La estupidez humana definitivamente no tiene límites, miles de hectáreas han sido convertidas en desierto producto de incendios cuyos orígenes es fácil suponer (es necesario contar con áreas que permitan la siembra de soja, pasto, el monocultivo agroindustrial; los árboles son un estorbo que hay que eliminar), allí no hay gestos de solidaridad como los que se manifestaron en el incendio que devastó Notre Dame, realmente parece una burda obra del absurdo, pero es la realidad.
Realmente veo una gran contradicción cuando estamos convencidos que vivimos en un escenario de civilización, le llamamos civilización a estos tiempos donde el ritmo de vida va detrás para hacer que funcione un sistema que depreda el medio ambiente, nos destruye nuestro hogar (nuestra única nave espacial, diría Walter Martínez); reto a cualquiera que quiera refutarme este principio, la civilización del hombre lo único que ha logrado es hacer avizorar el fin del planeta, cada vez estamos más cerca de esta magna meta.
Cuando observo la reacción normal de gran parte de la población uno parece como desubicado, un loco que habla pendejadas, pero que bueno sería que cada vez haya más locos, de los locos que teníamos en nuestra América a comienzos de siglo el único que queda es Evo, por algo es el único que tomo medidas concretas para combatir la quema del Amazonas. Definitivamente hay que tener sangre indígena que corra por nuestras venas para ver lo evidente.
Que nuestros pueblos tomen el protagonismo de nuestras naciones es imperativo, que juntas de ancianos que gocen de esa sabiduría popular, sabiduría de vida es la única oportunidad que tenemos para torcer este rumbo que nos lleva al abismo.
Este es un tema que debe de generar un debate en los principales centros de formación, un poco de humildad siempre es necesario para reflexionar que es importante y que son pendejadas.
Leo con gran emoción que está lloviendo en el Amazonas, el Hacedor del Universo está interviniendo, quizá impulsado por la labor de algún tucusito.
Esta fábula es realmente cierta….angustiado porque el fuego devoraba su hogar el Tucusito iba y venía llevando agua en su piquito y dejaba caer sobre las llamas la poca agua que almacenaba…lo observaba el Creador e intrigado lo increpó…¡¡¡¿¿¿Qué haces insensato, crees que tu accionar tendrá algún efecto???!!!....No importa, protestó el Tucusito, solo sé que algo tengo que hacer hasta morir en el intento….por lo menos no veré las cenizas de lo que fue Mi Selva….El Anciano Creador se conmovió ante tamaña muestra de Amor y Valentía….decidió ayudar a este pajarito y envió soberana tormenta que elimino el voraz incendio …..¡¡¡¡¿¿¿Quién en realidad apago el incendio???!!!!
¡¡¡¡El incendio que carcome Mi Patria hay que arrasarlo!!!!