Historia de dos elecciones

Algunos observadores políticos en Estados Unidos sostienen que las elecciones de medio período para escaños en el Senado y en la Cámara de Representantes como también en cierto número de gobernaciones son las más importantes votaciones desde aquellas del año 1968 y 1980. La elección del año 1968 vio ganar la presidencia a Richard Nixon con su "la ley y el orden" en rechazo a la mano "blanda" de Lyndon Johnson en el manejo de los movimientos por Derechos Humanos y Anti Guerra de Vietnam, mientras que Ronald Reagan ganó el año 1980 en una época de turbulencia económica, en parte montado sobre una plataforma similar de "mano dura" en reemplazo del aparentemente malhadado e indeciso Jimmy Carter.

En ambas elecciones se produjeron vuelcos decisivos en la orientación del gobierno, lo que eventualmente condujo al fin de la guerra de Vietnam por parte de Nixon y una política exterior más resuelta de parte de Reagan. Aunque la próxima elección es una elección de medio período y no una presidencial, aquellos que la observan como una esperanza importante para que una voltereta en el control de las dos cámaras del congreso detenga al presidente Donald Trump y lo obligue a cambiar de rumbo en cierto número de áreas. De hecho, la elección es un momento de rendición de cuentas en torno a las políticas de Trump como las ve el público norteamericano. Si se da una oleada demócrata en el congreso y en las gobernaciones, inevitablemente Trump tendrá que tomar nota que su acusación constitucional se ha vuelto una posibilidad concreta.

Pero ¿sucederá eso? La víspera de la elección de medio período del año 2018 se está dando también como la elección presidencial del año 2016. En ambos casos las opiniones expertas y los medios han estado vaticinando una victoria fácil para los demócratas, pero la victoria será posible prometiendo algo más a los electores aparte del odio contra Trump.

Desgraciadamente para ellos, los demócratas son muy despistados en torno a los problemas que preocupan a los electores y siguen siendo un partido que reacciona "culpando a los rusos" mientras predica la "diversidad" como si esta fuera la solución para los problemas que aquejan al país. De manera deliberada ignoran el hecho que los sondeos de opinión sugieren que existen dos problemas que realmente preocupan a los norteamericanos. El primero de la lista es la salud pública. Cualquier persona que en la realidad paga un seguro médico de su propio bolsillo, sin duda notará cómo los costos de la atención médica se han disparado a las nubes bajo el sistema Obamacare, al punto en que el seguro está disponible pero es carísimo, con primas que en muchos casos se han triplicado mensualmente durante los últimos cuatro años. El daño concreto al sistema de salud asequible en Estados Unidos ha sido causado por los demócratas y aquellos que personalmente están pagando por un seguro lo saben muy bien.

Dado que los republicanos no tienen un plan de salud pública, están resueltos a revocar el sistema Obamacare y así ganarían en los votos. El segundo problema en importancia es la inmigración, tanto los ilegales como la explotación legal de los actuales vericuetos del sistema. El problema de la inmigración ilegal el cual también incluye la ciudadanía por nacimiento cuando los extranjeros llegan a Estados Unidos para tener hijos que automáticamente se convierten en ciudadanos norteamericanos. Trump ha declarado que prohibirá ese expediente mediante una orden ejecutiva.

Los problemas de la inmigración legal también incluyen a aquellos inmigrantes que se les permite obtener tarjetas verdes de manera legal y luego proceden a traer familias completas, incluyendo primos y parientes por matrimonio. Esto no fue contemplado en la legislación del año 1965. En los hechos, la cadena migratoria fue descartada como una consecuencia de la legislación con el presidente Lyndon Johnson y los legisladores demócratas –incluyendo al senador Ted Kennedy quienes aseguraron al público que eso no ocurriría. Por supuesto que estaban equivocados.

O estaban mintiendo. También eran demócratas.

La solución democrática del problema de la inmigración ilegal radica, aparentemente, en abolir el Régimen de Inmigración y Aduanas (ICE sigla en inglés) la cual hace que Estados Unidos sea un país de fronteras abiertas. Incluso dado el hecho que el horrible embrollo de Centro América sea consecuencia de la intromisión de Washington en esos países durante los últimos cien años, esto no necesariamente significa que la solución sea la de una política de puertas abiertas, lo cual cambiaría drásticamente al país. El ingreso de miles o incluso millones de inmigrantes no calificados, sin educación, que no hablan inglés y que luego requerirían de los gobiernos locales que los eduquen, los alimenten y les brinden viviendas todo lo cual sería una receta para el desastre. En realidad, esto ha quedado demostrado justamente en muchas comunidades con niveles de vida en descenso y vecindarios en decadencia.

Existe la acentuada sospecha que la actual y masiva corriente migratoria desde América Central está siendo organizada y financiada por el demócrata George Soros para coincidir con las elecciones, todo lo cual solo enfurece a los electores que recuerdan la época en que las comunidades locales eran lugares seguros donde todos conocías a sus vecinos y trabajaban duro para ganarse la vida. Hoy en día, los "guerreros de la justicia social" como Soros y otros destacados demócratas han convertido el sentido comunitario en un delito porque no estimula suficientemente la diversidad.

Si uno compara cómo los dos partidos enfrentan la migración, los republicanos ganan fácilmente ya que ellos están por detener a los ilegales y reducir el actual número de inmigrantes legales. Se trata de un problema mayor para los votantes y presumiblemente los demócratas se encuentran en el lado equivocado del problema, tal como lo están en cuanto a salud pública.

Por otra parte, los demócratas son tácticamente ineptos. Tienen a los Clinton ampliamente rechazados y a Obama haciendo campaña para los candidatos demócratas, esto hará que los republicanos nerviosos salgan a votar, de tal modo que sopesándolo todo, al partido republicano le podría ir muy bien la próxima semana con los electores enfocados en los problemas y consecuentemente podrían retener su ventaja en ambas cámaras. Si resulta así, las quejas de los demócratas comenzarán de inmediato. ¿Culparán de su fracaso a los rusos otra vez?

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Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona



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Philip M. Giraldi

Consultor. Ph.D., Director Ejecutivo del Consejo para el Interés Nacional


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