En los procesos políticos, en la lucha por el poder, en la lucha por los territorios, y en especial, en las contiendas electorales, algunos elementos simbólicos que generan identidad y cohesión en los grupos humanos, juegan un papel muy importante. Es el caso de las palabras, las imágenes y los nombres de los héroes, los lugares sagrados, las banderas, los himnos y las canciones en general.
Durante la campaña para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Perú, recientemente finalizada, una imagen y una canción se hicieron presentes como parte del discurso y contradiscurso utilizados por las organizaciones y sectores de la sociedad peruana que se disputaban el poder.
La letra de la canción Flor de Retama fue utilizada por las organizaciones y sectores que apoyaban al candidato Pedro Castillo, como un elemento identitario y cohesionador, y para remembrar las luchas que ha librado el pueblo peruano en procura de una mejor sociedad. Por el contrario, las organizaciones y sectores que apoyaban a la candidata Keiko Fujimori, utilizaron un contradiscurso, enfatizando en el hecho de que, los militantes de Sendero Luminoso, en la década de los ochenta del siglo XX, cantaban esa canción como parte de sus consignas.
Lo llamativo de este caso es que, la canción Flor de Retama, compuesta y publicada por Ricardo Dolorier en 1970, en homenaje a los estudiantes de Huanta (departamento de Ayacucho) que en junio de 1969 murieron luchando por una educación gratuita durante el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, es considerada por los ayacuchanos como su canción-himno y, como dato relevante, Pedro Castillo, el pasado 6 de junio, obtuvo a su favor más del 80% de los votos en el departamento de Ayacucho. De esta manera, se puede decir que la Flor de Retama ha renacido cincuenta años después.