Grecia es un país castigado. Se atrevió a tener criterio propio y hasta eso hay que comprarlo en el capitalismo, a la Donald Trump, quien dice lo que le da la gana por esa boquita porque, como él mismo sostiene desbocado, para eso tiene bastante real. A Grecia la pandilla de corruptos del FMI le impuso un paquetazo neoliberal. Su pueblo no tiene derecho a dirigir su destino pues no tiene capital y debe un realero. Siempre fue así, Cartago, Numancia, los pueblos originarios de América, la lista es larga. Europa está ocupada militarmente.
Venezuela también está castigada. Dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo y dar salud al enfermo son desfachateces intolerables. El colmo: han salvado a 10 000 niños con cardiopatías. Le está tocando el turno a la Argentina. Nos caen con saña. Ahora quieren poner presa a Hebe de Bonafini, una señora venerable que localiza hijos de desaparecidos bajo las dictaduras ahora amnistiadas por Macri, pero piden la libertad de un asesino en serie condenado en Venezuela, por eso mismo niño mimado del Imperio. El Departamento de Estado nos amenazó con siete plagas si lo metían preso. Cumplió.
Nos han impuesto más castigos que los que padecieron la Unión Soviética o la China Popular durante la Guerra Fría. Solo Cuba ha sufrido más penitencias. Para no hablar del Medio Oriente, con países enteros triturados.
No hay rincón del planeta a salvo de la saña imperial. Hasta la FIFA anda castigada porque osó conceder la sede de un Mundial a Rusia. Lo denunció el mismo presidente de la FIFA, el suizo Joseph Blatter. Si cometió picardías debe pagar por ellas, lo que me irrita es que es el FBI el encargado de esta operación, en la extraterritorialidad más insolente del planeta y que ya aceptamos como vida normal. Un poco más y los árbitros de la FIFA serán agentes del FBI. Bueno, obvia y objetivamente ya lo son…
Jorobaron a Honduras, al Paraguay, a Ucrania, a Kirgizia; amenazan al Brasil, a Hong Kong y por supuesto a la China y a Rusia. Crean instrumentos paraestatales como el Estado Islámico, que perpetra horrores de todo tipo en cualquier parte del mundo, incluyendo el territorio del Imperio mismo, porque sobrevivimos en un planeta castigado por una banda de histéricos.