Olvidamos muy rápido o somos de la idea, que la derecha toda es un convento. Se nos ha pedido no olvidar (prohibido olvidar) y olvidamos las cosas claves muy rápido. Ya olvidamos, que Chávez el 11-A tomó una decisión muy parecida a la de Evo. Chávez se entregó y Evo renuncio.
Chávez siendo la figura clave del proceso casi se inmoló, Evo, que nos luce un poco más ingenuo, renunció. Ambos tomaron estas decisiones para evitar derramamiento de sangre. La sangre en este tipo de confrontación es como inevitable, porque la derecha está como segura, que es necesario la sangre para los escarmientos. Necesita enviar mensajes prácticos y concretos de lo que hace. No gasta tiempo en amenazar. Dice, muy rápido, lo que es capaz de hacer.
Chávez no pudo verlo pero Evo seguramente si. La Hillary Diane Rodham Clinton, siendo una figura central en el gobierno de EEUU con Obama, soltó una tremenda y graciosa cargada, cuando supo que a Muamar Muhamad Abu-minyar el Gadafi, se lo habían matado. Casi que la Hilary Clinton dijo, muy bañada de emoción: ¡Por fin! Le puse el lazo al proyecto de hacer de Libia una tierra de nadie para sacarle todo el provecho. Su risa fue clara (y con sangre) al saber, que Muama Gadafi había pasado al otro plano.
Olvidamos y muy fácil, que Obama ganó el premio Nobel de la Paz con el estomago y la cabeza llena de sangre. Olvidamos y muy rápido, que Pinochet llenó un estadio de personas y casi que los fusiló a todos.
Curioso, muy curioso; Evo renunció para lograr la paz y evitar derramamiento de sangre. ¿Qué dijo Evo al llegar a México? Se oyó muy claro, su agradecimiento al presidente de México por haber salvado la vida.
No estoy sugiriendo que el progresismo utilice el mismo método de la derecha. Digo más bien, que ha sido un error, evitar la sangre, dejándole el camino abierto a la derecha para que haga correr la sangre con absoluta impunidad.