OTAN 360
La OTAN pasó por Madrid. No hay dudas: la paz de aleja. 40 millones costó la visita con su cena en el Prado a base de aceituna esférica y gazpacho al aceite de albahaca. En la cumbre hubo dos programas; uno para los líderes, otro para sus acompañantes. En el segundo, mucho turismo y bastante vergüenza ajena; en el primero, mucho militarismo y en ambos, el rostro del imperialismo. Si hablamos de Europa, las potencias del viejo continente, una vez más, se muestran incapaces de un proyecto propio, no hay una propuesta de defensa compartida más allá de representar una bandería que se somete al ariete y designio del jefe de Washington. Un jefe al que, por otra parte, se le paga bien comprándole gas y petróleo caros, armas a espuertas, además de otorgarle nuevos terrenos donde poner bases y soldados.
Hace ya más de cuatro meses que el sanguinario de Putin y su corte invadieron una Ucrania que se desangra destripada por las bombas. Moscú quiere sus riquezas pero la OTAN, también. El primero a sangre y fuego, los segundos, poco a poco, por la vía de la deuda. Como al Kremlin, les interesa el alargamiento del conflicto. A ninguno le importa el pueblo de Ucrania, sus vidas, su derecho a la independencia o al control de sus recursos. En Madrid no han buscado salida alguna para frenar la carnicería. Al contrario, han reafirmado un bloque imperial que asume como propios a los "enemigos" de los EEUU (Rusia y China) en la "guerra" geopolítica que se libra por el control del planeta, sus gentes y sus recursos. La globalización como la hemos conocido hace 25 años lleva tiempo despidiéndose. En Madrid se la entierra para dar la bienvenida a bloques que competirán entre sí de manera más encarnizada (violenta y militar). La inestabilidad de la economía capitalista resulta evidente, tanto como la caída de los márgenes de beneficio. Rearmarse aumentando los presupuestos de defensa a la par que ampliando de 40 mil a 300 mil los militares listos para una intervención rápida degradará nuestras condiciones de vida, nuestros derechos y aumentará el peligro de más guerras.
Sánchez tilda de éxito convertirse en el "pagafantas" del evento. Se codeó con los poderosos y compró sin rechistar sus prioridades, razón por la que es "respetable" y le aplauden. El presidente no hizo más propuesta que darle mayores facilidades a los EEUU para usar la base de Rota y así incrementar a 6 los destructores que pueden albergarse en la zona. No hubo más discurso que el de apoyar doblar el gasto en defensa (del 1 al 2% del PIB), ni otro lenguaje distinto al belicoso del resto de países. Se trata de la "política de Estado". Cierto, pero del Estado de Botín, Florentino Pérez y del resto del IBEX 35. El Estado en el que la oligarquía parásita se ampara para exprimir a la población, mientras aumenta el riesgo de pobreza del conjunto de la ciudadanía al 27,6%. El Estado en el que la inflación supera, sin que nada la detenga, el 10%, en el que se quiere cerrar Abengoa y en el que las 55 empresas más grandes ganaron 63 mil millones en 2021. A ese estado y a unos intereses que tan bien representa el Borbón, se suma Sánchez con su logro: la inclusión de Ceuta, Melilla y el Sahel entre los territorios a defender o en los que aparecer de secundario en negocios y aventuras militares. En resumen, la OTAN 360 refuerza el lugar de la España de hoy como potencia imperialista de segunda a un precio cada vez más insoportable.
Para poder sustituir esa realidad por una política basada en la paz, el desarrollo compartido y el respeto a los derechos de los pueblos y naciones queda aún un gran trecho, que solo puede acortarse si las organizaciones obreras y populares de manera abierta y unitaria levantan un amplio movimiento por la paz.