Los cambios de equilibrio político del mundo no son frecuentes, se gestan en largos períodos, precedidos de guerras y ocurrían en el centro de Europa. En los últimos 400 años se cuentan dos grandes momentos de cambios.
El primero, La Paz de Westfalia, puso fin a treinta años de guerra (1618-1648) y creo el Estado nación, con los conceptos de integridad territorial y soberanía, disolviéndose asi, la república cristiana-hereditaria. Esos logros o resultados se mantienen.
Y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), cuando se funda la ONU, y un nuevo equilibrio; el capitalismo dejó a Europa y trasladó su centro a Washington, por su parte el naciente socialismo se instalaba en Moscú, la capital más asiática de Europa.
América Latina no estuvo en los diálogos ni repartos de esas posguerras, en 1648 era colonia de España y en 1945 neocolonia norteamericana. Bolívar dijo: “Después de este equilibrio que busca la Europa... hay otro equilibrio, el que nos importa a nosotros: el equilibrio del universo”.
Otro momento de menor impacto redefinidor, fue la salida de la URSS y su bloque de la escena internacional, por acuerdo de Rusia, Bielorrusia y Ucrania en 1991 después de los reveses del socialismo del siglo XX.
Ahora desde el año pasado, se está revelando el nuevo equilibrio, es un cambio radical inimaginable hace treinta años. Surge entre guerras locales, pero sin una conflagración mundial y fuera del centro de Europa y Washington. El eje se va a China y Rusia, sobre el fracaso económico y político de EE.UU.
El otro signo, es la participación autónoma de América Latina en ese nuevo orden internacional que se abre paso.
El Presidente Hugo Chávez, tras Bolívar luchó por la unión de Nuestramérica y el equilibrio del universo, tuvo éxito en ambos casos y para la historia será su principal logro, más, inclusive, que los avances socio políticos dentro de Venezuela.