El siglo XXI, se afirmó, con mucha insistencia desde sus años aurorales, sería un siglo lleno de incertidumbres. Dos décadas después de su inicio seguimos preguntándonos, ¿por qué los problemas que hoy tiene la humanidad son tan profundos?, ¿qué podemos hacer, individual y colectivamente, para superarlos?, ¿cómo hacer viables las soluciones planteadas?
Mirian Lang, en el prólogo del libro: "Más Allá del Desarrollo" (2011), dice que: "La múltiple crisis que atraviesa el mundo se ha agudizado en los últimos años: los mercados financieros han logrado debilitar hasta las economías más fuertes de los países industrializados…". Por lo que: "Desde la periferia, esta múltiple crisis se ha reconocido como crisis civilizatoria…".
Crisis que, a diferencia de las anteriores, no puede ser considerada como un momento, más o menos largo, de acomodo y reacomodo de las instituciones del sistema capitalista mundial. Por lo que, la lectura de lo ocurrido en EEUU y Europa occidental, a partir de los años 2007-2008, ha puesto en evidencia que ésta es la crisis estructural más profunda y más larga, que ha vivido el capitalismo.
Y que, como lo dijera al diario El País, de España el 15-03-2023, Larry Fink, la quiebra del Silicon Valley Bank, a la cual hay que agregar el desplome de otras entidades financieras, son producto de las políticas monetaristas y financieras implementadas por la Reserva Federal de EEUU, en su desesperado afán de encontrar salida a la crisis vivida desde el 2007. Por lo que, sentencia el magnate de las finanzas mundiales, que: "Aunque el sistema financiero es claramente más fuerte que en 2008, las herramientas fiscales y monetarias a disposición de gobiernos y reguladores para afrontar la actual crisis son limitadas, especialmente con la división en el Gobierno de Estados Unidos". Afirmación que, nos permite decir que estamos en presencia, no de una nueva crisis, sino la continuación de la generada en la primera década de la presente centuria.
Convencidos están los "dueños del mundo", de que, una vez más, lograrán superar su crisis. Aun cuando, todos los indicadores fácticos dicen lo contrario. No han logrado entender que el mundo en que vivimos es distinto al mundo en el cual lograron imponer su supremacía. Que, éste nuevo mundo, se construye a partir de nuevas realidades.
Es por ello que, las interrogantes planteadas al inicio de este texto siguen sin respuesta. Las potencias occidentales, pero sobre todo Estados Unidos, dan muestra de que lo único que les importa es saciar sus voraces apetencias hegemónicas. La cooperación, la solidaridad, la fraternidad, son conductas extrañas a sus intereses. La desigualdad, la inequidad, la pobreza, el desempleo, el analfabetismo, en fin, las injusticias sociales no forman parte de su agenda. Enarbolan falsamente la bandera de la Agenda 2030, de la ONU, pero ignoran sus fundamentos e incumplen sus objetivos; a la vez que, impiden que los países en desarrollo puedan alcanzarlos.
No hay vuelta atrás, el mundo de hoy es otro. Una nueva manera de pensar se abre camino. Una visión "ecléctica", de los problemas sociales, económicos, políticos, culturales y ambientales se apodera del pensamiento universal. Y, ello es necesario porque desmiente la prevalencia del pensamiento único.
Pues bien, una mirada distinta de los problemas que hoy tiene la humanidad, y la manera de enfrentarlos, debe tener como punto de partida el análisis de la manera desigual e inequitativa cómo está distribuida la riqueza en el mundo. Debe entender que, la pretensión de los dueños del gran capital de establecer un gobierno mundial privado, para lo cual, instrumentan planes de debilitamiento las instituciones de los estados-nación soberanos. Así como, la intención de conformar un mundo monocultural imponiendo el americanismo, como modelo sociocultural universal. Hacer de la globalización del sistema financiero el eje a partir del cual se irradiará toda la actividad económica. Son acciones que están acompañadas de un imaginario que haga ver al ciudadano que estamos cerca del caos. Por lo que, el nuevo orden mundial neoliberal habrá de constituirse en la salvación. Salvación de un enemigo que hay que crear. Cualquier adjetivo que coloque en entredicho la cualidad moral de una nación les resulta válido en dicho propósito. Es por ello que, construir un mundo mejor es necesario. Ese es el reto del presente.