África y el dolor de alma

"Nuestros antecesores nos enseñaron una cosa: un esclavo que no puede asumir su propia rebelión no merece ser compadecido. No sentimos pena por nosotros mismos; no le pedimos a nadie que sienta lástima por nosotros". (Ibrahim Traoré, presidente de Burkina Faso).

Comencemos con una perogrullada. Hoy cualquier acontecimiento, por muy local que sea, vinculado con golpes de estados o cambio de gobierno de forma abrupta, debe inscribirse en la lucha tripolar (EEUU, Rusia y China) por la hegemonía del mundo.

Por tanto, lo que está ocurriendo en el continente africano debe inscribirse en ese contexto.

Las reflexiones que haré en este escrito no analizarán los intríngulis de lo que ocurre, realmente, en el continente africano. Solo pretendo identificar lo que denominamos "dolor de alma", que es una "enfermedad" muy propia de la arrogancia del colonizador y que están padeciendo hoy los europeos y, en particular, Francia.

El coloniaje y la dignidad

Se dice que África es el tercer continente más extenso, tras Asia y América. Está situado entre los océanos Atlántico, al oeste, e Índico, al este. Posee una superficie total de 30 272 922 km² (621 600 km² en masa insular), que representa el 20,4 % del total de las tierras emergidas del planeta. La población supera los mil trescientos millones de habitantes, un 15 % del total mundial. El continente se divide en 54 estados soberanos siendo uno de ellos, Egipto, transcontinental, además de dos estados con reconocimiento limitado y dos territorios dependientes.

África, ha sido por excelencia un continente sometido a la expoliación y explotación por los grandes países de occidente. Y lo ha sido porque es rica y poderosa. De allí que siempre es bueno recordar que más de 30 millones de africanos fueron secuestrados y llevados como esclavos a Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, con una violencia sin igual por Bélgica, Gran Bretaña, y otras, que les permitieron enriquecerse a costa del sufrimiento de dichos pueblos.

Para mucha gente del mundo, hablar de África significa hablar de gente de color negro, de miseria, atraso y perteneciente a la jungla, en los términos del español Joseph Borrell, alto representante de la Unión Europea para los Asuntos Exteriores, quien practica con mucha desfachatez la negación del otro.

Para otros, como el presidente de Irán Seyed Ebrahim Raisi, África representa el "continente de oportunidades".

Dicho lo anterior, resaltamos que los acontecimientos de finales de julio de este año, en Níger, sirven muy bien para colocar, como ejemplo, dos formas de actuar por parte de los africanos. De un lado, el pensamiento colonial del presidente saliente de ese país, Mohamed Bazoum, quien llegó a declarar: "En nuestra hora de necesidad, hago un llamamiento al Gobierno de Estados Unidos y a toda la comunidad internacional para que nos ayuden a restaurar nuestro orden constitucional. El pueblo de Níger nunca olvidará su apoyo en este momento crucial de nuestra historia". También ese pensamiento está anidado en la CEDEAO (Comunidad Económica de los Estados de África Occidental), quien ha insistido en movilizar fuerzas para una posible intervención militar en Níger disque para restablecer el orden constitucional.

De otro, los militares que han tomado ahora el poder en Níger, con un pueblo que los acompaña, exigiendo que los franceses y los estadounidenses sean expulsados ​​de su país con sus bases de drones y dispuestos a defender a su territorio y tomar el camino de un desarrollo socioeconómico soberano, independiente, auto determinado, que les permita un mayor bienestar. Las consignas más voceadas han sido "Abajo el imperialismo", "Soldados franceses, Níger es un país soberano, ¡váyanse!", y "Macron, Níger no es tu propiedad".

Níger es un importante país africano, al ser el cuarto país del mundo con más reservas de uranio en su suelo y también alberga petróleo y otros minerales; es considerado estratégico para gran parte de países occidentales como Francia, pero también para China y Rusia.

Los acontecimientos en Níger se suman a otros que ha alentado a líderes africanos, jóvenes y enérgicos, a trazar un nuevo rumbo para sus países, rompiendo las cadenas de la dominación occidental y poniendo fin a la explotación de los recursos.

Por eso, es fundamental ahora escuchar la lectura que desde los pueblos africanos (Libia, Sudán, Burundi, Mauritania, Nigeria, RCA, República Democrática del Congo, Somalia, Sudán del Sur), hacen sobre su propia realidad en estos nuevos procesos de emancipación, que, por su puesto, son rechazados siempre por los colonialistas.

Después de siglos de hiperexplotación por el Occidente colonial, naciones africanas como Mali, Burkina Faso y Níger ya no aceptan esa explotación ni la subyugación de la hegemonía y sus pueblos se han levantado contra la opresión, la corrupción y la explotación económica.

Frases lapidarias

Queremos rescatar aquí, a través de algunas frases, la dignidad del presidente de Burkina Faso, Ibrahim Traoré, quien ha lanzado públicamente una lucha sin restricciones por la completa independencia de África del neocolonialismo y la explotación occidentales.

Este joven líder, de apenas 35 años, ha dicho:

- "La época de esclavitud de África a los regímenes occidentales ha terminado y ha comenzado la batalla por la independencia total: o la patria o la muerte".

- "Mi generación no entiende esto: ¿cómo África, que tiene tanta riqueza, puede convertirse hoy en el continente más pobre del mundo? Y por qué los líderes africanos recorren el mundo para mendigar".

- "Un esclavo que no se rebela no merece piedad. La UA (Unión Africana) debe dejar de condenar a los africanos que deciden luchar contra sus propios regímenes títeres de Occidente".

-"Nosotros, los líderes africanos, debemos dejar de comportarnos como marionetas que bailan cada vez que los imperialistas mueven los hilos".

-"Durante más de ocho años nos hemos enfrentado a la forma más bárbara y violenta del neocolonialismo imperialista. La esclavitud continúa imponiéndose sobre nosotros".

Y, agregó, las naciones africanas independientes tienen una "oportunidad de forjar nuevas relaciones" que las ayudarán a construir un futuro mejor para ellas mismas, al tiempo que describió el colonialismo y el imperialismo occidental como "una forma de esclavitud moderna".

Un dolor que no se cura

Usted si tiene un dolor en una pierna, en un brazo, en el estómago, en el hígado o en la cabeza pueda acudir al auxilio de un antídoto o analgésico.

Los antídotos son un conjunto de medicamentos que, a través de diversos mecanismos, impiden, mejoran o hacen desaparecer algunos signos y síntomas de las intoxicaciones. No actúan sobre los receptores sino sobre el propio tóxico, por inactivación o impidiendo su conexión con los receptores.

Mientras tanto, los analgésicos son medicamentos que se emplean para tratar el dolor, y los que actúan reduciendo la fiebre se conocen como antipiréticos. Algunos fármacos nos sirven para combatir tanto la fiebre como el dolor, pues poseen ambas propiedades.

Pero, existe otra enfermedad, no está diagnosticada por ningún médico, pero existe, aunque no se crea.

La explicamos. Resulta que, por la dignidad de muchos pueblos africanos, hoy alzados contra el colonialismo y la esclavitud moderna, comenzó el martirio para el jardín europeo y, en particular, para Francia, quien entró en histeria con los acontecimientos de Níger.

La junta militar de Níger ordenó al embajador francés, Sylvain Itté, que abandonara ese país, al describir como acciones "contrarias a los intereses de Níger" la presencia de Francia. El presidente francés, Emmanuel Macron, con sus ínfulas imperiales, no sólo había rechazado eso, sino que insistió en que el gobierno militar era "ilegítimo" y amenazó de invasión militar "para restablecer el orden" y otras patrañas clásicas de piratas. Pero, luego, el mismo Macron anunció el retiro del embajador y de alrededor de 1.500 soldados franceses alojados en las bases militares de Níger, diciendo: "Francia ha decidido traer de vuelta a su embajador. Por eso, en las próximas horas, nuestro embajador regresará a Francia con varios diplomáticos y ponemos fin a nuestra cooperación militar con las autoridades de facto de Níger porque ya no quieren luchar contra el terrorismo".

Así que, a estas alturas del campeonato, podemos afirmar que Francia, está padeciendo de una enfermedad, que no puede ser tratada ni mucho menos curada por ningún antídoto, analgésico o antipiréticos. Se trata del dolor de alma, que significa que están siendo profundamente golpeados en su arrogancia, en su prepotencia y su supremacismo. El sentimiento antifrancés ha venido in crescendo no sólo entre los pueblos africanos sino incluso entre muchos gobernantes militares que han tomado el poder, como en Mali, Burkina Faso, Chad y ahora Níger.

De allí que, termínenos estas reflexiones con una libre interpretación de la Fábula del León y el Mosquito, del escritor y esclavo griego, Esopo, en la que se dice: "Un león descansaba bajo la sombra de un frondoso árbol cuando un mosquito pasó zumbando a su alrededor. Enfurecido, el león le dijo al mosquito: — ¿Cómo te atreves a acercarte tanto? Vete, o te destruiré con mis garras. Sin embargo, el mosquito era muy jactancioso y conocía bien sus propias habilidades y las ventajas de su diminuto tamaño. — ¡No te tengo miedo! —Exclamó el mosquito—. Puedes ser mucho más fuerte que yo, pero tus afilados dientes y garras no me harán el menor daño. Para comprobarlo, te desafío a un combate. En ese momento, el mosquito atacó al león picándolo en la nariz, las orejas y la cola. El león, aún más enfurecido a causa del dolor, intentó atrapar al mosquito, pero terminó lastimándose gravemente con sus garras".

De allí que ha llegado la hora de que París abra los ojos, su mente y comience a reformular sus aproximaciones en un momento particularmente convulso tanto en Europa como en África, porque los pueblos africanos quieren, definitivamente, no seguir siendo esclavos sino más bien sujetos de la historia.

Eso, si realmente Francia quiere curarse de ese dolor que lleva por dentro, el dolor de alma.



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Franklin González

Doctor en Ciencias Sociales, UCV. Sociólogo, Profesor Titular, Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Profesor de Postgrado en la UCV, la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela y en el Instituto de Altos Estudios ?Pedro Gual? del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores. Fue embajador en Polonia, Uruguay y Grecia.

 framongonzalez@gmail.com

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