Nos trasladamos al año de 1970. El grande boxeador de todos los tiempos y medallista olímpico (Tokio/1964), Cassius Marcellus Clay, quien se adhirió al Islam y tomo como su nuevo nombre, Muhammad Ali, para esa fecha hacía frente a una sociedad donde el racismo estaba en su mayor apogeo, como conducta muy natural para la sociedad estadounidense y tanto lo era que las personas negras no podían comer en restaurantes en el centro de la ciudad, no obstante que, como todos los habitantes del país, pagaban impuestos y más allá de que fuesen genios, o intelectuales, o artistas reconocidos de valía internacional o ser medallistas olímpicos de los Estados Unidos, como lo era él…
Muhammad asumió el tema de ese racismo con inteligencia, con gran ironía y con no menos valentía, pues recordemos, que retó al "establishment", negándose a a ser enviado a la guerra de Vietnam, lo que le valió la pérdida de la corona de campeón peso pesado del mundo que había conquistado en 1964…
Con motivo de las protestas bien ardorosas que se están llevando a cabo en casi todo el territorio de los Estados Unidos, por el atroz crimen del ciudadano estadounidense afroamericano, George Floyd, de la mano de la policía de Minneapolis, hemos querido recordarlo través de una interesante entrevista que le hizo la Agencia de Noticias BBC, en donde, con un derroche de gracia irónica, explica lo que sucede en Estados Unidos sobre de su institucionalizada discriminación racial.
Escuchemos a viva voz lo que nos dice Muhammad Ali: