La alocución del presidente del CNE el 05 de marzo, donde anuncia el calendario electoral para las elecciones presidenciales de 2024, con apoyo unánime de los miembros de esa institución, se pudiera ubicar dentro del genero de la comedia con actores baratos y bien pagados, solo que, se aleja del humor, para imprimirle un sentido trágico a ese mensaje infeliz e irónico.
Está muy definido el carácter mediatizado y dependiente de los poderes públicos como la asamblea nacional y el CNE. El parlamento, de mayoría chavista y el servicio que le prestan un grupo de diputados que apoyan al gobierno a nombre de "la oposición", es el baluarte fundamental del ejecutivo.
Definir el mensaje antihigiénico del CNE, balbuceando invitaciones a la Unión Europea, ONU, Centro Carter y otros nucleos de países e instituciones, convierte en una sátira todo el montaje teatral y el escenario electoral de Venezuela para las elecciones presidenciales el 28 de julio de 2024, con el objetivo darle continuidad al caos, el atraso y la miseria del socialismo del siglo XXI.
Todo calculado, medido, burlón y maquiavélico., como ha sido la característica del régimen socialista desde 1998.
No queda un ápice de libertad política en Venezuela. Solo las redes sociales permiten expresarnos y no se sabe hasta cuando se podrá hacer, pues estas también serán censuradas y controladas. Sin embargo, pese a toda la represión del gobierno, las bases sociales de este régimen dictatorial, están debilitadas, como lo está la nación por las fracasadas y dañinas medidas económicas desarrolladas en estos 25 años de desastre chavista. Por eso a Maduro y sus sátrapas solo les queda utilizar el ventajismo político que le permite el poder.