Héctor Abad Faciolince escribe una diatriba contra Paulo Coelho, con un título más que elocuente que destila su envidia e impotencia, ante el escritor brasileño que a diferencia de él, sigue vendiendo sus obras como pan caliente, sin doblegarse a las exigencias colonialistas políticas de las editoriales adscritas al Club Bilderberg, que a muchos escritores como él, les obligan a hablar mal de Hugo Chávez, la revolución Bolivariana de Venezuela, y ahora Nicolás Maduro, tarea que gustosamente ha realizado como corista y corifeo de Vargas Llosa, este buen escritor envidioso de las glorias ajenas, que me avergüenza como colombiano, pues más de una vez se ha prestado para calificar como dictadores a los gobernantes que se niegan al sur de USA, a ser los miserables lacayos que gobiernan patios traseros.
Así tengan los cuentos de Paulo Coelho esas falencias que encuentra con el gozo del envidioso impotente, Muchas falencias morales y profesionales muestra el señor Abad Faciolince, alguien con tanta bajeza moral, que ha terminado escribiendo para el establecimiento global que asesinó a su padre, haciendo el triste papel de atacar a Uribe sólo ahora que está en decadencia y no antes, cuando guardó su lengua cobarde, que sólo sirvió para atacar a Chávez, Correa, Cristina o Evo Morales, acusándoles de cosas tan pueriles o más, de las que critica ahora en el escritor Brasileño, cuyo éxito en venta, le duele hasta en la parte de su anatomía, sobre la cual se sienta. Y que bueno, que le duela, porque nada arde más que la envidia de quien anda ocupándose de la vida ajena y de lo bien que a otro le va.
Contra Evo Morales y los derechos de los pueblos afrocolombianos a las acciones afirmativas, Héctor Abad Faciolince, no dudó en vender su pluma al mejor postor para dejar hablar el racismo de la ignorancia ilustrada de las élites de Colombia, que emplean con gran alarde de desconocimiento la categoría de Kafre, para todo lo vil y lo cobarde. ¿Será que Héctor Abad Faciolince que se atrevió a decir estupideces tan grandes como que las personas de piel negra hacíamos racismo al revés con las leyes de justicia reparativa, cuando eso no existe, no se haya fijado que esa misma erudición que ahora emplea contra Paulo Coelho, debió alardearla al menos en el uso de las categorías antropológicas y sociológicas empleadas contra la Ley 70 de 1993 y las demás acciones afirmativas?
La verdad es que sí Héctor Abad pretendió hacer quedar mal, a Paulo Coelho, lo que ha hecho es escupir para arriba en un ascensor estrecho donde viaja solo. Lo que ha demostrado es la envidia supina e impotente, de quien no puede competir contra un escritor, que a pesar de condenar el genocidio de Gaza, a pesar de no prestarse para hablar mal de Chávez, Evo o Correa, sigue siendo la mina de oro de las editorialistas y editores, que a él le exigen callar o aplaudir las matanzas en Gaza, pero ante las cuales el escritor brasileño jamás se ha doblegado.
Definitivamente, algo tiene Paulo Coelho, el autor de un libro como la Quinta Colina y muchas más que superan en ventas al envidioso escritor de mi país. En definitiva Paulo Coelho tiene una alquimia muy eficaz para descubrir envidiosos. Y tan buena es esta alquimia también que nos acaba de revelar en el futuro, la causa de la muerte de Héctor Abad Faciolince: metástasis psicosomática del cáncer de la envidia crónica. Sí. es cierto que Coelho es tosco y primitivo como escritor en algunas de sus novelas, pero Héctor Abad Faciolince, que es más bien un Faciodegatomojado, es un burdo envidioso que se agoniza en vida, en la bilis de su impotencia.
Ojalá y se siga pudriendo en vida, porque este país tiene una sobre población de miserables, disfrazados de humanistas, que en realidad son unas prostitutas de opinión al servicio de quienes promueven genocidios en el mundo y tengan generosas chequeras con gran peso en el mundo editorial: ¿Sí tanto le duele Coelho, por qué no critica a la autora de Harry Potter? ¿Por qué los escritores fantásticos de Europa y Usa como los de Narnia no le despiertan el mismo dolor en su estética envidiosa? ¿Será que por ser de la tierra de sus amos, esos no duelen y en cambio Coelho por ser del patio suramericano sí le duele?