Para demostrarlo, voy a transcribir parte del prólogo de un libro escrito por William Blum titulado el "Estado villano" con prólogo de Ignacio Ramonet presentado en la feria del libro de La Habana, 2005. Para demostrar el estado actual de los derechos humanos en el planeta tierra, después de guerras conducidas por los EE.UU con el pretexto de luchar "contra el terrorismo internacional" invadiendo países árabes y aumentando la pobreza mundial.
Es una segunda revolución capitalista que abarca todo el planeta, ignorando la independencia de los pueblos y la diversidad de regímenes políticos. La tierra conoce una nueva era de conquista, como lo fueron el descubrimiento de America o las colonizaciones. Pero mientras antes eran los Estados los conquistadores, ahora son también las empresas y los conglomerados industriales y financieros privados que pretenden dominar al mundo. Jamás los amos de la Tierra fueron tan pocos pero tan poderosos.
Esta concentración de capital y del poder se aceleró en el curso de los últimos 20 años, con las revoluciones tecnológica de la información y nuevas técnicas comunicacionales para manipular vidas, han permitido expansión al capitalismo. La mundialización no intenta conquistar solo a los países sino a los mercados. Se conquista para tomar posesión de todas las riquezas. Esto produce sufrimientos sociales como el desempleo masivo, subempleo y exclusión. Millones de pobres en Europa. Millones de niños explotados en condiciones de brutalidad sin precedente.
La mundialización es también el pillaje planetario. Los grandes grupos saquean sin medida. Esto se acompaña de una criminalización financiera ligada a los grandes bancos que reciclan sumas que sobrepasan a los miles de miles de millones de dólares por año, una cantidad idéntica al producto nacional bruto de una tercera parte de la humanidad. Todo se está convirtiendo en una mercancía.
La desigualdad entre los ricos y pobres se viene profundizado entre los últimos dos decenios. Pero ¿cómo saber en qué punto está la desigualdad? Fácil, las tres personas más ricas del mundo poseen una fortuna superior a la suma del Producto Interno Bruto de los 48 países más pobres, o sea un cuarto de la totalidad de los Estados del mundo. Igualmente, "En 1960 el 20% de la población mundial que vivía en los países más ricos tenía unos ingresos 30 veces superiores al del 20% de los más pobres. En 1995 sus ingresos ya eran 82 veces superiores". En más de 70 países el ingreso por habitante es inferior al que había hace 20 años" A escala planetaria cerca de tres mil millones de personas- la mitad de la humanidad- vive con menos de 1.5 dólares diarios y sin ningún tipo de seguridad social...".
La abundancia de bienes llega a niveles sin precedentes, pero el número de aquellos que no tienen techo, ni trabajo, ni el mínimo de alimentos diarios necesarios aumenta sin parar. Así, sobre los 4,5 mil millones de habitantes que tienen los países subdesarrollados, cerca de un tercio no tienen acceso al agua potable. Una quinta parte de los niños no absorbe la cantidad suficiente de calorías de proteínas. Y unos dos mil millones –el tercio de la humanidad sufren anemia. ¿Esta situación es fatal? No lo es, porque tiene soluciones simples. Según la Organización de Naciones Unidas para que toda la población tenga acceso a las necesidades básicas, sería suficiente con deducir menos del 4% de la riqueza acumulada por las 225 fortunas más inmensas del mundo. Satisfacer universalmente las necesidades sanitarias y nutricionales esenciales se lograría con trece mil millones de dólares, que es lo que gastan los habitantes de Estados Unidos y de la Unión Europea en perfumes cada año.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos que en 1998 celebró su 50 aniversario, afirma. "Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure la salud y el bienestar y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios". Pero estos derechos son cada vez más inaccesibles. 30 millones de personas mueren de hambre cada año, y más de 800 millones sufren de subalimentación crónica.
Estas estadísticas alarmantes son para el año 2005, esta situación ha empeorado mucho más para 2018. El gobierno de los Estados Unidos de Norteamerica en las últimas guerras que ha participado en los últimos diez años ha gastado aproximadamente diez billones de dólares, para tener idea de lo que representa este monto de dinero, tomemos en cuenta que el presupuesto de un año de los Estados Unidos es de aproximadamente de 3 billones de dólares. Con este dinero invertido en guerra se podía haber solucionados la hambruna mundial creada por el capitalismo salvaje.