El 17/09/2013 en un comunicado de la Presidencia de Brasil, Dilma Rousseff dio a conocer su decisión de no celebrar la visita de Estado a EEUU prevista para el 23/10/2013 debido a que no recibió respuestas concretas de Washington sobre las actividades de espionajes a ciudadanos de Brasil. El comunicado señala "Dada la proximidad de la visita de Estado prevista para Washington -y ante la falta de una investigación oportuna de los hechos, con las explicaciones correspondientes y el compromiso de cese de la actividad de interceptación- no están dadas las condiciones para la realización de la visita en la fecha previamente acordada". Brasil entiende la importancia y la diversidad de la relación bilateral basada en el respeto y la confianza mutua, pero considera que las prácticas de interceptación ilegal de las comunicaciones y datos de los ciudadanos y las empresas son una amenaza seria a la soberanía y los derechos individuales. Se trata de una actividad que es incompatible con la convivencia democrática entre los países que aspiran a ser amigos El gobierno brasileño espera que una vez resuelta la cuestión del espionaje, el país reciba respuestas concretas, la visita de Estado tendrá lugar tan pronto como sea posible.
La decisión se tomó después de que el canciller brasileño, Luiz Alberto Figueiredo Machado, se reuniera con la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Susan Rice, en Washington, y no recibiera una respuesta clara y escrita sobre el espionaje a Rousseff, sus asesores y a la compañía Petrobras. En la posterior conversación mantenida entre Obama y Rousseff tampoco EEUU se avino a satisfacer las exigencias de Brasil.
La decisión de la presidenta Dilma Rousseff de aplazar su visita oficial a Estados Unidos por falta de respuestas a las denuncias de espionaje recibió el respaldo de senadores de bloques aliados y de oposición al gobierno federal
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La significación de la soberanía es uno de los valores en alza en Sudamérica y la presidenta Rousseff lo tiene muy asumido. Viajar a EEUU con el estigma de la humillación de haber sido espiada, sería tanto como aceptar unas relaciones de servidumbre de Brasil a EEUU, y eso para Brasil y la mayoría de los brasileños sería una afrenta a la soberanía nacional.
Una percepción muy diferente de la de los países europeos que sus dirigentes y la mayoría de la ciudadanía a pesar de haber sido espiada ya tienen interiorizado y asumido su papel de servidumbre a EEUU. Ninguno de los gobiernos y países europeos espiados por EEUU han tomado ninguna decisión política en contra de EEUU, limitándose a pedir explicaciones sin ningún tipo de medida punitiva que hubiera podido llevar a que EEUU desistiera de sus programas de espionaje. Y sería inimaginable que un jefe de Estado europeo hubiera tomado una decisión como la adoptada por Brasil.
El gobierno brasileño tendrá que esperar tiempo para que se den las condiciones de un encuentro entre jefes de Estado en condiciones de igualdad y respeto a la soberanía, pues EEUU en ningún momento ha manifestado interés por cancelar sus programas de espionaje. De hecho Brasil, en previsión de la persistencia de EEUU en la intromisión del ciberespacio brasileño, está tomando decisiones para protegerse del espionaje de EEUU, entre las que se encuentran: la creación de un correo electrónico nacional; el tendido de un cable submarino de fibra óptica directamente a Europa sin pasar por EEUU y que una también a todas las naciones de América del Sur; poner en órbita el primer satélite de comunicaciones nacional en 2016 para el tráfico de Internet militar y público; aprobar un proyecto de ley que obligue a las empresas extranjeras a almacenar los datos sobre sus clientes brasileños en servidores nacionales; impulsar las inversiones en tecnología local, y comprar solamente software y hardware que cumpla con las especificaciones del Gobierno sobre privacidad de datos.
Los países sudamericanos están encontrando el camino de su desarrollo a partir de la reafirmación de su soberanía y su independencia de la tutela centenaria estadounidense, y Brasil como potencia regional debe liderar ese camino conjuntamente con la UNASUR.
EEUU no ha renunciado a revertir la situación política Latinoamericana y retrotraerla a la época del siglo XX donde ejercía su tutelaje de la mano de oligarquías locales, y persiste en sus planes desestabilizadores internos en países con gobiernos soberanistas e intentando enfrentar a países como fue en el reciente pasado a Colombia y Paraguay con Venezuela.
La UNASUR y MERCOSUR trabajan por la integración política y económica regional y han declarado a Sudamérica una región de Paz y Desarrollo y libre de armas de destrucción masiva como las armas nucleares. No obstante, el acecho permanente de EEUU que codicia poseer de nuevo el control de una región rica en recursos naturales deberá hacer reflexionar a los países que constituyen la UNASUR que la defensa de su espacio tiene que ser regional en una alianza estrecha de naciones.
El camino de la disuasión para quienes por un lado dicen ser amigos, pero en la sombra conspiran permanentemente contra los gobiernos de la región que no se someten a sus dictados, hace necesario una doctrina defensiva regional que asegure la soberanía sudamericana, base imprescindible para asegurar el camino de Paz y Desarrollo.
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