilla, de puntos de inflexión y de derrotas estratégicas, y confunden nuestra disposición al diálogo con por la paz con una inexistente manifestación de debilidad. Al final citan a uno de sus líderes asesinados: "Aquí en la FARC nadie está amilanado, ¡estamos absolutamente llenos de moral, de moral de combate!" (Alfonso Cano)
Considerada la exposición del Presidente J.M. Santos y sus representantes en Oslo, así como lo dicho por la comandancia de la FARC-EP, vale discutir brevemente las perspectivas y opciones de solución del conflicto:
Desde el lado del gobierno, la paz debería ser cosa de meses, en donde los insurgentes se desmovilicen, entreguen las armas y a cambio se les permita participar de la lucha política electoral y social.
Según esta versión filantrópica, los rebeldes pudiesen ser "perdonados" siempre que los órganos jurisdiccionales colombianos no los encuentren culpables de la violencia y sus consecuencias. En todo caso, esto no obviaría para que algunos dirigentes de la insurgencia accedan a posiciones burocráticas subalternas, ya sea en el área departamental o municipal. La reforma legal en la tenencia de la tierra, pudiese ser concretada, pero siempre sometida al estado de derecho capitalista y bajo la asesoría "amigable" proveniente de USA. La reparación de las víctimas, sería una concesión del Estado burgués, pero dado que para el gobierno los guerrilleros son los únicos culpables, no parece fácil que la justicia prospere con la amplitud y honestidad requerida.
Desde el ángulo de la insurgencia, la opción más elemental y riesgosa, sería aceptar el esquema planteado por el gobierno de la oligarquía, lo que en un corto plazo estarían obligados a desmantelar todo un ejército popular que les costó fundarlo y desarrollarlo durante más de cuarenta años. De esta manera quedarían a merced de las buenas intenciones del ejército, la policía, los paramilitares, los medios de comunicación parcializados y los gringos apostados en sus bases militares ¿Habrá cabida para semejante ingenuidad?
Nadie niega que a través de la solución que ofrece el gobierno, aunque sea por unos cuantos años habrá paz, pero de lo que no se está seguro es hasta donde los "pacificados" gozarán realmente de sus derechos políticos y si tendrán la oportunidad cierta de ver concretadas las causes para una transformación profunda de las estructuras económicas y sociales colombianas.
La otra opción, no por cierto del agrado del gobierno de la oligarquía, sería que se concertara una tregua en el combate, se abriera un debate abierto y franco con las grandes mayorías nacionales y mientras tanto, se comenzaran a realizar reformas en la estructura socio económica, así como en la superestructura del Estado, de tal manera que al menos se democratizara la propiedad, los medios de comunicación y la participación de la gente. Esta solución evitaría dejar a la buena fé de la burguesía y sus representantes políticos y militares, todo lo que concierne a la implantación de un nuevo Estado, que aunque no fuese socialista, al menos tuviese un perfil lo más aproximado posible. En este caso, millones de colombianos, podrían decir con orgullo, "No hemos arado en el mar"
Estamos convencidos que si es posible llegar a una paz sustentable, pero para esto el movimiento popular debe condicionar el acuerdo a que las fuerzas de la derecha tengan paciencia, es decir, permitan que se comparta el poder al menos durante unos 5 años, período en el cual se deberán haber realizado importantes transformaciones económicas sociales y de una manera práctica los guerrilleros hayan comenzado a ejercer y compartir el poder.
La realización previa de una asamblea nacional constituyente, que refuerce constitucionalmente el poder popular, es un requisito indispensable para avanzar. Esta propuesta deberá ser efectivamente llevada a cabo y no un simple compromiso firmado en la Habana, Oslo o Colombia.
Es significativo resaltar, que dejar al poder burgués constituido la ejecutoria de los presuntos acuerdos a que se lleguen, sería un craso error de imponderables consecuencias. Es hora d que las fuerzas insurgentes planteen la necesidad que el pueblo ejerza el poder sin dar cabida a que sólo sean las fuerzas reaccionarias los que dispongan del "quien, donde y cuando" hacer las transformaciones socioeconómicas.
En síntesis, los acuerdos de paz, deben irse concretarse sobre la marcha, sin que los insurgentes caigan en la trampa de aceptar solo un papel escrito. Estamos seguros que es preferible desconfiar de las promesas y alcanzar resultados concretos, donde el pueblo vaya viendo los frutos favorables a la transformación del país. Sólo bajo estas premisas, se estará en condiciones de desarticular la organización guerrillera, la cual sabemos, le ha costado inmensos sacrificios a los revolucionarios y al pueblo en general, independientemente de los errores que esta haya cometido.
A parte de las posiciones antes señaladas, pudiesen haber otras soluciones intermedias, consecuencia del proceso de negociación por la paz, sin embargo, quienes estamos mirando "los toros desde la barrera" no somos los más indicados para guiar a los actores para salir del túnel donde se esconde tan dramática situación. La aptitud cautelosa no debe ser un privilegio de la vieja y mañosa oligarquía, sino una de las principales virtudes de los revolucionarios.
Para finalizar, no dejemos pasar por alto el ayudarnos a buscarle respuesta a la interrogante con que titulamos estos diez capítulos, "Diálogos y estrategias de Paz: ¿De USA o de la oligarquía colombiana?", solución que nos las dará la observación atenta de las discusiones y acciones que vendrán en los próximos años. Recordemos que lo que pase en Colombia, también puede repercutir en Ecuador y Venezuela ¡Oh Alá y todos estemos vivos y claros !
Por ahora, nos toca esperar los variados y complejos acontecimientos que se avecinan, comenzando por los diálogos que se iniciarán el 16.11.12, en la Habana, Cuba. Mientras tanto, recordemos con inteligente optimismo y sentido revolucionario, al gran líder de la revolución china:
La victoria de ningún modo debe hacernos relajar la vigilancia ante las frenéticas maquinaciones de los imperialistas y sus lacayos, que tratan de tomar venganza. Quienquiera que relaje la vigilancia, quedará desarmado políticamente y se verá reducido a una posición pasiva (..) Los mandos y Combatientes del Ejército Popular de Liberación de ningún modo deben relajar en lo más mínimo su voluntad de combate; toda idea que tienda a flexibilizar la voluntad de combate o subestimar al enemigo, es errónea (Mao Zedong. Informe ante la II sesión plenaria del Comité Central. Marzo, 1949)