"A veces más vale callar y pasar por tonto,
que abrir la boca y demostrarlo"
Noel Clarasó
El palabreo de Lula da Silva, en los últimos meses había despertado suspicacia y cierta preocupación, hasta que llegó el momento de conocer su apresurado culipandeo. Todo el que va marchando y piensa devolverse, cuando da cada paso busca la excusa, el pretexto y si no lo consigue recurre a la provocación, y cuando nada le da resultado, entonces sale con una infantilidad, que al conocerse y causar efectos risibles, entonces permite pensar si la persona está en sus plenos cabales para dirigir una nación, como es Brasil, ya que, el argumento para oponerse a la incorporación de Venezuela, al grupo de los BRICS, no tiene pie ni cabeza y cuidadito si la edad, le está jugando una mala pasado, porque si nada de esto es cierto, entonces los halagos y piropos del imperialismo lograron su cometido, hasta calmar sus andanzas en el movimiento revolucionario.
Este paso hacia atrás, como impulso para emprender una desenfrenada carrera, con el único propósito de cumplir con el vergonzoso papel de títere del gobierno de los Estados Unidos, ha despertado reacciones encontradas, pero en medio de esa confrontación comunicacional, la podemos bautizar, como (El efecto Lula) pero el primer golpe lo ha recibido el que prendió la hoguera, porque cada momento se presentan los descontentos echándole leña por una acción vil, de quien no puede apartarse, como lo está haciendo en estos momentos al sumergirse en un profundo silencio, pero de nada le sirve, ya que, los resultados de las elecciones municipales están anunciando los primeros campanazos, como aviso golpeando al propio partido del tránsfuga incitador, y eso, que la candela apenas está comenzando en los predios, donde se cree dueño, amo y señor.
La actitud recalcitrante asumida por Lula, en contra de Venezuela, en primer lugar trató de envolverla en los resultados electorales, que, le dieron el triunfo al presidente Nicolás Maduro, para desconsuelo y dolor del imperialismo, y más aún, cuando parecía imposible callar la cola de llorones, encabezada por la inhabilitada y el tal Edmundo, que, como buen mercenario salió de la nada, porque el balde de agua fría, con el cual, Lula, pretendía enfriar al presidente de los venezolanos: Nicolás Maduro, contrariamente se revirtió, hasta meter en un profundo silencio a los que no callan y prácticamente los ha terminado de enterrar; ya que, nadie puede entender la metida de "pata" de Lula y menos a los que lo apoyan.
Ha quedado en lo claro, alumbrada por un intenso sol del mediodía en época de verano, la verdad de la malévola tramoya de Lula, y sus repercusiones en contra de los que quieren detener los movimientos en defensa de la paz y de un mundo de equilibrio económico. Desde el mismo momento de conocerse la no incorporación de Venezuela, en el grupo BRICS, por los caprichos vetustos de Lula, se ha levantado un verdadero movimiento de apoyo al Presidente Maduro, el cual va creciendo, porque se afianza en una necesidad histórica, como es de hacerle frente a la manera, como el imperialismo apabulla a los pueblos, con la dolarización y en estos momentos lo estamos viviendo y sufriendo en carne propia los venezolanos, cuando aplican un paralelo, que ha hecho olvidar al tal (dólar Today) pero, es el mismo parapeto disfrazado en tiempos de las sonadas brujas.
Lula, como político se ha enterrado antes de tiempo, ya que, los movimientos en contra del dólar, se están levantando a la velocidad de los huracanes de esta época. Lo único, que le falta para realmente declararse un auténtico pitiyanqui, es dar alguna señal de adhesión a cualquiera de las candidaturas, que en estos momentos se disputan el inquilinato de la Casa Blanca. La pobreza de Lula, es incomparable antes las favelas del gigante sudamericano, porque, los pobres del Brasil, viven con dignidad en medio del cerco comunicacional impuesto por los grandes medios, que todo lo quieren tapar. Lula, de ahora en adelante va saber, lo que es formar parte de los traidores de un país con ansias de libertad, que no pierde la alegría, ni siquiera en los cinturones de miseria de las grandes cuidades, como lo reflejan las estadísticas. Lula, en nombre de dios, está defendiendo al diablo, el cual no es otro, que el propio imperialismo.
En estos momentos, cuando el dólar aumenta en relación con el bolívar, produciendo sobresaltos en nuestra economía, parece una casualidad, pero después de la soberana evacuada de Lula da Silva, muy lejos de la reunión del grupo BRICS, me atrevo asegurar, que es la propia realidad gestada con mucha anticipación por un traidor al servicio de los intereses imperiales y sin nada que envidiarle a María Corina Machado y su aberración de candidato. Lamento mucho, por los que no abren los ojos, para culpar de todo al presidente Nicolás Maduro, quien ha demostrado el temple y el pundonor necesario para buscarle las soluciones a los graves problemas del país. Seguimos empujando la carreta con todos los sobresaltos, pero no piensen nunca en la claudicación del presidente y menos, cuando ha salido fortalecido de unas elecciones y del panorama alentador del grupo BRICS.
Narciso Torrealba
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