Hay que salir del limbo de los ilusos

Recientemente leí en Aporrea un artículo en donde la autora señalaba que esta crisis griega era una uy buena oportunidad para que Rusia acudiera en su auxilio.
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La verdad es que está bien caída de la mata y no entiende, como muchos seguidores del proceso, que Rusia, y también los países que conforman el BRICS son imperialismos capitalistas emergentes.
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La prueba más clara la tenemos en la siguiente noticia que apareció en la página web de Sputnik, el portal de noticias del gobierno ruso, en la cual se dice:
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"Así se pronunció el embajador ruso ante la Unión Europea, Vladímir Chizhov.: Rusia está dispuesta a colaborar con Grecia (…); tenemos la posibilidad de incrementar la cooperación económica, en particular en Grecia se puede participar en la privatización tanto de ferrocarriles como del puerto (en Salónica)"
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Es decir, el interés de Rusia es entrar en Grecia para, aprovechando la excusa de la deuda externa, ponerle la mano a los bienes griegos en poder el Estado. Igual que han hecho con nuestros países en las últimas décadas los imperialismos norteamericanos y europeos a través del FMI.
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La diferencia quizás más importantes entre los imperialismos viejos y los emergentes es que, mientras estos últimos abogan por una suerte de ultraimperialismo, es decir, una unión de las potencias para repartirse el mundo para matar la tesis de la multipolaridad esgrimida por Chávez, las naciones imperiales occidentales, producto de la experiencia de la Segunda Guerra Mundial y seguramente después de estudiar a Lenin, no creen en esa propuesta y buscan más bien la hegemonía mundial liderada por ellos únicamente.
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La posición del BRICS explica, entre otras cosas, el acercamiento que Brasil busca con Estados Unidos con el sueño de dividirse nuestra América o la visita de los senadores brasileños a nuestro país para reunirse con los vendepatrias de la oposición, estimulando aquellas corrientes existentes en la región que se opongan a los sueños de Bolívar, Chávez y de todos nuestros pueblos de lograr una integración política, económica y militar de nuestras naciones.
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LA VIGENCIA DE CHÁVEZ
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Es necesario retomar el camino que nos dejó el Comandante que se ha ralentizado después de su muerte. No se ha concretado nada serio en ese sentido. Es más, podemos apreciar como en Caracas hay representaciones de la OEA, de la Unión Europea, del comisionado de Derechos Humanos de la ONU, etc., pero no hay ninguna de Unasur ni de la Celac.´Ni siquiera hay un parlamento de Unasur o de la Celac.
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Los líderes de la región están dándole la espalda al anhelo integracionista y sirviendo, de hecho, a los intereses de los imperios, viejos y emergentes.
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Esto hay que cambiarlo y comenzar a tomar acciones en la dirección correcta, empezando por diseñar una hoja de ruta que nos lleve a conquistar ese objetivo, con propuesta como la de modificar el Consejo de Seguridad de la ONU, incorporando como miembro permanente y con capacidad de veto a representantes de las populosas regiones, como Latinoamérica, el África subsahariana, los países musulmanes, etc. hoy marginadas de los centros de decisión mundial.
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Hay que salir de ese limbo de ilusiones en que algunos todavía viven.



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Carlos Enrique Dallmeier


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