La ideología de la Escuela Chicago

—La Tierra estaba toda corrompida ante Dios y llena toda de violencia. Viendo, pues, Dios que todo en la Tierra esta corrupción, pues toda carne había corrompido su camino sobre la Tierra, dijo Dios a Noé: "El fin de toda carne ha llegado a mí presencia, pues está llena la Tierra de violencia a causa de los hombres, y voy exterminarlos de la Tierra".

Génesis 6,11

—Purificadores de Culturas. USA desde 1848 hasta nuestros días de hoy: Han asesinados 288.000.000 de personas: Guerras, Invasiones, Saqueos, golpes de Estado. Dicho de otro modo, el principio universal que Fukuyama denominó "la soberanía del pueblo" incluía la soberanía de ese pueblo para elegir cómo distribuir la riqueza de su país y eso abarcaba tanto el destino de las empresas de propiedad estatal como la financiación de las escuelas y los hospitales. En todo el mundo, los ciudadanos estaban más que listos para ejercer sus poderes democráticos, que tanto esfuerzo les había costado conseguir, y para convertirse, al fin, en los autores de sus propios destinos nacionales. Quienes se oponían a la fusión estaban, además de equivocados, "anclados aún en la historia", según expresión del propio Fukuyama, lo que equivalía a decir que se habían autodescartado para el Rapto divino, puesto que todos los demás ya habían transcendido un plano celestial "poshistórico".

—"La destrucción creativa es nuestro segundo nombre, tanto en nuestra propia sociedad como en el exterior: Destruimos el viejo orden todos los días, desde los negocios hasta la ciencia, la literatura, el arte, la arquitectura, el cine, la política y el derecho. Deben atacarnos para sobrevivir, del mismo modo que nosotros debemos destruirlos para desarrollar nuestra misión histórica."

"En 1989, la historia estaba dando un giro excitante y estaba entrando en un período auténticamente abierto y repleto de posibilidades privilegiada en el Departamento de Estado, eligiera precisamente aquel momento para intentar cerrar de golpe el libro de la historia. Tampoco fue casualidad que el Banco Mundial y el FMI escogieran aquel mismo año tan volátil para desvelar el llamado Consenso de Washington en un claro intento de poner freno a toda discusión y debate sobre cualesquiera ideas económicas que no estuvieran guardadas dentro de la caja de caudales del libre mercado. Aquéllas eran estrategias de contención de la democracia, destinadas, destinadas a debilitar toda autodeterminación improvisada por tratarse ésta (entonces, como siempre) de la mayor amenazas para la cruzada de la Escuela de Chicago".

"El capitalismo emplea constantemente la violencia, el terrorismo contra los pueblos y la sociedad. Lejos de ser el camino hacia la libertad, se aprovecha de las crisis para introducir impopulares medidas de choque económico, a menudo acompañadas de otras formas de shock. Para dar la palabra a un único protagonista: las diezmadas, pueblos sometidos a la voracidad despiadada de los nuevos dueños del mundo, el conglomerado industrial, comercial y gubernamental para quien los desastres, las guerra y la inseguridad de los pueblos son el siniestro combustible de la economía del shock".

—Ésa es la historia contada de las políticas que el FMI denomina "programas de estabilización", como si los países fuesen barcos sacudidos por las agitadas aguas del libre mercado. No hay duda de que, al final, se estabilizan, pero el nuevo equilibrio sólo se consigue después de haber arrojado a millones de personas por la borda: empleados del sector público, propietarios de pequeños negocios, agricultores de subsistencia, sindicalistas… El desagradable secreto que esconde la "estabilización" es que la gran mayoría de la población nunca llega a subirse a la nave. Acaba hacinada en suburbios marginales y poblados de chabolas (donde actualmente viven 1.000 millones de personas en todo el mundo). Muchas de esas personas acaban dando con sus huesos en un burdel o en el contenedor de un carguero. Son los desheredados que el poeta Rainer María Rilke describió: "como aquellos a los que ni el pasado ni aun el futuro inmediato pertenecen".

—Estas personas no fueron las únicas víctimas de la exigencia del FMI de una aplicación perfecta de la ortodoxia en Nuestramerica. Al más puro estilo de un interrogador de prisioneros, El FMI había utilizado el extremo dolor provocado por las crisis para doblegar la voluntad de los pueblos de Nuestramerica, para reducirla a una sumisión total. Pero los manuales de interrogación de la CIA ya advierten de que ése es un proceso que puede irse de las manos; si aplican demasiado dolor directo, en vez de regresión y obediencia, los interrogados pueden estimular la determinación y la rebeldía de sus interrogados. En Argentina se sobrepasó esa línea, lo cual constituyó todo un recordatorio de que la terapia de shock puede llevarse demasiado lejos y provocar una especie de rechazo que pronto resultaría muy familiar por su repetición en diversos escenarios (desde Bolivia hasta Siria).

Sin embargo, a los cruzados del libre mercado les cuesta aprender cuando la lección que toca es la de las consecuencias no intencionadas de sus políticas. La única conclusión que parecen haber extraído de la inmensamente lucrativa liquidación de activos en Nuestramerica es una nueva confirmación de la validez de la doctrina del shock (como si les hicieran falta aún más pruebas), de que no hay nada mejor que una catástrofe auténtica (una verdaderas sacudida de toda una sociedad) para abrir una nueva frontera. Transcurridos unos años desde el apogeo de aquella crisis, aún había varios comentaristas destacados dispuestos a afirmar que lo sucedido en Argentina y Uruguay había sido, bajo toda la devastación aparente, una bendición. The Economist señaló que había sido "precisa una crisis nacional para que los países del Cono Sur se transformara de las naciones encerradas en sí mismas que era en un país que acepta encantado el capital extranjero, el cambio y la competencia". Y Thomas Friedman, en la obra que ha sido su mayor éxito de ventas hasta el momento, Tradición versus innovación, declaró que lo que habían ocurrido no había sido en absoluto una crisis. "Creo que la globalización nos hizo un favor a todos colapsando las economías de México, Brasil y Argentina, porque puso al descubierto un gran número de prácticas e instituciones corrompidas", para inmediatamente añadir que "poner en evidencia el capitalismo de amigotes que prevalecía en Argentina no es lo que yo entiendo por crisis". En los artículos que escribía para el New York Times en apoyo de la invasión de Irak, el mismo autor exhibió una lógica similar, salvo que, en ese caso, el colapso podía ser obra directa de los misiles de crucero y no de las operaciones de compraventa de divisas.

—La crisis mostró sin duda lo bien que funcionaba la explotación de los desastres. Pero, al mismo tiempo, la destructividad del crac del mercado y el cinismo de la reacción de Estados Unidos alentaron el surgimiento de poderosos movimientos de oposición. Hoy temo que, empezamos a darnos cuenta de las naciones de la vigilancia que nos rodea.

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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