El mundo se encuentra actualmente convulsionado ante los conflictos militares regionales, escándalos políticos y guerras comerciales entre las principales potencias planetarias; las tensiones aumentan entre la hegemonía imperial establecida y los poderes emergentes en el globo encabezados por China, sin olvidar el resurgimiento y reposicionamiento de la Federación Rusa en los primeros planos del orden geopolítico mundial, el centro de gravedad económico, político y militar ya no está sólidamente anclado en el Atlántico Norte, se está desplazando hacia oriente, las fuerzas colisionan, reaparece en la escena internacional la trampa de Tucídides.
Obducción Geopolítica
La tectónica de placas nos dice que cuando 2 placas continentales colisionan crean un borde de Obducción que genera presión constante que se libera a través de la formación de cordilleras, la aparición de volcanes y fenómenos sísmicos que transforman radicalmente la faz de la tierra, si bien es cierto en términos geológicos estos procesos toman millones de años y resultan casi imperceptibles al menos hasta que acontece un cataclismo con consecuencias terribles; en la geopolítica mundial estos movimientos y colisiones se producen en periodos de tiempo mucho menores, es decir, en la política global también existen bloques de poder y estos bloques se mueven constantemente ocupando espacios de coinciden tarde o temprano con los de otro bloque, lo cual genera zonas de presión acumulativa allí donde colisionan los intereses encontrados, la resolución de esa lucha es la que termina modificando el panorama político mundial.
Continuando el análisis político, sin dejar a un lado la analogía geológica, es necesario recordar que si bien pudiera parecer para las nuevas generaciones que el mundo siempre ha estado organizado de la forma actual y que es así como debe permanecer, en realidad el poder siempre ha estado distribuido en bloques de poder e históricamente él o los bloques con más poder son los que establecen el llamado "orden mundial"; de forma tal que son los intereses de los bloques de poder los que definen dicho orden, así como son las confrontaciones entre bloques son las que determinan el fin o la transformación del mismo cuando dichos intereses entran en conflicto.
En este sentido lo que podríamos llamar el centro de gravedad de la geopolítica mundial se ha desplazado históricamente según se resuelven los procesos de obducción geopolítica. La historia "universal oficial" elaborada por las potencias coloniales nos asegura que es el mediterráneo la cuna de toda la civilización humana (sobre todo expresada en la cultura greco-romana), fuente del conocimiento, la fe autentica y la verdad absoluta, atributos solo heredados por Europa y luego legados por la providencia a su hijo predilecto llamado a cumplir con su destino manifiesto.
No obstante el centro de gravedad de la geopolítica mundial no siempre estuvo en el atlántico norte, donde se ubica desde el siglo XV, de hecho como nos explica Enrique Dussel en sus obras y durante la extraordinaria entrevista con Walter Martínez en su programa Dossier, Europa estaba realmente al margen en términos geopolíticos, el centro de gravedad se encontraba en oriente, los grandes imperios, el poderío económico y militar, la ciencia y la tecnología, se gestó, transfirió y evolucionó en los grandes imperios orientales de Persia, China, Arabia, Turquía por solo mencionar algunos. Es solo con la colonización, es decir la conquista, genocidio, aniquilación y sumisión del mal llamado nuevo mundo que el centro de gravedad se mueve primero a Europa y luego a todo el Atlántico Norte con el ascenso de los Estados Unidos.
La obducción de la que deriva el orden actual se origina, como lo explica Noam Chomsky en las guerras del capital: Cuando entran en colisión los intereses de tres grandes proyectos hegemónicos: El Alemán, el Japonés y el Estadounidense; el primero, un poder emergente y en ascenso, que no pertenecía al club de las grandes potencias coloniales y aspiraba el control continental europeo (sueño que nunca abandono y hoy se llama Unión Europea) y despojar de sus dominios coloniales al imperio británico; los japonenses por su parte como potencia naval ascendente pretendían el dominio de asía-pacifico, desplazando a las potencias europeas y los USA de toda esta zona de influencia; Finalmente los Estados Unidos, cuyos expertos determinaron que la nación no podía mantener sus estándares a través de la autosuficiencia, como tal vez si pudiera hacer la Unión Soviética con sus vastos dominios y recursos naturales, por esta razón resultaba imprescindible establecer el dominio una "Gran Área" del planeta que incluía en primer lugar a toda Latinoamérica y luego los dominios de sus padres británicos y la zona de Asia-pacifico, colisionando de esta forma con los intereses germanos en primer lugar y los japoneses en segunda instancia. Sin hacer un resumen histórico prolongado, solo digamos que esta obducción se definió con dos violentos cataclismos: La Gran Guerra y la Segunda Guerra Mundial, que establecieron el Orden Bipolar en el que la Obducción continúo en una tensa calma, con fricciones eventuales y localizadas y el control de un cataclismo (que estuvo a punto de ocurrir más de una vez) que solo brindaba el principio DMA (Destrucción Mutua Asegurada).
Al final de la Guerra Fría, el bipolarismo culmina y se produce un breve momento unipolar, Los Estados Unidos alcanzan su mayor cuota de poder, el siglo americano se lograba por primera vez en su plenitud, el control y dominio de la Gran Área estaba asegurado; vivir en la cima del mundo con un poder incontestable llevo a algunos intelectuales a hablar de un apresurado fin de la historia, en el aspecto económico, político y militar USA no tenía igual ni equivalente; pero como bien reconoce la popular publicación estadounidense the national interest, si bien el poderío militar sin parangón de su nación alcanzó su cima en los 90 y 2000, ese momento unipolar ya pasó y no volverá.
Se desplaza el centro de gravedad geopolítica, los bloques están chocando.
Luego del breve momento unipolar, del cual muchos no quieren despertar, el mundo asiste a la emergencia de nuevos actores con un nuevo peso específico geopolítico imposible de ignorar, especialmente relevante resulta el levantamiento del Dragón Chino, una nación histórica que en las últimas décadas ha venido aumentando su poder e importancia económica, convirtiéndose en la segunda economía mundial y un actor fundamental del comercio global; por si fuera poco, aprovechando su enorme potencial industrial y sus ingentes recursos los chinos están incrementado su poderío militar, de esta forma, a su legendaria fuerza terrestre, se suman una potente fuerza área, una flota que crece exponencialmente y una incipiente pero prometedora aviación naval. Otros ejemplos de potencias emergentes (no necesariamente aliadas entre sí) son Suráfrica, Brasil y la India (miembros del BRICS junto a Rusia y China), sin olvidar a Paquistán, Irán y Turquía; irónicamente muchas ex-colonias ahora emergen e incluso desplazan a sus antiguas metrópolis coloniales, la India por ejemplo ahora es propietaria de las icónicas y exclusivas marcas de autos de lujo inglesas Jaguar y Land Rover, y eso es solo una muestra.
A la par de la emergencia de nuevos actores de peso, otros despiertan de su letargo y retoman roles decisivos en el tablero mundial; el Oso Ruso termino de hibernar y la Federación se recupera de la crisis económica y crece a pesar de las sanciones, es cierto que la economía rusa sigue sin estar en el top five pero eso no le impide recordarle al mundo y especialmente a "Occidente" que tiene el poder suficiente para hacerse escuchar y temer de ser necesario.
Para complicar o acelerar aún más esta dinámica, la nueva política exterior del Presidente Trump pretende actuar unilateralmente como si aún se viviera el momento unipolar; en este sentido presiona a todos: Adversarios, rivales, aliados, organismos internacionales, empresas, naciones e individuos esperando sumisión y sometimiento absoluto; en su afán proteccionista no duda en amenazar con la fuerza para hacerse obedecer, el problema es que desde hace tiempo el centro de gravedad de la economía y la geopolítica mundial se está desplazando del Atlántico Norte a la zona Euroasiática y de Asia pacífico, la aplastante mayoría del comercio mundial pasa por los puertos del sudeste asiático, las rutas comerciales, los niveles de producción industrial y tecnológicas se incrementan continuamente, y todo de ello sin haber mencionado las enormes reservas de hidrocarburos y recursos naturales presentes en el continente. Con más recursos y poder económico, las potencias emergentes buscan fortalecer su capacidad militar para resguardar sus intereses, lo que ha llevado a sus fuerzas armadas a alcanzar e incluso superar en algunos aspectos a las antiguas potencias coloniales europeas, a la par de desarrollar una carrera armamentística con sus vecinos. Todo este panorama hace que los actores del tablero mundial actual no actúen necesariamente como aspiran los norteamericanos.
Lo que no es tan evidente para la mayoría es que en este momento existen básicamente dos grandes proyectos hegemónicos en rumbo de colisión. Por un lado los Estados Unidos y sus aliados del Atlántico Norte defendiendo el status quo unipolar, con USA actuando básicamente como un gobierno mundial secundado por aliados incondicionales; por otra parte una propuesta también hegemónica pero más distribuida en múltiples lados y centros. Ambos proyectos son incompatibles por cuanto el primero requiere la sumisión del resto del mundo a su voluntad y la segunda pretende hacer retroceder a sus rivales al status de potencias regionales ocupando uno de los "reinos" del nuevo orden multilateral.
La nueva Obducción está en proceso y la tensión se acumula allí donde los bloques colisionan; puede que para algunos este análisis suene muy exagerado pero para comprobarlo basta con mirar un mapamundi y observar las zonas de conflicto latente en el mundo y notar como coinciden con las fronteras de intereses entre ambos bloques: En Europa Oriental, especialmente en las repúblicas ex-soviéticas (Ucrania y Países Bálticos) se rozan la OTAN y la Federación Rusa; en medio oriente, Israel, con el sempiterno respaldo de Estados Unidos mantiene su histórica confrontación con el mundo árabe, fundamentalmente contra aquellos estados no sumisos con el bloque occidental (Irán y Siria); finalmente el mar de China se ha vuelto una de las zonas más álgidas del globo, sobre todo por su importancia comercial, las disputas territoriales vigentes y el peso de los actores principales involucrados: las dos economías más grandes del mundo y las fuerzas navales más extraordinarias del planeta.
Los que siguen la dinámica mundial ven con preocupación la posibilidad de un conflicto regional en cualquiera de estas zonas con el potencial de extenderse como reguero de pólvora por todo el globo con consecuencias inasumibles para la humanidad, después de todo el potencial destructivo está ahí, los arsenales nucleares en manos de mucho más naciones que durante el orden bipolar están presente, y aún sin considerar este factor, resulta que como especie hemos alcanzado una inconmensurable capacidad para destruirnos. Hay esperanza, la destrucción mutua asegurada tiene poder disuasivo y llevo a las grandes potencias a medirse en forma indirecta desde su aparición; las llamadas guerras proxy podrían ir reconfigurando las cuotas de poder mundial a favor de uno u otro proyecto, escenarios en el Báltico a través de Letonia, en el mar negro usando Ucrania como punta de lanza, la eterna posibilidad del conflicto Árabe – Israelí especialmente contra Irán, con la posibilidad de involucrar a la OTAN y los Rusos en auxilio de cada lado; finalmente un conflicto con China a través de sus vecinos (Filipinas, Vietnam) con la participación indirecta de los estadounidenses, o el muy pronosticado conflicto a través de Taiwán con el apoyo de los aliados occidentales (Japón y Corea del Sur). Cualquiera de estos escenarios, o el conjunto de los mismos, que eviten un choque directo entre superpotencias y se limiten a las armas convencionales podría remover el tablero sin romperlo del todo, aun así las consecuencias en vidas humanas serían a todas luces dolorosas de asumir para todos.
Si bien los escenarios planteados resultan desalentadores, no excluyen la posibilidad de un reordenamiento mundial en relativa paz, después de todo en los Estados Unidos algunos sectores más o menos están adquiriendo conciencia de los tiempos de cambio y si bien harán lo posible por evitarlos o retrasarlos, podrían adaptarse a ellos a regañadientes; el poder de USA está retrocediendo, según sus propios analistas económicos, políticos y militares, el lema electoral de Trump "Hacer Grande a América de Nuevo" es toda una declaración de intenciones, pero también un reconocimiento del retroceso. Por otra parte los adversarios de Estados Unidos también son conscientes de que a pesar de retroceder la nación norteamericana sigue siendo la primera potencia económica y militar del planeta. La política y el trabajo diplomático y de estadistas con las demostraciones de fuerza en las medidas adecuadas también pueden remover las piezas aunque el peligro siempre está allí.
Los 5 Reinos
Resulta Irónico que el título de este artículo apele al género épico, siendo su cuerpo básicamente una analogía geológica, no obstante se debe a que el posible orden mundial que surja de la obducción actual se configuraría en 5 zonas o lados, pues si bien la voluntad divina y la sensatez humana nos pueden librar de un Ragnarok apocalíptico, una batalla de los 5 ejércitos en cualquiera de los escenarios candentes o las maniobras de alta política de los estadistas, podría reconfigurar el tablero mundial en un nuevo orden, que desde mi punto de vista resulta inevitable, esta visión Multilateral y Pluricéntrica es lo que llamo los 5 Reinos.
El Reino del Atlántico Norte: Estados Unidos es un actor de primer orden mundial y no tiene por qué dejar de serlo, su zona natural es el Atlántico Norte; el Centro indiscutible de este reino son los Estados Unidos pero el Reino Unido, Francia y Alemania son centros secundarios, cuya mayor o menor injerencia dependerá de sus liderazgos, de ellos depende seguir siendo obedientes incondicionales o socios a toda regla; En todo caso el Reino Unido es más proclive a la primera opción, mientras que por razones históricas Alemania sería más independiente, pudiendo incluso jugar un rol de bisagra con el siguiente reino.
Reino Euroasiático: El regreso de Rusia al primer plano mundial y la extensión de su influencia geopolítica en toda la región de oriente medio, Asia central y del sur, así como su presencia en el pacífico norte y el ártico, convierten a la Federación Rusa en el Centro Indiscutible; Bielorusia, Irán, Siria y la India son otros centros, con los últimos haciendo de bisagras con el primer reino.
El Reino de Asia pacífico: El Ascenso de China es indiscutible e irreversible, se encamina a ser la fuerza dominante y centro de poder de la región más importante del nuevo orden, a partir de ahí se extenderán y consolidaran el cinturón y la ruta de la mano del reino aliado de Eurasia; Paquistán y Corea del Norte son otros centros, la incorporación al reino de otros vecinos dependerá de las esferas de influencia, en todo caso es previsible que si la injerencia de Estados Unidos retrocede frente a China algunos de sus vecinos se plieguen del lado chino.
Enclaves del primer reino: Antes de abordar los dos últimos reinos es importante acotar que la influencia actual de los Estados Unidos y las relaciones históricas, culturales, económicas entre ellos y algunas naciones que geográficamente estarían en la jurisdicción de otros reinos, le permitiría a los norteamericanos mantener dichas naciones como enclaves, tal es el caso de Israel y Japón con toda seguridad, tanto por las razones antes citadas como por la imposibilidad de una relación "armoniosa" entre Judíos y Árabes o entre Chinos y Japoneses..
Reino Africano: Algo que muchos no parecen haber notado es la connotación de la primera y la última letra en el acrónimo BRICS, sencillamente cualquier proyecto hegemónico mundial más allá de tener uno o varios centros de poder tiene que tener presencia geopolítica en los continentes que poseen las mayores reservas de materias primas, agua dulce y biodiversidad del planeta, por eso Suráfrica es un centro de este reino sin descartar a Argelia y Egipto en el norte. Rusia y China están aumentando su influencia en este continente por lo que sería un aliado del segundo y tercer reino, ello sin descartar enclaves del primero.
El Reino de Suramérica, Centroamérica y el Caribe: Brasil es el gigante del sur, y no solo por su extensión y población, el peso geopolítico de la nación amazónica es determinante en la región, Argentina y Chile en el cono sur juegan un papel importante, así como Venezuela en el norte. El retorno galopante de la derecha al continente con un triunfo casi seguro en Brasil todo parece apuntar a la consolidación de la región como patio trasero y una victoria de la doctrina Monroe; a menos que el curso político continental se revierta, Cuba y Venezuela pueden convertirse en enclaves del segundo y tercer reino, ello si el proceso político actual en Venezuela logra la recuperación económica y la continuidad del proyecto de país consagrado en la Constitución Nacional.
Obviamente no se trata de profetizar y menos aún con la agitada y casi impredecible situación geopolítica mundial de hoy, no obstante, el análisis de los escenarios cambiantes permite atreverse a atisbar el panorama posible. En definitiva son tiempos de cambio y el alcance de los mismos dependerá de múltiples variables que pueden alterarse en cualquier momento, después de todo el cambio es la única constante y estamos siendo testigos de transformaciones trascendentales para la historia de la humanidad.
Profesor de Estudios Políticos de la Universidad Bolivariana de Venezuela
oswaldoespin@gmail.com