Situación geográfica y condiciones naturales: Regiones de Arjánguelsk y Vólogda y República Socialista Soviética Autónoma de los Komis.
El noreste de la parte europea de la R.S.F.S.R. se encuentra situado en las cuencas de los ríos Onega, Dvina Septentrional, Mezen y Pechora, que corren hacia el norte y desembocan en los mares Blanco y de Barents, del Océano Glacial Ártico. Al noreste pertecen también las islas de Nueva Zembla, Vaigach, Kolgüiev y la Tierra de Francisco José, que forman parte de la región de Arjánguelsk.
La situación geográfica del noreste es mucho menos ventajosa que la del noroeste. El noroeste limita directamente con países de la Europa Occidental bien desarrollados desde el punto de vista económico y posee salida al mar relativamente cómodas: Leningrado y Múrmansk. El noreste linda en su parte oriental con el norte de los Urales, tras los cuales se extienden territorios poco explorados de la Siberia Septentrional. Su mejor salida al Mar Blanco, por el Dvina Septentrional, está cerrada por los hielos durante unos seis meses al año. Todos los puertos del noreste se hallan en el litoral del Océano Glacial Ártico y se hielan en invierno. Las vías férreas que aseguran las comunicaciones con el interior del país comenzaron a construirse aquí muy tarde (sólo a comienzos del presente siglo y, especialmente, en la época soviética). Así se explica el relativo atraso de la zona del noreste en comparación con la del noroeste.
Debido a la lejanía del Océano Atlántico, con su corriente marítima templada, el clima del noreste es mucho más riguroso que el del noroeste. La inclemencia del clima se acrecienta en dirección noreste: Vólogda al delta del Pechora.
La escasa evaporación, determinada por las temperaturas bajas y la densa vegetación (en la taigá), hacen que en la planicie se formen grandes pantanos, sobre todo en las divisorias de los ríos.
Toda la zona del noreste, hasta el mismo círculo polar ártico, está cubierta de bosques de coníferas, entre las que predominan el pino, en el oeste, y el abeto, en el este. La principal riqueza natural de esta zona la constituyen los bosques.
Más allá del círculo polar comienza la tundra, que se extiende a las islas más próximas al continente; las más apartadas —Nueva Zembla y la Tierra de Francisco José— están cubiertas de glaciares.
Los ríos tienen aquí una gran importancia económica. Sobre enormes extensiones cubiertas de espesos bosques y en parte pantanosas, los ríos son vías de comunicación naturales y, a veces, únicas. El país se pobló precisamente a lo largo de los ríos. Estos no han perdido hoy día su importancia y se utilizan ampliamente, sobre todo para flotación de madera. En las márgenes de los ríos se encuentran las mejores tierras, libres de pantanos. Grandes praderas anegadizas permiten el desarrollo de la cría de ganado lechero. Las desembocaduras de los ríos abundan en pesca.
Así se explica que la población de la zona se concentre principalmente en las márgenes de los ríos (especialmente en la parte norte).
Las riquezas minerales son muy grandes en la parte oriental, lindante con el norte de los Urales. Hasta hoy (antes) esa parte es la menos poblada y accesible, debido a la falta de vías de comunicación. En la cuenca del Pechora hay grandes reservas de hulla (a orillas del río Vorkutá, tributario del Usá, que es, a su vez, afluente derecho del Pechora), así como de petróleo y gases naturales (a orillas del río Ujtá, tributario del Izhma, afluente izquierdo del Pechora).
Toda la zona del noreste es rica en turba, que aquí no se explota, (antes) pues la abundancia de bosques facilita leña para satisfacer por completo las necesidades de combustible. Además, el verano es frio y no permite que la turba se seque bien.
Esbozo histórico y geográfico: En tiempos remotos, la zona del noreste fue una colonia de Nóvgorod la Grande. Moscú, que a fines del siglo XV había conquistado Nóvgorod la Grande, con todas sus colonias, abrió un camino hacia la cuenca del Dvina Septentrional; los dos caminos —el de Nóvgorod y el Moscú— se encontraron en Vólogda. Atraían sobremanera a los colonizadores las pieles valiosas, el pescado y la sal.
La primera vía, que cruzaba los Urales, pasaba por el Víchegda, el Pechora y su afluente el Usá. Hasta la conquista de Kazán, que permitió utilizar mejores caminos, situados más al sur, era aquél el único por el que iban a Siberia los buscadores de pieles finas.
La importancia de la zona noreste para Moscú aumentó considerablemente en la segunda mitad del siglo XVI, cuando Inglaterra estableció relaciones comerciales directas con Moscú por el Mar Blanco; Arjánguelsk se convirtió entonces en el primer puerto marítimo del Estado de Moscovia y por él se exportaba a Inglaterra lino, madera y otras mercancías. Este comercio proporcionaba al Estado de Moscovia más de la mitad de sus ingresos. Pero esta "edad de oro" de la zona noreste duró muy poco. A principios del siglo XVIII, poco después de la fundación de Petersburgo, Pedro I, con el fin de contribuir al desarrollo de la nueva capital, prohibió la importación de las mercancías extranjeras que no fueran necesarias a la ciudad de Arjánguelsk para su propio consumo. Por esta razón, el comercio exterior pasó de Arjánguelsk a Petersburgo. Cuando, a fines del siglo XVIII, la conquista de Crimea abrió a los colonizadores agrícolas las inmensas estepas meridionales, cuya explotación era incomparablemente más fácil, la zona noreste empezó a decaer.
Antes de la Revolución, las provincias de Vólogda, Arjánguelsk y Viatka, consideradas rincones perdidos del país, eran utilizadas por el gobierno zarista como lugares de deportación de los presos políticos. La explotación intensiva de la madera con vistas a la exportación comenzó a fines del siglo XIX. Fue entonces cuando se construyó el ferrocarril Vólogda-Arjánguelsk.
Población: Entre las grandes zonas de la parte europea de la R.S.F.S.R., la noreste es la de mayor superficie y menor densidad de población. Por la proporción entre la densidad de la población y su superficie, esta zona puede equipararse a las de Siberia.
En efecto, la zona noreste está muy poco poblada (2,7 habitantes por km2). Además, la población se halla distribuida muy irregularmente, concentrándose, sobre todo, en las cuencas de dos ríos occidentales, (ayer) el Onega y el Dvina Septentrional, en área inferior a la mitad de la superficie total de la zona.
La parte más poblada es el rincón suroeste, donde las condiciones para la agricultura son mejores. Además, esta parte se encuentra más cerca de Nóvgorod y de Moscú, de donde llegaron los colonizadores rusos. La densidad de la población es aquí de 15 a 20 habitantes por km2.
El resto del territorio no está poblado más que por "islotes" o en franjas enclavadas en los valles de los ríos (antes).
Lejos de los ríos, tras los límites de la estrecha franja apta para la agricultura, comienza el "desierto forestal", por el cual se puede caminar decenas y decenas de kilómetros sin encontrar ni un alma, ni sola casa (ayer). La tundra es la parte menos poblada.
La cuenca del Pechora, en su curso medio, no se incorporó a la vida económica hasta hace poco, cuando, gracias a la explotación de las riquezas minerales y a la construcción del ferrocarril Vorkutá-Kotlas, surgieron allí grandes poblaciones.
Para la zona noreste, lo mismo que para la noroeste, son típicas pequeñas aldeas con grandes casas, generalmente de dos pisos.
Los rusos constituyen más del 90% de la población, los komis, más del 8% y los nenets, menos del 1%.
Los komis son desde hace mucho tiempo un pueblo sedentario, que habita la República Socialista Soviética Autónoma de los Komis, situada a orillas del Pechora y del Víchegda. Se dedican a la agricultura, la tala de bosques y la caza (ayer).
Los nenets, pueblo dedicado a la cría de renos, viven en su comarca nacional (su centro es Narián-Mar), situada a orillas del Pechora, en su curso interior.
Estos dos pueblos fueron liberados por el poder soviético de la opresión y la explotación a que estaban sometidos bajo el zarismo. El poder soviético les dio la autonomía y territorio propio.
Una parte considerable de la población rusa se dedica a la tala y el acarreo de madera, a la caza, la pesca, etc. Entre esta población, acostumbrada al frío, se reclutó el primer contingente de colonos para Siberia. Entre los habitantes se distinguieron los pomores, habitantes del litoral. Templados en la lucha contra la naturaleza hostil de los mares nórdicos, salen de entre ellos centenares de valientes marineros, que domeñan el Océano Glacial Ártico. El genial sabio ruso M. Lomonósov era pomor.
Gracias al rápido desarrollo de la industria, el porcentaje de la población urbana se duplicó, pasando del 12%, en 1926, al 24% en 1939. Sin embargo, es muy inferior a la cifra media de la U.R.S.S.
Economía: La explotación de los bosques es la rama principal de la economía de la zona noreste.
La superficie cubierta de bosques ocupa aquí más de 50.000.000 de hectáreas, lo que supera el territorio de Noruega, Suecia y Finlandia juntas y es más de la tercera parte de todos los bosques de la zona europeas de la U.R.S.S. Aquí corresponden unas 17 hectáreas de bosques por habitante, mientras que en la zona noroeste, la más rica en bosques entre las restantes de la parte europea de la Unión Soviética, hay menos de 5 hectáreas por habitante.
Con tales reservas de bosques y dado al ínfimo consumo local, se acumulan grandes excedentes de madera, que pueden ser exportados al extranjero. Ocupando entre las regiones de la parte europea de la U.R.S.S, el primer lugar por su superficie pobladas de bosque, así como por las reservas de madera, la zona noreste tiene una situación geográfica más ventajosa que las regiones forestales de Siberia, pues se halla a menor distancia de los mercados madereros más importantes, tanto de la Unión Soviética como de los países de Europa Occidental. Todos los ríos del noreste corren hacia los mares, en dirección contraria del mercado interno.
En el período de los dos primeros planes quinquenales, el país soviético necesitaba muchas divisas para comprar máquinas en el extranjero. Además, las comunicaciones ferroviarias entre el noreste y el mercado interior estaban poco desarrolladas. Por esta razón, la zona noreste se especializó en aquellos años en la explotación de los bosques con vistas a exportar la madera.
Sin embargo, a partir del tercer plan quinquenal, cuando la necesidad de divisas extranjeras disminuyó y el consumo de madera en el propio país aumentó gracias al desarrollo de la construcción, y también porque en las regiones más próximas al centro quedaban menos bosques, la zona noreste se vió obligadas a abastecer de madera al mercado interior.
La zona noreste es la primera en la U.R.S.S. por el volumen de su producción madera y sobrepasa considerablemente a todas las demás. En vísperas de la guerra de 1941-1945, la producción de madera aserrada de la zona era la cuarta parte del total proporcionado por la industria maderera de la U.R.S.S.
En la época soviética, la explotación de los bosques no sólo ha aumentado, sino que también se lleva a cabo de un modo más racional y a un nivel técnico más elevado.
"En tiempos del zarismo, la explotación forestal tenía un carácter devastador. Se elegían los mejores árboles sin ocuparse del resto; grandes masas de madera se echaban a perder; la madera se exportaba en troncos; todos trabajos eran efectuados a mano por temporeros que vivían en cuevas húmedas y negras por el humo.
Después de la Revolución comenzó a practicarse la tala continua; se mecanizan cada vez más la tala, el transporte (construcción de caminos especiales, utilización de tractores de oruga, etc.), así como la flotación de marera, La madera se utiliza mucho mejor y se exporta más y más ya aserrada; hay suficientes obreros especializados, para los cuales han sido construidas nuevas y confortables casas, en lugar de las miserables cuevas en que vivían antes los temporeros".
Ha sido creada una gran industria de elaboración química y mecánica de la madera: serrerías, plantas de elaboración química de la madera, empresas productoras de chapa y de casas prefabricadas, astilleros, fábricas de celulosa y de papel. Se han desarrollado grandemente las industrias artesanas: la producción de alquitrán, de trineos, de esquís, de lanchas, etc. Una gran cantidad de madera se utiliza para la construcción naval.
Casi en toda la zona noreste, la actividad de la población está ligada a la explotación de los bosques. En los cursos superiores de los ríos y de sus afluentes se practica en invierno la tala de madera, que se transporta en trineos hasta las orillas de los ríos; allí la madera se prepara para flotación, que comienza con el deshielo. En los pequeños ríos no navegables se flotan troncos sueltos, en lugar de almadías.
Allí donde los ríos son navegables (o en la desembocadura de los afluentes en las arterias aptas para la navegación) se organizan bases donde la madera se clasifica y se amaran los troncos con alambre, formando grandes bloques. Todo este trabajo se realiza en el agua, en medio del río. Centenares de bloques se unen en enormes almadías, que con remolcadores se llevan a las desembocaduras de los ríos. Allí, en las ciudades portuarias, hay serrerías mecánicas y grandes empresas madereras que sierran, secan y cargan en los barcos la madera, para su envío al extranjero.
En los últimos años se destina más y más madera a las necesidades de las zonas interiores del país. Estos envíos son ya los predominantes.
Muchas serrerías se han construido en lugares en que las vías férreas corren cercanas a los ríos, para exportar madera al mercado interior.
La industria forestal está más desarrollada en las cuencas de dos ríos occidentales de la zona: el Onega y el Dvina Septentrional. En la cuenca del Mezen, así como en la del Pechora, donde la población es escasa y la madera de calidad interior, dicha industria no empezó a desarrollarse hasta después de la Revolución.
La agricultura prospera especialmente en la parte suroeste, en la región de Vólogda, donde hay para ella condiciones climáticas más favorables y los bosques son mucho menos densos. Al norte y al noreste, los campos son mucho menos frecuentes y adquiere mayor importancia la cría de ganado lechero. La zona no puede cubrir con su producción más que la mitad de sus necesidades de cereales. Este déficit se deja sentir particularmente en la región de Arjánguelsk y en la República Socialista Soviética Autónoma de los Komis. Los cereales se importan de Siberia (por el ferrocarril Kírov-Kotlas) y de la región del Volga (por el ferrocarril Yaroslavl-Arjánguelsk).
Las ramas de la economía agropecuaria que disponen de excedentes son la cría de ganado lechero (en las praderas anegadizas de la cuenca del Dvina Septentrional), la producción de mantequilla y leche condensada y el cultivo del lino (en la región de Vólogda), donde funciona también una fábrica (ayer) de elaboración del lino.
En la taigá septentrional, especialmente en la cuenca del Pechora, la población se dedica principalmente a la caza, en la tundra (en la Comarca Nacional de los Nenets, región de Arjánguelsk), a la cría de renos, y en el litoral marítimo, sobre todo en las costas del Mar Blanco y en las islas del Océano Glacial Ártico, a la pesca y a la caza de focas, morsas, delfines blancos, etc.
En los últimos años se ha intensificado la explotación de las riquezas minerales: la hulla de Vorkutá y el petróleo de Ujtá, que tienen una enorme importancia para el desarrollo del transporte y de la industria en todo el norte de la parte europea de la U.R.S.S. (comprendido Leningrado). Cerca de los yacimientos, donde la extracción crece de día en día, han surgido las nuevas ciudades de Vorkutá y de Ujtá, unidas por un ramal ferroviario, durante la última guerra con la línea Arjánguelsk-Vólogda (a través de Kotlas). Han nacido aquí numerosas poblaciones. Actualmente, (ayer) a la cuenca hullera de Vorkutá se le da el nombre de "Donbáss polar".
La hulla de la cuenca del Pechora no sólo satisface las necesidades de la zona noreste, pues se exporta a Leningrado por vía férrea. En el futuro (hoy) se construirá un ferrocarril que permite transportarla a los Urales.
Los tipos principales de transporte son el marítimo (por los puertos de Arjánguelsk y Narián-Mar) y el fluvial (particularmente por el Dvina Septentrional). Los ferrocarriles más importantes son el tramo de la línea Leningrado-Kírov, que cruza la región de Vólogda (en la parte suroeste), la línea Arjánguelsk-Vólogda y la nueva vía férrea Vorkutá-Kotlas, que se une en la parte oeste al ferrocarril de Arjánguelsk.
Funciona, además, la línea Kírov-Kotlas, que asegura la comunicación de la cuenca del Dvina Septentrional con los Urales y Siberia. Recientemente ha sido construido, además del ferrocarril del Pechora (Kotlas-Vorkutá, con un ramal hacia Salejard, cruzando el norte de los Urales), la línea Bielomorsk-Oboziórskaia, que parte de la arteria Arjánguelsk-Vólogda.
Además de madera en troncos y en tablones y de diferentes artículos obtenidos de la elaboración de la madera (chapa, celulosa, papel, alquitrán, metileno, etc.), la zona noreste exporta también mantequilla, leche condensada y otros derivados, lino, pieles finas, pescado, gamuzas, hulla y derivados del petróleo.
Las realizaciones más esenciales entre las logradas por la zona noreste en la postguerra son: 1) el incremento de la industria forestal (casi al triple), especialmente con el fin de abastecer de madera los trabajos de restauración de las ciudades destruidas por los fascistas en la parte oeste del país; 2) el desarrollo de la extracción de la hulla (consumida principalmente por Leningrado y su industria); 3) la construcción de la fábrica siderúrgica de Cherepovets, para abastecer de metales, no sólo a la zona norte, sino, principalmente, a la noroeste.
¡Stalin…!, siempre.
Historiador: Nikolai Baranski.