Democracia y capitalismo combinación que nació para aplastar al 80 por ciento de la población

1. El marxismo nos enseñó que la democracia es una gigantesca trampa que manipula a la población para que elijan libremente a quienes serán sus nuevos explotadores, a los saqueadores de los estados que gobiernan, incluso sus asesinos. En el sistema capitalista a la población la dirigen a votar por personajes políticos que no conocen, le organizan partidos, le reparten dinero en forma de limosna y la encaminan para depositar su voto. Ningún empresario, millonario, explotador, político, asesino, ha dejado de apoyar la democracia porque ha sido el sistema libre para aplastar a la población.

2. Los medios de información -90 por ciento controlados por el gobierno en turno- logran penetrar en las localidades grandes, pero no pueden junto al gobierno, impedir que más del 55 por ciento del 99 de la población registrada, se abstenga de votar. ¿Se puede olvidar acaso que México cuenta con 130 millones de habitantes? Así que es insultantemente demagógico que los gobiernos se autocalifiquen representantes del pueblo después de una tramposa y falsa elección. El único pueblo es el que trabaja o se encuentra luchando en las calles. Los gobiernos son los impuestos por la democracia.

3. Para combatir la democracia aplastadora sólo hay que pensar que todos los gobiernos mexicanos –el de Juárez, Díaz, Calles, Alemán, Peña, Obrador- se han autocalificado de democracias; que los multimillonarios explotadores se consideran demócratas; todos los presidentes de EEUU, se consideran demócratas. Y los más ignorantes piden que haya más democracia cuando se sienten afectados, confundiéndola con igualdad. Ignorando que la democracia es el instrumento de los ricos para aplastar a los pobres. ¿Habrase visto en algún lugar del mundo un gobierno de pobres, de trabajadores?

4. Hay que combatir la democracia electoral, no simplemente absteniéndose al voto, si combatiéndola como gran brazo del capitalismo que durante siglos ha servido para manipular a la población. En vez de hacerle caso a la democracia hay que organizarnos en comunidades y colectividades en las que aparezca la ayuda mutua y solidaria. El capitalismo es muy poderoso por su dinero, pero sólo se podrá derrotar combatiéndolo con pequeños proyectos y revoluciones pacíficos y violentos donde sea necesario para destruirlos. No le demos más cabida a la cháchara electoral y así les cortaremos las manos a todos los que saquean lo poco que tenemos.



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Pedro Echeverría


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