En la consulta plebiscitaria realizada en Colombia este domingo, hay dos factores a tomar en consideración por la influencia en el resultado final. Veamos:
El primero de origen natural. El huracán Mateo, de vientos huracanados, lluvias torrenciales, que golpeó con fuerza la costa Caribe colombiana, lo cual dificultó o impidió a muchos electores que habitan La Guajira, ciudades y poblaciones del litoral: Santa Marta, Barranquilla, Cartagena, trasladarse a los centros de votación para depositar el SI, como corresponde a un elector cuerdo. En Bogotá, en horas tempranas también la lluvia torrencial azotó la ciudad. De no haber ocurrido el fortuito fenómeno meteorológico, es de suponer que el resultado del SI habría sido diferente, por cuanto, en el territorio de la costa atlántica, el voto por el SI obtuvo alto porcentaje sobre el NO, lo cual hubiera inclinado la balanza en favor del SI.
El segundo factor que influyó en la derrota del SI, es de carácter político. La falta de liderazgo de la propuesta por el SI, formulada por el presidente Juan Manuel Santos. ¿Por qué? Porque nunca en los cuatro años que duraron las conversaciones de La Habana, con las FARC-EP, tuvo el más mínimo gesto en favor de la paz. Hablaba de paz, pero no hacía nada por comenzar a trillar el largo y difícil camino de la paz. Oportunidades para hacerlo, le sobraron. Mantuvo la guerra en todos los frentes, no sólo en el militar con las guerrillas, sino, en las luchas sociales de todo tipo. Con inusitada fuerza - militar y policial - reprimió las luchas sindicales, campesinas, estudiantiles, de la salud, de la educación, de la burocracia oficial, con saldo de muertes, heridos, detenidos, desaparecidos. Reprimió las etnias aborígenes, la población negra, las regiones: Catatumbo, Urabá y ahí donde los campesinos reclamaron la tierra. Todas las manifestaciones, de cualquier índole, fueron reprimidas con la misma sevicia demostrada durante años. Las movilizaciones campesinas contra el TLC, para solicitar precio para los productos agrícolas, para los insumos, combustibles, vías rurales y servicios elementales de salud y educación, fueron reprimidas con saldo de muertes. La movilización de los cafeteros; el paro de los transportistas; los reclamos estudiantiles; fueron reprimidos con saldo de muertes, detenidos y desparecidos. Hasta las manifestaciones por la paz que, Santos pregona en su discurso, fueron reprimidas. Defensores de los derechos humanos, periodistas, líderes sindicales, agrarios, indígenas, negros, estudiantiles, asesinados. En Colombia es delito hablar de la paz, promover la más elemental reivindicación social o reclamar derechos. En esas manifestaciones, reclamos y protestas, están latentes las causas de la guerra que, como objetivo fundamental, deben ser liquidadas por el acuerdo de paz. Ante estos hechos políticos, personificados en el presidente Santos, el llamamiento a votar por el SI presentaba profundas contradicciones. No tenía atractivo. Ante esa falta de liderazgo por el SI, el inaudito y anti natura llamado a votar por el NO, encontró eco en las mentes más desinformadas y desquiciadas ¿Puede haber alguien que se oponga a la paz? El SI fue derrotado por las contradicciones presentes en la actitud dubitativa de Santos que, mientras en el discurso hablaba de paz, el gesto era de guerra. El discurso no se correspondía con la mímica de los hechos.
Ante la falta de liderazgo por el SI, el inaudito discurso del NO, con el respaldo de la godarria oligárquica de los terratenientes, la jerarquía católica y las religiones en general, se impuso y agregó una contradicción más en el cuadro de incertidumbre que destruye a la sociedad colombiana y la hunde en el limbo de no saber qué va a ocurrir mañana. El triunfo del NO cierra el camino de la paz trazado por el Acuerdo elaborado en La Habana y firmado en Cartagena. El triunfo del NO sembró la incertidumbre. ¿Qué hacer? Panorama insólito, por cuanto ahora, con el resultado del plebiscito en la mano, los proponentes del NO, que carecen de un plan de paz, declaran -“¡QUEREMOS LA PAZ!” ¿Infantilismo? ¿Perversidad? ¿Sarcasmo? ¿De cuál paz hablan? La paz es una. La paz condicionada no es paz. La paz sólo persigue un objetivo: eliminar las causas de la guerra. Esa es la ESENCIA de la paz, todo lo demás son las formas (perdón, impunidad, reparación) que deben adecuarse al contenido. No puede haber paz que no esté dirigida a la solución del problema central: LAS CAUSAS DE LA GUERRA, ante lo cual, la oligarquía/jerarquía católica/terrateniente/ no cede, por cuanto ello conduce a la pérdida de los privilegios que han usufructuado durante 200 años de vida republicana y ha creado el cuadro devastador, la catástrofe social - que Santos pretende maquillar con el Acuerdo de Paz – cuyas cifras (oficiales) son elocuentes: 7 millones de colombianos en situación de indigencia; 22 millones de pobres; 250 mil desaparecidos; 5 mil ejecutados por el Estado; 18% de desempleados; 4 millones de desplazados internos; 5 millones de desplazados a países vecinos (Venezuela, Ecuador); 10 millones de hectáreas arrebatadas a las víctimas (campesinos), para repartirlas entre los autores de las masacres (paramilitares), terratenientes, o ser vendidas a las transnacionales. Este dantesco cuadro de ruina, miseria, atraso y desolación, ha sido causado por el Estado oligárquico/jerarquía católica/terrateniente, empeñada en una guerra cuyo único objetivo ha sido mantener los privilegios por medio de la violencia como instrumento de dominación.[1]
Vemos, como, una vez más, la jerarquía católica y las religiones en alianza con la oligarquía/burguesía terrateniente/latifundista, enfrentan el deseo de paz de las mayorías nacionales. El deseo de vivir en paz de los campesinos que el gobierno oligarca les arrebató, les impuso la guerra y debieron empuñar las armas (escopetas viejas), hacerse guerrilleros para defender el derecho a la vida y a la supervivencia. La guerra en Colombia no es de 52 años, con la fundación de las FARC-EP (consecuencia y no origen de la guerra, como se pregona). La guerra en Colombia tiene más de 75 años, desde que comenzaron las luchas agraristas en Chaparral (Tolima). Con el regreso al Gobierno del partido conservador/jerarquía católica (1946), comienza la Época de la Violencia, predicada desde el púlpito (obispo Builes), que dejó 250.000 muertos. Gaitán, por denunciar estos hechos y pronunciar la Oración por la Paz, fue asesinado. Esa es la llaga que hay que extirpar con una paz que elimine las causas, origen de la guerra.