Teoría y práctica de la mentira imperialista

Uh hecho con que se opaca la inhumana presencia del imperialismo sobre el mundo y especialmente sobre nuestra América Latina es su imagen de lucha de una nación iluminada por la libertad, lo que aparentemente le proporciona la cobertura ideal en el ejercicio de la hegemonía.

El efecto de su propaganda, particularmente de la conocida como propaganda mediática occidental, con lo que niega los actos históricos y cotidianos de nación imperialista opresora en la cúspide del poder mundial, ha postergado muchos de sus trances internos facilitándole la habilidad de huir hacia adelante.

La mentira en política tiene múltiples expresiones, la mentira mediática, las noticias falsas, las campañas de desinformación, suelen ser las que dan definición como lo esencial para catalogar mentira y verdad desde criterios éticos a los cuales solemos habituarnos. Para todo ello cuenta con pulpos informáticos trasnacionales, que abarcan todos los medios de comunicación de masas, expandidos por nuestros países; los cuales cumplen el infausto papel de calumniadores, desinformadores, distorsionadores de toda realidad.

Una vez más repasemos el "sueño americano", en tanto medio de sublimación perdurable del engaño de las élites recreado en el imaginario social, como una fulgurante mentira hecha a la perfección; es un tipo de ilusionismo como expresión de la mentira, de gran calado en la conducta de masas, que se lleva a medida de criterio en la cultura de masas para "enjuiciar" los problemas latinoamericanos contemporáneos según el patrón conductual fomentado.

Para el hegemón yanqui su "identidad" la da su autorrelato como paladín de la justicia, el progreso, el desarrollo, la seguridad, las oportunidades, la democracia, la libertad, el bien y otras cosas de iluminados unipolares. Si para eso debe pasar por encima de todos los pueblos, pues bastante ha demostrado ser determinado y capaz de hacerlo.

La burbuja de ensueño es un recurso de la política norteamericana, hacerla explotar se paga a altos costos, el heroísmo de Julian Assange y quienes colaboraron en abrir la cloaca gringa en un periodo tan breve tuvieron que pasar el drama de los círculos del infierno gringo. Julian Assange despertó en los imperialistas un miedo instintivo a la verdad revelada y la certeza de que esto ponía en duda toda la estructura mediática operacional y su monopolio comunicacional.

Se articula una compleja teoría y práctica de la mentira, la cual dejó de ser un asunto de tiempos de guerra para convertirse en un factor básico de la geopolítica imperialista que puja por la declinación de las resistencias, por la intoxicación perpetua de amplios sectores sociales. Es todo efecto de propaganda que simula, se cree, hace creer o confabula para asentar el criterio de que la realidad es tan irreal que es necesario renunciar a la veracidad para aferrarse a las fórmulas del capitalismo o no habrá tregua para sus detractores.

En Venezuela su pueblo y su gobierno están siendo sometidos a la guerra mediática, cibernética e informática integrada a la estrategia golpista; de fondo porque este país cuenta con las posibilidades de convertirse en potencia económica y política en el ámbito internacional, cuestión que choca con los grandes intereses imperialistas norteamericanos y europeos. Esto nos golpea al conjunto de pueblos hermanos porque nos niega el derecho a saber y actuar en función a lo que sucede en una parte de nuestra patria grande latinoamericana.

Aun cuando no logra zafarse de todo el yugo comercial gringo el odio de fondo lo constituye su posición independiente, su asociación comercial fuera de los referentes fondomonetaristas, su resistencia a las presiones gringas, la ubicación geográfica en el Mar Caribe, sus barreras naturales frente a posibles invasiones, sus reservas superlativas en materia petrolera, gasífera, metales preciosos y tierras raras, su fortaleza laboral, su capacidad de afrontar las dificultades como nación, su aproximación al nuevo bloque multipolar y, su voluntad de vencer. Estos aspectos relevantes en su configuración le colocan en la geopolítica actual, por tanto, en la mira de un complicado plan de sabotaje y aniquilación imperialista contra la nación caribeña.

Pero para los gringos y sus cipayos la realidad debe degradarse a una anomalía marginal y hasta malintencionada, en tanto la mentira debe repetirse, perfeccionarse y recrearse hasta hacerse verdad oficialmente certificada. En unos casos se usan laboratorios de pensamiento único, en otras situaciones basta con soltar la mentira en las corrientes comunicacionales monopolizadas, o se combinan todos los recursos para que cambiemos nuestros estándares de comprensión.

Las trasnacionales de la mentira se creen que basta con soltar a sus cientos de periodistas tarifados y asimilados para construir narrativas de derecha y especular con matrices de opinión, apostando a que los pueblos caigamos eternamente en el anzuelo de una vez y para siempre, sin embargo, si algo queda establecido es una quiebra constante de las calumnias forjadas en Norteamérica. Esta corriente es ya una calculada teoría de la mentira y su práctica, que en sus manuales reivindica la especulación, el falseamiento, la manipulación mediática, la confusión hasta que lo irreal se haga real como posverdad en el imaginario del mundo.

Dicho punto de ficción geopolítica tiene objetivo, como el montaje de la oposición venezolana made in USA, donde se maquinó con antelación una vía electoral-golpista hasta con actas electorales falsas, hackeo de la institución electoral y shows mediáticos para convencerse y convencer de sus virtudes. Y es que cuando una mentira montada, sostenida tenazmente, desde los centros del poder sea "realidad", se pueda asentar que todo cuanto se anunciaba en la falsificación fue siempre cierto, esa es la posverdad erigida en santa palabra gringa y de los vendepatrias.

La narrativa concluye en que los enemigos del imperialismo sean derrotados, los pueblos sometidos, los territorios saqueados, las situaciones repudiadas. Encuentran en el futuro de terror, por el hecho de una posible derrota popular, la visión y justificación de los vencedores. Al mundo y al pueblo iraquí se le mintió sistemáticamente sobre la posesión de armas de destrucción masiva únicamente para saquearlo, tras la guerra solo vino la tragedia, los imperialistas siguen llenándose la boca con su sagrada intervención.

La razón de este extremo, o el irracionalismo al que llegan las posiciones del bloque occidental, como soporte del Hegemón realmente existente, vienen de su raíz: los intereses de dominación y poder resultan demasiado inhumanos para defenderse abiertamente, por tanto, lo primero ha sido negarlos y confundir sobre ellos proclamando su sacrosanta democracia imperial.

La política burguesa es un campo de estrategias sin tapujos en torno a la visión de verdad y mentira. Para las oligarquías y sus estrategas lo que rige es el interés del sistema, la verdad y la mentira son insumos moldeables y licuables, el ensamble lo hacen sus exigencias.

¿Cómo podría decirse que es necesario aplastar gobiernos, pueblos, industrias, otras perspectivas de desarrollo, etc., en pro del crecimiento de unas cuantas potencias y sus clases dominantes? Se requieren medias verdades y grandes mentiras para urdir el espejismo del capital, de este modo los efectos se dejarán sentir en el arrastre de otras clases sociales y países enteros hacia los designios de las grandes potencias.

De este modo los imperialistas, sus medios y sus personeros pueden argumentar que un gobierno, no es adecuado a sus parámetros de democracia agachada y el fin divino es derrocarlo para que reine la justicia. También un grupo o un individuo será perseguido porque haya incurrido en delitos contra el sistema imperial, por tanto, según su irracionalidad deben pagar con vida, cárcel o arrepentimiento que deje bien parados a los poderosos.

Las bases de la mentira se asientan en la política e ideología de la clase social dominante, siendo efectivamente un asunto de propaganda mediática y gubernamental, proyectada geoestratégicamente por las potencias imperialistas en general que deben hacer ejercicios permanentes de simulación sobre su importancia para que el mundo funcione.

Reconoceremos que la simulación es característica de la sociedad instituida, porque hace parte de su filosofía de ocultamiento en tanto sociedad sustentada en la desigualdad de clases. La conciencia e intención de mentir se desprenden de que se acompaña de sofisticados adornos ideológicos y propagandísticos, por lo general las oligarquías no crean la mentira por gusto, sino por instinto de supervivencia que amerita el direccionamiento de masas humanas a sus fines y sus relaciones económicas de explotación y dominación.

Como resultado, la mentira ya instituida, aceptada y, hasta creída por sus autores, tiene más problemas para desmontarse por su aprobación que por sus argumentos, pues lo que sobra es la información que desmiente al sistema. Hoy día la circulación de información es colosal, por ejemplo, en su tiempo Carlos Marx empleó las fuentes empresariales para revelarnos la naturaleza del capital.

Existen formas de despejar la mentira por su propia hechura como lo son:

  1. Su presión sistémica por presentarse como verdad absoluta de la clase dominante y sus empresas, delata la existencia de premisas ocultas, lo que la lleva al absurdo de sus razonamientos.

  2. De aquí se observa su línea de acción beligerante, que lleva a sus promotores a nivelarla como una profesión de fe que va convirtiéndose de "verdad" aceptada a medida de avasallamiento.

  3. Con lo que se visibiliza su condición de conducta impositiva de la élite, denotando la posición social de sus argumentos y contextos.

  4. La intención de dominio conduce a la revelación de sus propósitos en las claves reales bajo las cuales se impuso y para las que creó determinadas circunstancias.

Cuando la verdad sale a la luz, las élites por lo común suelen sorprenderse porque en un punto u otro alguien les desenmascara, sin ser capaces de ubicar la parte que les corresponde en que sus posiciones de farsa, contrastadas en los hechos, les han delatado una y mil veces a lo largo de la historia. Recordemos que la verdad neoliberal impuesta en un contexto de declive en las tasas de ganancia y las competencias comerciales cuatro décadas atrás; aunque sufre el desfase histórico y serias condenas sociales a sus fundamentos, en lugar de asimilar sus responsabilidades, persiste en su dolo por estar vinculada a intereses vitales de grandes multinacionales y gobiernos pro e imperiales.

Tomando una pisca de este comportamiento en la práctica de la mentira, sus proyecciones tipo Milei muestran la desvalorización de la "gran política" con una recarga neofascista cuyo punto es la falsificación total de una realidad social. Como la humanidad tiene memoria, el acervo cultural de los pueblos es tan amplio como sus historias; entró en escena la geoestrategia como medio de negación de los hechos para engañarnos en torno a la envergadura del sistema de dominación que nos rige y las pretensiones por agravarlo.

A México pretenden contenerlo en un crecimiento marginal dependiente de la relación comercial de América del norte, buscan domesticar su política a que siempre se ciña a los parámetros de la democracia del dólar, es un estira y afloja de los grandes problemas de esta relación opresiva desde los orígenes de la independencia, hacer borrón y cuenta nueva de la amarga historia que se comparte, porque también da muestras de la gran potencia social y económica en que puede convertirse en la América del norte. En estas circunstancias de saturación de los procesos de enturbiar y distorsionar la realidad social, las elites perdieron la capacidad para asimilar, entender y procesar dicha realidad sobre los fenómenos del capitalismo, particularmente del proceso social de identificación de los grandes engaños, como expresión de una ruptura en la dominación ideológica.

La hegemonía imperialista es un hecho de poder en la pirámide del capitalismo para el manejo totalitario del mundo, se construyó en los procesos y ciclos del sistema. No importa cuántas calumnias deban tramar, para el hegemón del norte, como para las élites que bajo este gobiernan, los recursos resultan relativamente fijos y la redistribución es disputable de acuerdo a la lógica con que operó la visión neoliberal de concentración y centralización de la riqueza.

Fuera de toda duda los imperialistas norteamericanos construyeron este nivel privilegiado de concentración de poderes económicos, políticos, sociales sin parangón, con los cuales someter a los pueblos del mundo por la redistribución de la riqueza y el encauzamiento de los procesos de acumulación de capital mundial en su beneficio. Su modo de operar es la depredación metódica, la agresión permanente, el control riguroso, la negación de la competencia o alternativas capitalistas opuestas, una línea de relaciones de poder centro-periferia para estrangular los cambios sociales y de correlaciones de fuerzas.

Ello se viene a constituir en un estatus de disputa e intervencionismo para direccionar el capitalismo global y la dominación ideológica sobre nuestros pueblos. Pasado el auge derivamos en el declive, los Estados Unidos se convirtieron en una amenaza para la paz, la seguridad global, la economía y el desarrollo humano, catapulta hasta las crisis convirtiéndolas en grandes desastres; sólo reculará ante la resistencia de los pueblos del mundo y del propio pueblo norteamericano.



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