Este 23 de octubre 2017 Telesur publicó un artículo sobre los "logros en ciclos del diálogo entre el ELN y el gobierno colombiano.
Debo decirle a su autor que -desde febrero, cuando se inició la fase pública de las negociaciones, entre el gobierno de Santos y el ELN- el único “logro concreto”, es la muerte de más de un centenar de líderes campesinos por los mercenarios paramilitares y de las bases militares USA que comparten el plan de exterminio de las poblaciones originarias en Colombia.
Este es el resultado del cese al fuego del ELN y de la paz con la FARC hoy convertida en una más de las ONG que lucran con la muerte. El ELN va por el mismo botín.
Las expectativas de sus fallidos dirigentes y de “los ciudadanos”, en el narco Estado colombiano, no son otras que las que rigen en todo régimen aristocrático y corrupto: la acomodación y el arribismo.
Mientras menos indios haya mejor. Que los acaben para vivir en paz, aupados y protegidos por los gringos. De paso que acaben también con los indios de Venezuela y con su revolución para que no contaminen la región.
Telesur, antes de sumarse a la nueva farsa, tal como lo hizo antes cuando “la paz” con la FARC o, (guardando la distancia) cuando Obama endilgó a los Gorvachov cubanos, es conservar mesura en el tratamiento noticioso y mantener la prudente distancia del aplauso cómplice.
No hay ningún asomo de virtud política en el hecho de que la FARC o el ELN transen una paz con el títere Santos a sabiendas de que ninguna paz es posible con el despotismo USA y sus fuerzas invasoras en Colombia. La única ley que estos respetan es el terror.
Tampoco la hay en sus dirigentes cuando piden la intermediación de la ONU a sabiendas de que se trata de la Organización que secunda el paramilitarismo, las empresas privadas del terrorismo, del sicariato, de la corrupción institucionalizada.
A nadie le importa menos las muertes selectivas, las matanzas y los genocidios que a la ONU y a los psicópatas de sus misiones. Nadie puede otorgar credibilidad alguna a las “lamentaciones” de éstos.
Los periodistas tienen que leer el sentido y significado latente de las declaraciones de estos irracionales.
Para el jefe de la Misión ONU que “visitó” Tumaco, la matanza de los campesinos responde a “la necesidad de poner fin a la disyuntiva mortal entre la extrema pobreza y la ilegalidad”. Y para el fantoche Santos, se trata de “llegar al fondo de lo ocurrido”, esto es, al exterminio. Ese es el logro por alcanzar de la trilogía del terror: USA-ONU-Vaticano. No hay paz que valga, ni "logros en ciclos”.