¿A dónde nos dirigimos?

¿Un poco más deprisa? ¿Por dónde y hacia dónde? Gran favor nos haría quien supiese decirnos qué camino llevamos, si es que seguimos alguno. No es que vayamos despacio, ni estemos sentados al borde de la senda, esperando reponer fuerzas y seguir adelante. Vagamos desorientados, en la sombra, sin saber qué hacer, tropezando unos con otros. De vez en cuando, un poeta, un trabajador humilde o un cualquiera, nos da una voz. No acertamos a saber qué dice. Ni siquiera nos interesa escucharle, ni nos entristece no entenderle lo que dice…

  Pero es que hasta una fuerza rectora que intente despertar, activar, las energías latentes que sin duda han de estar en las raíces de la sociedad, fracasará. Si no hay combustible, carbón en el hogar ¿qué importa el maquinista? Lo que nos falta es orientación. Pues vivimos en una sociedad en la que de vez en cuando se ven, se oyen o se leen chispazos de buena fe y de interés creativo, pero muy pocos de agudeza, y muchos menos de verdadera inteligencia. Pero es que estamos rodeados de pretenciosos pero vacíos de ideas, de somnolientos por la bebida o la drogas, de muy pocos y abúlicos “intelectuales”, cómodos en su alianza o connivencia, con el Poder, con los poderes a la vista o en la sombra… Pero lo que quizá es más deprimente es que en esta atmósfera sin apenas oxígeno, la “masa”, los “de abajo” tampoco reaccionan porque, escépticos por tantos engaños palpados durante más de cuatro décadas, se desentienden de la política, de la falsa democracia española alimentada sólo por el dinero recibido de Europa, y en general, hartos de lo que son parodias democráticas, 

Si no se les mete esto a los gobernantes en la cabeza, qué digo, en el alma -si la tienen-, en el mismo seso y en  los nervios, ésta, ya, pero mucho más las siguientes generaciones, preferirán acortarse su vida. La acortarán -de los tantos modos de los que puede valerse el ser humano-, hartas, además, de las sensaciones pasajeras, fugaces y extenuantes que han buscado hasta la madurez gracias a las que les resultaba indiferente tanto engaño, tanta maniobra taimada y tanta manipulación por parte del Poder. No sólo del Poder que brilla con luz propia, si no sobre todo, de los poderes en la sombra que, agazapados en la sombra, existen en todas las naciones, con el mediático a la cabeza. Pero también, hartas en su madurez esas generaciones, de buscar sin encontrar, bienestar y tranquilidad, pero tampoco naturalidad, palabras sentidas y sentimientos sinceros que no volverán...

 


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Jaime Richart

Antropólogo y jurista.

 richart.jaime@gmail.com      @jjaimerichart

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