1. Por lo menos desde 1948, cuando los gobiernos civiles burocráticos se iniciaron en México con Miguel Alemán, comenzó a hacerse más clara la corrupción gubernamental y política; los gobiernos militares –en primer lugar, el de Elías Calles- fueron corruptos, pero no tanto porque aún estaban presentes las amenazas de algunos personajes vivos, soldados de la Revolución (1910-17). Desde el gobierno de Alemán (1948-52) los políticos se sintieron muy libres y poderosos –sobre todo con el respaldo de gobierno yanqui que había ganado la guerra- con sus enormes negocios. Desde entonces el sinónimo de político fue el de ladrón, mentiroso y manipulador.
2. En un sistema no capitalista, en lugar de políticos, se podría escoger a la gente honrada, limpia, con muchas ideas, conocimientos y luchadora social, para coordinar sus gobiernos. La comunidad gobernada tendría confianza, estaría contenta trabajando sabiendo que los que gobiernan son gente preocupada por la salud, la educación, la seguridad, conocida de la gente. Sin embargo, al contrario, en el capitalismo escoge a los más corruptos, por identidad llegan para juntarse con sus propios compañeros de escuela, de partido, de bancada. No se confunden los altos dirigentes de los partidos porque son los mismos que han seguido al pie de la letra la escuela del PRI.
3. En el país, se sabe muy bien, que todos los políticos mexicanos (comenzando con los expresidentes Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, Peña y familiares, son millonarios); no han tenido formas de esconder su dinero entre otros familiares y amigos; han preferido viajar a Europa y los EEUU para depositarlos en los famosos "paraísos fiscales". La mayoría de la población, en vez de indignarse y echarlos del gobierno "a patadas", simplemente se ríen al no razonar que todo ese dinero que se desfalca es de ellos, de los trabajadores mismos. Pero así es el capitalismo que controla por medio de la escuela, los medios de información, la iglesia, la ideología dominante.
4. Los militares andan muy guardaditos, sobre todo en este sexenio que el presidente AMLO les entregó casi todo el poder. A los poderosos jefes y exjefes militares nadie los investiga porque los periodistas mantienen un exagerado temor a las amenazas de castigo, incluso de asesinato del poder. Pero la culpa de toda la inmensa corrupción que priva en México, por lo menos hasta 2023-24, es del pueblo que no comprende que la causa de su miseria, hambre y muerte es de la población misma que no ha podido o querido organizarse para quitarle el poder a quienes lo engañan, manipulan y matan de hambre, a sus hijos y demás.